5. Mi nueva vida diaria (parte II)

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Ana me hizo sentarme en el escritorio y ella se sentó a mi lado. Abrí el pórtatil y entré a Google.

-Querida, te voy a enseñar la que debe ser tu mayor motivación a partir de ahora. Ponte en Google Imágenes y busca thinspiration.

Eso hice. En unos segundos aparecieron ante mi miles, ¡qué digo miles! millones de fotos de mujeres de cuerpos perfectos: vientres cóncavos, piernas con un hueco entre ellas (que Ana me dijo que se denomina thigh gap), huesos de clavículas extremadamente marcados (según Ana, collarbones)... A la mayoría de esas mujeres no se les veía su rostro, sólo sus hermosos cuerpos de piel de seda y marfil cubiertos de ropa hermosa. A las que sí se les veía su rostro, eran mayoritariamente modelos como Kate Moss, Alexa Chung e algunas no tan conocidas.

-Son perfectas, ¿verdad? Esa es tu meta, la perfección. Un día, si haces todo lo que te digo lograrás ser así. Imagínate. Serías una chica muy envidiada y querida. Eso es lo que buscas, ¿no? -dijo Ana mirándome-.

Asentí. Sí, haría caso a Ana hasta lograr eso. Realmente mirar esas fotos me había motivado a seguir con la dieta detox de las manzanas. Y empecé a sentir curiosidad por cuanto pesaría mañana. Si con una dieta sana pierdes alrededor de 200 gr a la semana, con una de este tipo imagino que será mucho más, como 500 gr cada día o algo así.

El resto de la tarde lo pasamos Ana y yo imprimiendo thinspo y pegándolas en una libreta vacía que tenía formando así un bonito collage. Hasta que Ana se tuvo que ir, a su casa supongo. Entonces volvió a estar solo su voz en mi cabecita.

Mi madre llegó a casa sobre las ocho de la tarde y fue a la cocina.

-Verónica, ven un momento.

Bajé las escaleras y allí me encontré a mi madre, con los brazos en jarras.

-¿Qué pasa mamá?

-¿Me puedes explicar que significa esto? -dijo señalando la olla que había en el mármol de la cocina-.

Mierda. Me había olvidado de hacer algo con "eso". Miente, rápido. ¿Qué quieres que le diga? No se creerá que no lo he visto... Dile que hoy después de clases has ido a comer con Natalia. Tu madre nunca pensaría que no has comido o que has comido solo dos manzanas en todo el día. Al menos con toda esa grasa rodeándote, nunca.

-Es que después de salir del instituto he ido a comer con Natalia y cuando he vuelto, lo he visto... Lo siento mamá.

-Oh, cariño... No pasa nada, pero si vas a comer con alguien avisame antes para que no cocine... Ven, dame un abrazo.

Me sentía mal por engañarla, pero peor me hacían sentir todos mis kilos. Cuando seas delgada ya no hará falta mentir más. Piensa que todo esto es por tu bien, una amiga de verdad nunca le desearía el mal a su amiga, y yo soy tu única y verdadera amiga. Dile que a partir de hoy vas a comer cada día con la zorra delgada de Nati.

- Mamá, pues la verdad es que a partir de ahora vamos a comer cada día juntas en la cafetería del instituto, igual ya sabes que no es muy caro comer allí.

-Está bien tesoro, entonces ya no hará falta que te cocine cada día, ¿no? -negué con la cabeza y prosigió- . Bueno Vero, ya te puedes ir a tu habitación, ya debería ir haciendo la cena para tu padre y para mí. Tú, ¿qué quieres comer?

-La verdad es que no tengo hambre, creo que una manzana me saciará.

-Está bien...

Buena chica.

Me dispusé a encender la televisión para verla mientras me comía la manzana. Ni lo pienses. Comer con la tele encendida hace que el cuerpo no se de cuenta de que has comido, por lo cual sigues hambrienta. Desistí de mi acción y me empecé a comer la manzana en un triste silencio, sólo roto por la llegada de mi padre al hogar.

El día había sido muy largo y estaba cansada, así que fui a avisar que ya me acostaba y volví a mi habitación. Estuve un rato leyendo un libro y luego me fui a dormir, cayendo en un profundo sueño en menos de cinco minutos.

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¡Hola!

Sé que hacía tiempo (un mes o algo así) que no publicaba y lo siento mucho.

Gracias por los que habéis comentado, me alegro que os guste, igual que gracias por tantos votos jejeje. Espero que os guste este capítulo y pronto estaré por aquí.

Besos,

A.

Ana me amaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora