Karma.

five

Tomo un sorbo de mi bebida y río por el tonto chiste de Louis, otra vez. Ese chico tiene un alma muy fresca y lo transmite a cualquiera. Recorro mi mirada por la hilera de testosterona curioseando el rostro de cada uno de ellos. Harry comenta en burla y todo se vuelve carcajadas otra vez. Lo veo un momento, apreciando su rostro de perfil y la sonrisa natural que adorna su rostro. Sus hoyuelos están marcados, demasiado y ríe de vez en cuando. Por un momento me doy cuenta que, sus amigos significan mucho para él, una bola de idiotas. Eso significa amistad verdadera, ¿cierto?

Me hundo en mis pensamientos con la mirada fija en el piso, y entonces como si de una libreta de notas se tratara, anoto en blanco dos palabras, agregando dramáticamente una caligrafía misteriosa rellena de un color rojo escarlata; sus amigos. Algo más que me puede ayudar para destruirlo. Mis macabros pensamientos son interrumpidos por una caricia en mi pierna, los dedos de Harry rodean mi muslo y aprieta un poco. Voltea su cabeza hacia mí y sonríe.

— ¿La estás pasando bien? — se acerca para susurrarme. Me hubiera conmovido sus palabras, como si él se estuviera preocupando de mí, si la estoy pasando bien o no, pero sé perfectamente que él tomará un no como oportunidad para largarnos de aquí y aprovechar para llevarme a su apartamento y terminar con sus ganas de animal al no poder controlarse, (sus palabras no las mías).

— Sí. — asiento con alegría en mi voz. —Son divertidos.

Por supuesto que yo no iba a tirar a la basura la oportunidad de mi venganza, ni de hablar con el precioso rubio, por supuesto que nada de eso.

Él sonríe —, Espero qué no quieras quedarte por mucho tiempo más, porque pronto nos iremos. Recuerda que me debes algo.— susurra en mi boca y rozo nuestros labios a propósito y gruñe— Hoy me lo cobraré.

— Encantada— digo.

De un rápido e inesperado movimiento, toma mi nuca entre sus manos y estampa sus labios contra los míos. Abre su boca en la misma acción y empieza a besarme con urgencia. Sus labios se mueven con intensidad y el dulce sabor me embriaga. Sabe a alcohol, a prohibición y al más delicioso veneno agridulce de todos. Le devuelvo el beso con el mismo ritmo. El vello que estuve observando una hora antes pica en mi barbilla y de una manera que no puedo explicar, hace que quiera más. Sus grandes manos toman con firmeza mi cintura pegando nuestros cuerpos. El tiempo parece eterno y nuestra falta de oxígeno golpea como las manecillas del reloj en mi cabeza. Lo empujo con fuerza cuando mis dos intentos anteriores fallan. Aspiro profundamente con fuerza y encuentro sus ojos obscuros como el infierno viéndome. Sus labios están hinchados completamente rojos, y captura entre sus dientes su labio inferior. Parecen horas mientras los dos nos observamos, ardiendo en deseo uno por el otro. Se acerca otra vez, nuestras narices rozándose y posa sus labios en los míos por largos segundos, con fuerza, como si rozarlos no fuera suficiente. Muerde mi labio inferior delicadamente y sonríe. Una voz varonil lo llama y no sin antes darme una mirada de advertencia de "no te dejaré ir" se da la vuelta, poniendo su mano donde anteriormente la había puesto. La calidez de su piel abraza la de mi muslo.

Ahora me pregunto como escapare de él, algo seguro que sé es que los hombres como él al satisfacer su jodido pene no vuelven a buscar. Son como unos niños en una heladería, no escogerán el mismo sabor cada que vayan, tienden a probar diferentes, claramente.

No puedo acostarme con él, si lo hago tengo que prepararme, preparar mi mente para al estar a punto de enrollarnos no echarme para atrás y mandar todo a la mierda, prepararme para darle su mejor acostón y me ruege tener más, a tal punto de que caiga en mis manos.

Pero, ¿cómo?, ¿cómo lo logro si yo no tengo una vida sexual experimentada como la de las putas con las que se acostumbra a enrollar? Por supuesto que tengo que hablar de esto con mi querida amiga, ella puede aconsejarme. Me volteo buscando a la mencionada en mi mente.