-¡¿QUÉ?! -gritó ___ exasperada mientras yo intentaba resistir una gran carcajada. -¡Eso no es verdad, Señor John!
-Claro que lo es -dije seguro. -Vamos, dile. ¿O que más pudo haber pasado, ___? -dije levantando una ceja, mientra miraba aquella sexy chica en frente de mí.
-Señor John...lo que pasa es que... -tartamudeaba un poco. Parecía tener una guerra interna sober qué decir. -Le temo a las cucarachas -dijo, y no pude evitar sonreír.
-Se quedarán aquí hasta que termine la clase, ¿escucharon? No quiero más ruidos. Y en cuanto a usted, Señorita Brooks, intente contener los gritos para más tarde, ¿escuchó? -___ y yo asentimos, y cuando finalmente John entró de nuevo al salón de clases, ella se dirigió a mí.
-No puedo creer lo imbécil que eres -expresó realmente enojada.
-¡Oh, vamos! ¿Me vas a decir que no le temes a esos bichos? -dije divertido.
-¡Pues... no! Apuesto que en cuanto vuelan tú estarías peor -dijo aún más divertida.
-¿Escuchaste al Señor John? -dije con una gran sonrisa. Ella parecía confundida. -Que intentes contener tus gritos para más tarde... -dije divertido.
-¿Qué pasa con eso?
-Oh, vaya que eres inocente... Podríamos ir a mi apartamento... nadie escucharía tus gritos y...
-¡Eres un pervertido! -dijo intentanto no gritar. -Aléjate -dijo y se sentó apoyada en unos casilleros que estaban situados allí. Me senté a su lado.
-No te preocupes, sólo bromeaba -no mentí. No creo que sea la clase de chica que va a tu cama luego de un solo día. -Además, no vivo solo...
-Vaya que eres malo poniendo tema de conversación -dijo risueña y me miró. Pude ver a través de sus ojos... y vaya que tiene unos hermosos chicos. Ella se sonrojó debido a mi intensa mirada y bajó su rostro, dirigiéndo su mirada al suelo.
-No sabes lo hermosa que eres... -susurré. ¡¿DE DÓNDE CARAJOS SALIÓ ESO?! Yo no se lo diría... me fue imposible no recordarle lo hermosa que es. Ella me miró y se sonrojó aún más.
-Gracias pero... no quiero ser "una más" de tu lista de conquistas -dijo, haciendo comillas con sus dedos; yo la miré extrañado. ¿A qué se refería? -Oh, vamos. Soy lo suficientemente lista como para darme cuenta que tienes a todas las chicas rendidas a tus pies. Y créeme, ya pasé por algo así... -dectecté algo de nostalgia en su voz, y como poco a poco su sonrisa desaparecía. -Y no quiero que se repita. Jamás. -La besé. No pude soportar nuestra poca distancia. La besé como si no hubiera mañana, pero ella se separó lentamente. Logrando que yo desee más sus suaves labios. Me miró un poco desconcertada. -Vaya que eres terco.
-Sí... -dije un poco ¿perdido?
-Que no se repita -dijo, dejando escapar un largo suspiro.
-Claro -dije no muy convencido. Ella me miró, alzando una ceja. Era obvio que lo repetiría. -Si lo hago de nuevo no es culpa mía, ¿okay? -dije y ella estaba apunto de hablar pero posé uno de mis dedos en sus dulces labios. -Besas bien... y ni siquiera deseas besarme -dije. Ella juguetona dejó un pequeño beso en mi dedo, y se alejó de allí. Me dejó... quedé como un estúpido en medio del pasillo hasta que sonó el timbre de salida. ¿Tan rápido había pasado el tiempo?
