13. De compras

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Mientras caminábamos lo ví. Era un hermoso vestido rojo, ajustado en una escuálida y perfecta maniquí. Ana, al verme mirando el escaparate atontada, me tiró del brazo hasta estar dentro de la tienda.


+ Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarla? -dijo una dependienta maquillada en exceso-.

- Buenas tardes... Me había gustado ese vestido rojo que esta ahí en el escaparate, pero no creo que haya de mi talla...

+ Tenemos un amplio abanico de tallas, por eso no se preocupe. Sólo dígame cuál es su talla y no se preocupe por el resto.

- Una 42. -Fue decir eso y la dependienta en cuyo cartelito dorado se leía que se llamaba Carmen, me miró con los ojos como platos... Por gorda.-. 

+ Aquí tienes.


Entré en el probador mientras Ana me esperaba apoyada en la pared de enfrente. Me puse el vestido y me miré al espejo. Me quedaba bastante grande, así que decidí, cometer una locura y arriesgarme a pedir una talla menos para ver si entraba en ella. 

Se lo pedí amablemente a Carmen, que me tendió un vestido más pequeño con una sonrisa. Me lo puse y salí del probador para hacer más poses frente a un espejo a ver como se adaptaba el vestido.


+ Perdona que me meta, pero creo que una talla menos te ajustaría y favorecería incluso más que esa... -comentó Carmen-.


Casi me eché a reír en su cara. ¿Yo dentro de una 38? ¡Ni en mis mejores sueños! Aún así, puestos a hacer locuras, ¿por qué no intentar meter mi horrible grasa ahí? Y lo logré. El vestido estaba a punto de reventar por algunas zonas pero cabía en él. Lalalalalala, quepo en el vestido, ya me cabe una talla con el número 3, lalalalalala. Enhorabuena. Pero a pesar de ello no pensarás que tienes cuerpo para ponerte ese vestido, ¿verdad? Cómpralo en una 36. Quizá entonces te lo puedas poner sin provocar el vómito. Otra vez Ana dando por culo. Vete. Como si fuera tan fácil deshacerte de mí querida. Me voy a casa, pero no de tu mente. Chao.

Me cambié y me dirigí a la caja. Me había sobrado algo de dinero, así que podía costeármelo. Carmen se disponía a envolvérmelo.


- ¡Ah! Pero en vez de una 38, dame una 36...


Felicidades Ana. Te has vuelto a salir con la tuya.


Ana me amaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora