Capítulo 9: El Recado

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POV Gajeel
En cuanto el médico me dijo que podía ir a ver a Juvia salí corriendo de mi habitación hacia la suya. Tenía unas ganas inmensas de verla y asegurarme de que estuviera bien.
Entré en su habitación sin llamar a la puerta y la encontré leyendo un libro sobre la cama. Me abanlancé sobre ella para abrazarla. Ella me sonrió y me correspondió el abrazo.
-Me alegra de que hayas venido-dijo sonriendo.
La abracé más fuerte.
-Siento lo de la misión-dijo con lástima.
Yo negué con la cabeza y la dije-Laxus Dreyar fue encarcelado y tú no tienes porqué preocuparte, prefiero que esos desgraciados sigan en la calle a que tú estés muerta-le susurré abriéndole totalmente mi corazón.
Ella sonrió y me dio un pequeño beso en la mejilla.

POV Lucy
Estaba muy aburrida en aquella casa y echaba de menos a Virgo, a Leo,a Aries... a mis amigos en general, pero sobre todo a mi hermano Laxus. Esperaba que pudieran liberarle pronto, estaba segura de eso. Natsu nunca dejaría a Laxus en la cárcel, aquel pelirrosa tenía muchos defectos y entre ellos estaba su cabezonería. Sonreí, recordé cuando éramos pequeños y jugábamos a que él era mi príncipe y yo su princesa, pero por circunstancias de la vida él y yo nos enfadamos y hasta que Laxus no había concertado un matrimonio entre Gray Fullbuster y yo, no nos habíamos dirigido la palabra.
Suspiré, ¿Por qué pensaba en aquel idiota?

POV Natsu
Tenía ya casi todo hecho, Ever llamaría a Bickslow y nos reuniríamos en la tienda de Evergreen. Ahora sólo quedaba hacer el pequeño recado de Lyon y podría por fin descansar.

Saqué el papel del bolsillo y metí la dirección en el GPS.
Tras cuarenta minutos interminables llegué a una gran mansión que estaba vallada. Ya entendía porque Lyon me había pedido el favor y no había mandado a uno de sus hombres o a su primo. La casa estaba a dos calles de la casa Dreyar. Seguramente muchos policías estarían vigilando la zona todavía. Era peligroso para mí aquel trabajo, pero no creía que me atrapasen. Por desgracia no disponía de explosivos, me encantaba como hacían ¡Bum! Y al segundo cubrían todo con fuego, desde pequeño, tenía una especie de obsesión con este elemento.
Cogí una caja de cerillas que siempre llevaba conmigo y con disimulo salté la valla. Seguramente con las medidas de seguridad de la policía habrían tenido que disminuir las suyas para que no les pillasen, así que sería fácil infiltrarse en la casa.
Destrocé una ventana del primer piso con mi puño desnudo, no pude evitar clavarme algún cristal. Mi mano empezó a sangrar pero no le presté atención.
Cogí una cerilla y la eché sobre el suelo, enseguida el piso empezó a arder. Sonreí me encantaba observar la danza de las llamas. Ojalá pudiera dominar el fuego.
Salí rápido de allí, pronto se darían cuenta del fuego.
Incendié otros lugares de la casa con las cerillas. Por último salí e incendié la puerta principal. Tiré varias piedras a las ventanas de la misión y las rompí, necesitaba que el fuego se alimentase y así no podrían cerrarlas. Pronto se empezaron a oír los gritos desesperados de las víctimas, el trabajo había sido completado.
Me fui de allí antes de que llegaran las autoridades, lo que menos necesitaba era que me pillase la policía haciendo un favor a Vastia.

POV Gray
Llegué al centro comercial. Nadie me miraba, todo estaban pendientes de sus amigos y familiares y concentrados en pasárselo bien. Les observé con cierta envidia, yo nunca había tenido una familia alegre ni había podido reírme sin preocupaciones con mis amigos.
Me senté en una mesa de una heladería a esperar a que me atendiesen. Era una heladería pequeña y coqueta que servían los mejores helados de la ciudad. Siempre iba allí y me tomaba un helado para relajarme. Me encantaba que fuera invierno, la gente no comía helados con este tiempo lo que hacía que pueda estar casi a solas comiendo el helado.
-Buenas señor ¿Qué desea?-dijo la camarera amablemente.
-Tres helados extra grandes de chocolate si es tan amable-dije cordial.
La camarera tomó nota y asintió. Normalmente no me pedía tanto helado, no tenía el estómago tan grande. Pero ese día era una excepción,  no había logrado dormir. La pregunta de que si la mujer más hermosa que había visto en la vida había muerto no me dejaba tranquilo. Pocas veces me preocupaba por algo por lo que no entendía ¿Que me estaba pasando?
El camarero trajo el helado y le pagué justo y le di la propina, se la había ganado.
Comí el helado y como siempre me distraje de todos mis pensamientos. Fue un auténtico alivio para mi mente.

POV Jellal
Fui hacia la oficina de Elfman Strauss para que fuese a buscar a Laxus Dreyar, ya me tocaba hacerle el interrogatorio. Llegué al despacho y llamé pero no fue Elfman el que me abrió la puerta.
-Buenas Jellal-me dijo con una sonrisa.
Mirajane Strauss tenía una sonrisa para todos, incluso cuando su hermana pequeña fue secuestrada ella siguió mostrando su sonrisa, aunque la mayoría de la gente sabía que era pura fachada para que nadie se preocupase por ella.
-¿Y Elfman?-le pregunté directamente.
-"Buenos días a ti también Mira"-dijo la mayor de los Strauss imitando mi voz.
Solté un pequeño gruñido.
-Elfman está llevando a Erza Scarlett a su celda.
Asentí y me senté en la mesa a esperarle.
Un silencio se extendió entre los dos hasta que por fin llegó Elfman. Ninguno de los dos teníamos nada que decirnos así que habían sido varios minutos bastante incómodos.
-¿Por qué has tardado tanto Elfman?-le pregunté cuando entró por la puerta.
-Scarlett se ha vuelto a desmayar y la he tenido que llevar a la enfermería, en un rato volveré a por ella y la llevaré de vuelta a la celda.
Asentí. Antes de que pudiera hablar fui interrumpido por Mirajane-¿Qué ha sido de los saludos? Un "Hola" "Buenas" ¿Dónde se ha ido la educación?-protestó, aunque parecía que se dirigía a las paredes en vez de a nosotros.
-¿Me puedes llevar a Laxus a mi sala?-le pregunté sin prestar atención a Mira.
-A veces me siento ignorada-dijo Mirajane aunque ninguno la hizo caso.
-Por supuesto, en cinco minutos lo tiene allí-dijo Elfman y salió rápidamente de su despacho sin despedirse.
-Parece un rinoceronte-comentó su hermana suspirando.
Abrí la puerta del despacho y antes de irme me despedí de ella, fui algo seco.

En el amor y en la guerra todo vale (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora