Perdido en su mirada V: Sentimientos

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Miguel:

Mi corazón latía fuertemente. Tenía mis ojos clavados en esa puerta donde estaba seguro que detrás, se encontraba Pablo. Las ganas de estar con el crecían a cada paso que daba, y un extraño cosquilleo se hacía presente en mi estomago y... en mi entrepierna.

Caminaba lentamente como tratando de no hacer ruido, aunque era algo tonto ya que con todo el escandalo que había en la planta de abajo, difícilmente podría escucharme. Estando frente a la puerta el nerviosismo se apodero de mi, además que las copas que traía encima no ayudaban del todo a coordinar mis ideas.

Me decidí entonces a ser algo cortes y tocar la puerta antes que nada, ya que de lejos esta parecía estar entreabierta, pero no era así. Aspire gran cantidad de aire y lo exhale fuertemente para tranquilizarme y tomar algo de valor. Sentía como el cosquilleo en mi entrepierna iba aumentando progresivamente, así que baje un poco mi cabeza y mire a mi "amiguito" con reproche, ya que no era el mejor momento para que este hiciera de las suyas, pues estaba por ver a Pablo y seria raro charlar con el teniendo una notable erección entre mis piernas.

Pero al concentrarme del todo en ese peculiar cosquilleo me di cuenta que no era causado por mi "amiguito", si no que provenía desde el interior de mi bolsillo... ¡Mi celular! -Exclame mientras metía una mano en mi bolsillo para liberarlo de mi ajustado pantalón.

Con todo el ruido de la música que provenía de abajo, no pude escuchar la melodía que uso de tono de llamada, pero por suerte vibraba... y mucho, así que pude coger la llamada antes de que esta se cortara.

-¡Hola! ¿Quién habla? -Exclame de pronto ya que con la apuración de coger la llamada ni siquiera vi la pantalla para saber de quien se trataba.

-Bue...ches...Mig...tima... nese...ta -Fue lo único que alcance a escuchar por la diminuta bocina de mi celular. Me sentí molesto al instante ya que me resultaba imposible comprender a esa persona con todo el escandalo que había en la casa. Me aterro la idea de entrar en la habitación donde según yo, se encontraba Pablo, así que decidí correr a unos cuantos metros por ese largo pasillo de habitaciones y me adentre en una que parecía de menor tamaño, corroborando así mis sospechas de que se trataba de un baño.

Cerré la puerta de un portazo, ocasionando que el nivel del ruido disminuyera considerablemente a tal punto de escuchar solamente el ritmo de la música en un tono como hueco, gracias a las macizas paredes de concreto que rodeaban la habitación.

-Disculpa, no pude escucharte bien... ¿Quién eres? -Pregunte una vez más con mi habitual tono de voz.

-Buenas noches Miguel, habla el padre Fátima... perdón que te moleste a esta hora, pero volvió a hacerlo... y solo quiere verte a ti. ¿Crees que podrías...? -Pregunto el Señor Castillo dejando la pregunta en el aire.

Sabia de que hablaba, por tal motivo no hacia falta recalcar lo que le sucedía a mi novia. No pude evitar preocuparme terriblemente, ya que pocas veces el Señor Castillo había recurrido a mi, solo cuando las crisis de Fati se tornaban fuertes, y yo era el único que podía calmarla. Además que su tono de voz dejaba entrever que la cosa era en verdad grave.

-No señor, no se preocupe... ¿Ella esta bien? -Pregunte tímidamente, aunque ya conocía la respuesta.

-Quiero creer que si Miguel, ya le di su medicamento y espero que con eso se tranquilice... pero por si las dudas, a ella le haría muy bien verte, sabes que puede recaer en cualquier momento -Explico el Señor Castillo serenamente, aunque se contenía para evitar que su voz se quebrace.

Fátima, mi novia, sufría desde hace varios años de crisis nerviosas causadas por la trágica muerte de su madre y su hermano mellizo en un accidente automovilístico, cuando estos, incluyendo a Fati, regresaban algo tarde de un torneo de baloncesto. Fátima fue la única que logró salir con vida, y según el Sr. Castillo, los bomberos que ayudaron a sacar los cuerpos del auto, la encontraron en un estado traumático causado por el shock de ver a su madre y a su hermano morir frente a sus ojos.

[GAY] Perdido en su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora