Flor de piel.

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Seamos realistas.

Flor de piel.

24 de Agosto, 2007.

—¿Porque escogiste estos sabores para tu pastel?... —Preguntaba Mello mientras miraba abstraído su tenedor con una fresa clavada en ella y chocolate negro escurriéndole—

—Roger me hizo escoger y preferí algo que pudiéramos comer... —contesto tranquilamente mientras se ensimismaba más y sus oscuros ojos se perdían entre las luces del atardecer que entraba por las transparentes cortinas blancas—

Mello le miro y una sonrisa socarrona se asomo por su rostro, a lo que Near no volteo ni se percato de ello.

—Sí, pero ¿porque con fresas?, las fresas no me gustan, las e probado con todo y siguen sin gustarme.

—A mí me gustan las fresas...

Ese día en especial Mello había dejado olvidados todas sus responsabilidades y como era de costumbre en el orfanato se horneo un enorme pastel con fresas y una gruesa capa de chocolate derretido, chocolate negro, agrio, justo el favorito del rubio. Al ser servido el pastel en la mesa y después del canto estruendoso de los niños, Near se retiro con la rebanada en su plato y como un fantasma se deslizo con cautela hacia los pasillos dando a las habitaciones, sin percatarse de los pasos lentos e insonoros que le seguían. Entro junto a Mello y al final terminaron de ese modo, sentados uno junto al otro usando como respaldo la pared paralela al costado derecho de su larga cama.

Pero algo era importante, Mello parecía contento.

—Por eso no me gustan las fresas, son tan desagradables al resbalar por la lengua, no es que las odie es solo que no me gusta su sabor pero si me gusta, me gustan con crema o azúcar, con chocolate son desagradables, ya lo intente...

Una conversación tranquila con Mello era de lo más extraño, pero con el tiempo aprendí que encontrarnos de este modo era de lo mas pacifico y agradable que se pudiera encontrar en el orfanato, sin estarnos matando entre los pasillos ni escucharlo gritar por todo el lugar.

—No entiendo como a la gente le gustan las fresas...

Arrugaba el entrecejo mientras metía el tenedor con una fresa clavada dentro de su boca y la masticaba con los brazos cruzados. Su espalda estaba recargada contra la pared y la ventana de esta misma hacia que las cortinas transparentes rozaran parte de su brazo derecho.

—No están tan mal...

Giro su rostro y choco su mirada con la mía. Mello se alzo de hombros y continuo con su discurso.

—No entiendo como a la gente le gusta...

Ver a Mello divagar sobre esa clase de cosas era incluso gracioso, verle así, tan relajado con su ropa negra contrastando junto a la mía. Entre sus manos un plato de porcelana con una rebanada de pastel con chocolate y fresas, con una de sus largas piernas estirada y la otra ligeramente doblada. Era relajante.

—Dices eso pero un así lo estas comiendo.

Near tenía el plato frente de si, sin probar ni un bocado aun, su mirada se encontraba perdida hacia la nada y como de costumbre sus brazos rodeaban su pierna izquierda hacia su pecho.

—Oye, enano.

Giro sus orbes oscuras y un tenedor con sabor a fresas entro bruscamente en su boca, sin tiempo ni saborear, trago sintiendo los labios de Mello reemplazar el fierro del tenedor sobre los suyos propios en un movimiento veloz que no logro distinguir. Una mano de Mello se deslizaba suavemente por su mejilla derecha, sentía sus mejillas arder ante el contacto. Miro a Mello separarse apenas un par de centímetros de sus labios mientras le miraba admirar las suaves mejillas centellantes y los labios entre-abiertos con la mirada perdida ante sus ojos.

—¿A ti te gustan así?..

Su tibio aliento con el aroma a chocolate impregnado en el, chocaba sobre su rostro como un suspiro, no respondió y Mello no esperaba que respondiera.

Volvió a besarle, esta vez de un modo más brusco y rápido que el anterior, empujo su cuerpo con el suyo haciéndole caer hacia el frio suelo de madera, son sus manos a los lados de los cabellos albinos y las pequeñas pálidas manos ejerciendo una suave presión sobre su pecho. El beso continuo, cada vez más suave y desesperado que en un principio, mordió su labio inferior haciéndole abrirlos en un suave quejido y una mancha de sangre sobre sus pálidos labios, la lengua de Mello aprovecho oportunidad y Near cerró los ojos al momento.

Así. Con el paso de los segundos, uno tras otro, Mello se separo suavemente del albino que ahora tenía las manos entre los cabellos dorados. Near abrió los ojos con lentitud, con unas inmensas ganas de preguntar, pero el nerviosismo dentro de si era tan grande que solo podía mirar el cielo estrellado en los ojos de Mello.

Las mejillas sonrosadas y la mirada perdida embelesaban la mirada de Mello hasta que por dentro se hizo reaccionar.

—Feliz cumpleaños... estúpida pelusa...

Los ojos del albino se abrieron un poco mas y una sonrisa que jamás había admirado, sin dejes de sarcasmo, se asomo en su rostro, y un ligero empujón en las hebras doradas le hicieron retomar el acto, un nuevo beso lleno de suavidad y emociones que Near no trataría de explicar en ese momento, porque así eran las cosas con Mello, a veces era mejor no buscarle explicaciones a todas sus acciones.

—Gracias... Mello...

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N/A

¡¡¡Rápido!!! jajajajaja

No sé que decir sobre esto, igual siempre dejo notas de autor y nadie las lee, ya tengo parte del siguiente capítulo de este y estoy emocionada porque la cosa comenzara a ponerse gruesa e intensa y mas porque por algo se llama "seamos realistas".

Si les gusta o no háganmelo saber, y les agradecería una opinión o algo... enserio...

¡Besos!

**Peith**




Seamos Realistas. || Editando ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora