Capitulo 2

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Ese recuerdo me llena de lágrimas ¿quien iba a pensar que yo, su propio hijo, de alguna o otra manera provoque su muerte? Esta pregunta me atormenta a todas horas, cuando veo los tulipanes que mi mama tanto amaba, o veo el deporte favorito de mi padre, es cuando mas lo recuerdo y me arrepiento de no poderles haber dicho que no fueran.

Hay muchas cosas que no recuerdo de lo que paso después. Mi psiquiatra me dice que, de alguna manera, mi subconsciente ha creado una barrera en mi memoria, de modo que los recuerdos de esa terrible época están bloqueados.

En este instante estoy en mi recamara, un lugar donde no debo fingir para ser aceptado socialmente. Estoy escuchando mi canción favorita "Break", de Three days of grace, cuando Tom (mi odioso primo) entra y me empieza hablar.

-¡Hey fenómeno! Mi mamá dice que vayas a limpiar toda mi habitación.- Me dice, al parecer, aparte de mis compañeros de clase, el también piensa que soy un fenómeno.

-¿y porque he de hacerlo? - le respondo, en este momento , después de recordar lo de mis padres, no estoy de humor para soportarlo

-Porque mi madre, la dueña de esta casa y la que te esta dando un techo y comida, te lo esta ordenando.

-¿A si? Pues dile a la "dueña de esta casa" que no me meta en los desastres personales de un mocoso precoz.- le respondí, creo que me excedí un poco, pero a estas alturas ya no puedo echarme atras.

Tom, con su regordeta cara y una mirada de incredulidad que después se convierte en fastidio, me grita:

-¡Eres un estupido, Oliver Heartwood! ¡y es mejor que te prepares, porque en este instante le diré a mi madre todo lo que me acabas de decir! - Grita Tom, que después cierra la puerta tan fuerte que la ventana de mi habitación tiembla.

Tom es un chico de apenas 14 años, le dije precoz porque la otra vez que me pusieron a limpiar su habitación vi una revista pornográfica demasiado detallada para su edad con un poco de sus restos asquerosos y poco agradables.

Lo escucho bajar las escaleras muy deprisa, después oigo murmullos.

-¡Oliver, baja ahora en este instante! - gritó mi tía con su aguda voz la cual me parece mucho a la de la famosa caricatura de "Mickey Mouse".

¿Que voy a hacer? Mi tía me odia desde que tengo memoria y ese veneno que tiene contra mi se lo esta transfiriendo a su propio hijo. ¿Que habré hecho yo, para merecer esto?

Después del funeral de mis padres, yo no entendía muy bien las cosas hasta después de unos años, en los que empezarían mis cambios emocionales y necesitaría cada vez mas de ellos.

La vida me ha enseñado a mantenerme de pie y ser frío para que las personas no me lastimen de nuevo.

Bajo las escaleras y veo una figura regordeta, con el pelo rubio oxigenado y una mirada fulminante hacia mi persona. En este momento no me importa nada, ni siquiera los regaños que viene de mi tía.

-¿Me puedes explicar porque rayos acabas de ofender a MI hijo? -Me dice, creo que se lo ha tomado muy en serio.

-El me insulto pri...

-¡Me vale un coño lo que te haya dicho! Aunque te estuviera casi matando, tu no debes de ofenderlo porque esta es SU casa y gracias a dios el si tiene una madre que lo defienda ante todo ¿Me oíste? ¡Ante todo¡

Creo que en verdad supo que decir, porque lo que dijo... Dios, me dolió mucho

-Esta es una actitud demasiado infantil, tía, es como si se empeñara en ser más cruel de lo normal - le conteste. Con mi madre nadie se mete, para mi ella fue la mejor persona que pude haber conocido, divertida, amigable, comprensiva. Todo lo contrario a mi tía.

-¿Que dijiste, mocoso estúpido? ¡Estas en mi casa, y mientras estés aquí te enseñaras a respetarme, sea por las buenas o por las malas!- Me contesta, con un aire de superioridad.

-Me temo, tía, que el respeto de gana,y usted, lo único que ha ganado de mi, es que le tenga desprecio y en verdad siento lastima por usted. Y si, lamentablemente estoy en su casa. No se en que estaba pensando mi madre cuando la puso a usted, la persona mas mortífera y repugnante que conozco, a cargo de mi cuando murió.

Mi tía se quedó paralizada, al parecer no esperaba tanta falta de respeto de mi hacia ella, pero después de unos segundos se puso furiosa y me gritó

-¡Largate a tu cuarto, Oliver Heartwood! No cenaras esta noche por tu falta de consideración y respeto.

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