Capítulo 2

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Mi habitación tenía baño propio, nunca había tenido un baño  propio,  es nuevo para mi, estaba ordenando mis cosas en la habitación y entra Gabriel, se tira encima mio y me lanza a la cama. 


-Tengo sueñito.- me dice haciendo un puchero, abrazándome por la cintura y apoyando su cara en mi cuello.


-Pues ve a dormir.- negó  con la cabeza sumergida en mi cuello.


-Mi  habitación es muy helada y tu estás calentita.-dijo.


-Bueno pero solo por esta  vez, no te vayas a acostumbrar.


Ya era tarde, había oscurecido, la  noche estrellada  se veía perfectamente desde mi ventana. Luego de alistarnos para dormir, nos acostamos y Gabriel me abrazó por la cintura.


-¿Crees que podamos tener una vida normal?, ya sabes después de lo que pasó.- preguntó Gabriel.


-Claro que sí.-dije.- si nos lo proponemos, todo se puede lograr.


-Eso me gusta de tí, siempre  eres tan positiva,  alegras cada día de mi vida.


-Lo mismo digo de tí, somos mejores amigos,¿no?.


-Por supuesto.- dijo el.


-Buenas noches.-le dije.


-Buenas noches, linda.


Por más que intentaba, no podía dormir, los ronquidos de Gabriel eran insoportables. Gabriel. Todos pensaban que éramos novios, bueno, actuábamos como pareja pero somos los mejores amigos desde que tengo memoria, lo único que él quería era protegerme, por eso estamos aquí, el quiere que esté bien y que me aleje del trágico recuerdo de la muerte de mis padres, aunque los dos sabíamos que olvidar lo que pasó con ellos era imposible. Poco a poco fui cayendo en los  brazos de Morfeo y quedé profundamente dormida.


Desperté por unos horribles ruido en la cocina, como de algo rompiéndose, sé que es Gabriel no tiene cuidado con nada, pero espera, el está aquí a mi lado, oh no, son ladrones.


-Gabriel, despierta.- dije sacudiéndolo.- hay alguien en la casa.


-¿Que?.- dijo tallándose los ojos.- iré a ver que pasa.


Me quedé en la habitación unos cinco minutos y sentí unos pasos subir por las escaleras, tomé mi bolso y me ubiqué tras la puerta, cuando entró a la habitación, le dí un fuerte golpe en la cabeza y el sujeto cayó al suelo.


-Ahh.- era un gemido de dolor de Gabriel.


-Upps, lo siento Gabriel.- dije ayudándolo a levantarse.- ¿Que había abajo?


-Nada. todo estaba intacto.- dijo calmado sobándose la cabeza.- Emma...¿ tomaste tus pastillas?


-Si, ¿porqué?


-Por nada.- dijo.- iré a preparar unas tostadas.


-Claro.


Gabriel iba saliendo de la habitación, cuando una sombra se posa tras él... oh no... era él, no de nuevo.

-Gabriel...-logro pronunciar, sin dejar de mirar la sombra tras él.


-¿Que?- se voltea a verme.


-Está atrás de ti.- Gabriel se da la vuelta.


-No hay nadie.


El demonio me miraba fijamente, me susurraba cosas que no podía entender, no lo aguante más y grité, el demonio me siguió hasta mi nueva casa, donde se supone que comenzaría mi nueva vida.


Lloré y grité mientras tapaba mis oídos, Gabriel se acercó a mi, me abrazaba y me hablaba, pero no lograba entenderlo, lo único que veía era ese maldito demonio, el que me ha seguido desde que tengo memoria me sonreía y se metía en mi mente, me hablaba.


-Mata a Gabriel, mata a Gabriel...- me decía repetidas veces, no, a Gabriel no puedo matarlo, lo mismo pasó con mis padres, pero nunca me había pedido a Gabriel.


De un momento a otro desapareció y las voces en mi cabeza también, un dolor de cabeza horrible me vino, me mareé y desde ahí ví todo negro.



¡SILENCIO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora