—No sirvo para esto; simplemente no. Estoy harta, no entiendo ni una mierda, no vale la pena perder tiempo con esto. — escupo con enojo. Por dentro siento un coraje que retuerce mis entrañas y tiro el libro en la mesa.
Melanie bufa con fuerza a mi lado, tal vez tan fastidiada como yo o tan sólo para calmarse y no golpearme.
—¡Así es esto, Kristen! A la primera no lo comprenderás pero lo harás al fin de cuentas. Yo lo hice. — trata de excusarse, pero tengo tanto veneno que puedo sacar mi mierda hasta en lo más positivo.
—Claro que lo haces; tú llevas una rutina y esa jodida cosa.
—Carrera Kristen, esa jodida cosa que llevo y por la que lucho tanto se llama carrera. — está enojada. Me he pasado explotando una vez más sobre ella diciendo lo que no debo.
—Lo siento, sólo es..., ah no puedo hacerlo.
Cada tres semanas Melanie llega con una pila de libros y apuntes. Me explica temas importantes que ha visto en su universidad, los practico varias veces, poniéndome ejercicios como si estuviera estudiando y aprobando mis exámenes. Me ha dicho que estudiar y aprender es algo indispensable para mí, y lo es.
La inteligencia puede ser la arma más poderosa y engañosa que pueda existir. Puede servirme para mi trabajo, sin duda alguna. Pero he perdido el hilo, los temas cada vez son más complicados y confusos. Parece que en cualquier momento me explotará el cerebro, o arderá en llamas de tanto querer trabajarlo. Impaciente y dramática; cuando se apoderan de mí no son buena combinación.
Mi madre me dijo que siempre aprendiera. Que mientras mi mente sepa más, más sabré como vivir una vida feliz. Que los problemas con facilidad los haré volar, pero nunca me dijo como controlarme cuando el problema para muchos soy yo.
Melanie estudiaba en una prestigiada universidad. Lo era ya que su carrera era arquitectura, tan sólo de imaginarme que yo trataba de tomarle el ritmo a una carrera así, me volvía loca.
Esto por supuesto, nos beneficiaba a las dos. Yo aprendía y ella repasaba, después sus pruebas no eran tan pesadas ya que las habia estado estudiando, y que mejor manera que explicando a alguien como yo, con la mente en blanco.
Desde aquel día que llegó con una sonrisa de oreja a oreja, diciéndome que tenia una de las mejores notas de su clase, me pidió que se volviera una rutina. No me negué. Me sentí muy bien al terminar de dar por hecho que aprendí algo nuevo y al ver su felicidad genuina.
Decido retomar nuestra pequeña clase porque no quiero empeorar las cosas por un capricho mío. Pasan los minutos y aunque siento que la cabeza me explotará van bien. De un segundo a otro, mi silencio mientras me concentro es interrumpido por el tono de mi móvil vibrando en la mesa. Lo tomo entre mis dedos y el verificador avisa que es Abraham. Significa trabajo.
— Hola, Abraham. — murmuro contra la bocina. Escucho ruidos del otro lado de la línea y me pica la curiosidad de qué está haciendo. Me siento en la silla y pongo mi mano en el frío vidrio del comedor.
— Estuve rondando por el edificio del niñito, y tuve información. Hoy tiene una reunión con sus amigos. En Palace, al rededor de las diez. — confiesa directamente. Frunzo mi ceño en modo de concentración —, también descubrí algo que necesitas saber para que no arruine el trabajo.
— ¿Qué es?
Toma una bocanada de aire y escucho que murmura algo, descubro que está en algún centro comercial haciendo compras y me estreso al escuchar tanto ruido.
— Está viendo a otra chica. No sólo eso, esa chica es como nuestra clienta. Salía de su edificio, caminó a una tienda de licores cerca de ahí y hablaba por teléfono. Sea con quién hablara, le dijo que no iba a parar hasta tenerla en su cama, y muchas mierdas más. Tenemos que averiguar quién es, lograr evitar que la engañé y que no interrumpa nuestros planes.
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Karma.
Фанфик❝ Ella es el karma. Ahora haría qué él pagara. ❞ Portada perfectísima hecha por la bella diosa: @blooadkins