Capítulo 1

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Finalmente he terminado de desempacar mis maletas en el pequeño pero acogedor departamento que cuenta con un dormitorio, un baño, una sala junto con el comedor, y la cocina separada por una puerta. Todas las paredes pintadas de blanco y un pequeño balcón que da a la calle. Esto es más que suficiente para mí que junto con la ayuda de mis padres y lo que estuve ahorrando mientras estudiaba en la universidad de Fort Smith, el pueblo de Arkansas donde viví, pude alquilarlo.
El edificio realmente no es lujoso ni mucho menos, pero por el momento es más de lo que puedo pedir. Tuve que subir todas mis cosas por las escaleras al segundo piso ya que el ascensor se encontraba averiado, que según John el conserje como se había presentado, ya se encontraba averiado hace meses y que esperaba que lo reparen pronto al igual que los otros inquilinos.
Realmente lo que menos me importa es el lugar, estoy demasiado ansiosa por la entrevista de trabajo en una editorial que conseguí a través de Internet y que después de mucha búsqueda, y de muchos intentos fallidos pude dar con esta editorial que es lo más cercano que encontré disponible según mi carrera. Y no me importa tampoco empezar de cero, y desde abajo porque estoy segura que estoy aquí para llegar a ser una de las periodistas más conocidas de este país.
Va!
A quién voy a engañar? Hace meses estoy mentalizándome eso pero la verdad es que estoy con más miedo de lo que estaría cualquier otra persona en su primer entrevista de trabajo. Me cago en las patas!!

Estoy sola en una de las ciudades más grandes de Estados Unidos, sin un solo conocido, con mis padres y amigos a miles y miles de kilómetros de aquí. A decir verdad ya los extraño. Han pasado solo dos días que vine a New York, pero nunca he salido de Kansas, mis padres viven ahí y durante la universidad los veía muy seguido. Son dueños de un negocio de ventas de mercaderías agrarias, y de todo lo que se necesite para cuidar un campo o una estancia. Son conocidos por ello y por ser personas muy dedicadas al trabajo. Gracias a eso pude terminar la universidad, y trabajar en el negocio mientras podía me dio la posibilidad de ahorrar y poder alquilar este departamento, además de algo extra para comenzar mi vida aquí.
Les puso muy triste la decisión que tomé de venir a vivir aquí, pero en ningún momento dejaron de apoyarme. Siempre estuvieron, siempre están para mí.
Todo esto es realmente muy nuevo para mí. Pero pude averiguar todo a cerca de cómo movilizarme, de los restaurantes de mejor precio, de las tiendas de ropa con mejor precio, y también de algún lugar cerca de mi edificio para poder trotar al menos una vez al día.
De hecho encontré un parque que según investigue la gente va a trotar, caminar y pasar el día ahí con sus animales o sus hijos, ya que también cuenta con juegos de arena para niños.
Hoy estoy muy cansada para ir pero mañana luego de la entrevista pienso ir para despejarme un poco. Desde que llegue todavía no he tenido tiempo, ya que durante estos dos días estuve organizando todo el departamento y comprando las cosas necesarias para la semana. Esto de mudarse resulta realmente agotador, y eso que recién empieza.

Estoy tirada en la cama, mirando al techo con un nudo de sensaciones, no tengo idea de lo que me espera mañana y eso aún me pone más ansiosa ya que estoy acostumbrada a una vida planeada y plenamente organizada. Luego de suspirar como unas miles de veces, trato de no pensar más para así poder descansar.
Mañana me espera un gran día.

El sonido de mi alarma me despierta, y de un salto corro al baño a darme una ducha y poder estar lista para poder llegar antes de las nueve a la entrevista. Está demás decir que mi corazón está latiendo más rápidamente de lo normal y que necesito tranquilizarme si no quiero arruinar esto, vomitando frente al jefe de la Editorial. El vestuario que elegí ponerme, es acorde a la situación, o eso espero. Me decidí por una pollera entubada de color negro junto con una blusa blanca y un blaser negro. Un poco de rubor, máscara para pestañas, labial rosa pálido, agarro mi bolso y ya estoy lista para esto. Solo espero no desmayarme o algo por el estilo! Si, soy un poco exagerada.

Es un edificio realmente grande donde se encuentra la editorial, mucha gente entrando y saliendo. Me siento como tarzan en New York, literalmente.
Sé que no debo sentirme intimidada, ya que la decisión de estar hoy aquí fue completamente mía y en lo absoluto estoy arrepentida. Pero no puedo dejar de sentir los nervios a flor de piel.

Ansiedad mientras espero para dar la entrevista a la jefa de la editorial. Y después de dos mujeres de mi edad probablemente, finalmente es mi turno de entrar a la oficina.

Una mujer de no más de 50 años se encuentra sentada frente al escritorio y me muestra una sonrisa sincera mientras me acerco a tomar asiento frente a ella. Esa sonrisa ayudó a que me relajara un poco más y a que de esa manera pueda actuar con naturalidad.
Es irónico que siendo periodista sienta este tipo de nervios e inseguridad pero sé que al entrar en contacto verbal con la otra persona, las palabras empiezan a fluir de mi. Y los nervios terminar por rendirse. Es un tipo de adrenalina que me gusta sentirlo y que al final resulta de manera positiva.

Luego de hablar una hora o quizás un poco más a cerca de mis ideales y de lo que quiero y necesito para mí, con un montón de preguntas más. La jefa que se llama Mary Stuart dio por terminada la entrevista con un apretón de manos, y por lo que pude notar muy satisfecha con mis respuestas. Ya que salió de sus labios lo que tanto quería escuchar:

- Ana Collins, realmente pareces una persona dedicada, que va directo y sin pensar hasta conseguir lo que necesitas y quieres. Y eso es justamente lo que necesitamos aquí. Mañana a las 9 una de las oficinas ya estarán disponibles para que puedas empezar a trabajar.

Cuando había terminado de decirme, la sensación de felicidad había invadido todo mi cuerpo que necesitaba con urgencia gritarlo a los 4 vientos. Al salir de la editorial lo primero que hice fue llamarle a mis padres que al mismo tiempo que yo gritaron de felicidad. A mí madre la escuchaba sollozando mientras me felicitaba y a mi padre no lo podía escuchar más feliz. Me hubiera gustado compartirlo con Derek también, mi hermano mayor, pero había salido a hacer las entregas de los pedidos a los clientes. Luego lo llamaría a su celular.

Qué felicidad Dios mío!! Soy capaz de ir trotando desde aquí hasta el departamento, saltando y gritando. El único inconveniente sería que estoy en tacones, y que mi departamento se encuentra a 45 minutos de aquí en taxi. Así que no me queda más remedio que ir en taxi y luego salir a trotar al parque cerca de mi departamento.

Sonrío de oreja a oreja a John el conserje, quien me devuelve la sonrisa aún más grande si podía ser posible. Voy subiendo los escalones lo más apurada posible, porque de lo acelerada que estoy ni siquiera me molesta ir subiendo de dos en dos con mis tacones. Grave error. Sin asegurar el pie en uno de los escalones, y con lo apurada que iba, me resbalo llevando todo mi cuerpo hacia adelante, y eso no sería para nada vergonzoso si en ese mismo instante no se estuviera bajando una persona. Y eso no sería tan vergonzoso si no me hubiera quedado de rodillas y sosteniendo mis manos por las piernas de aquel hombre.

- Oye?! Te encuentras bien?!.- escucho una voz gruesa y masculina mientras poco a poco levanto la mirada mientras él intenta levantarme a mí.

Mi luz vs mi OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora