Capítulo 4

20 2 0
                                    




Luego de ir al súper a comprar lo que necesitaba para el departamento, decidí que iba a cocinarme la cena hoy, a pesar de haber sido un día agotador, cocinar me relajaba. Y por lo que me estoy dando cuenta, tendré que levantarme más temprano de lo acostumbrado para trotar ya que, entre llegar al departamento y hacer compras, se hacía tarde para ir a trotar al parque. Solo espero no tener que encontrarme con ese hombre otra vez. El horario al que había ido aquella vez, fue cerca del medio día, así que, con suerte. Ese seguirá siendo su horario.

Lo que no pensé, es que las bolsas del supermercado iban a pesar tanto. Maldita sea. Me quejaba mientras entraba al edificio. No quería aceptar la ayuda de John aunque me la haya ofrecido, apenas y podía levantarse de su silla el pobre. Frustrada empecé a subir los escalones cuando unas manos arrebatan las bolsas de mi mano.

- Que no John, no tienes que..- mientras giro mi cabeza para mirarlo y regañarlo me quedo con la boca abierta y sin decir palabra alguna.- Ian, no tenías que..

- Si que están pesadas Ana, de verdad lo trajiste desde el supermercado?.- dice mientras sube las escaleras.- Es que piensas ya comprar por todo el mes?.- Dios, esos brazos!.Concéntrate Ana.

- No Ian, eres exagerado. Sucede que hoy decidí cocinar.- digo sonriente.- Cocinar me relaja, y después de este día pesado con mucho trabajo, lo necesito. Aunque este un poco cansada, pero eso es lo de menos. De verdad que me gustaría quitarme estos tacones.- digo mientras me agacho para quitármelos, mientras seguimos subiendo. Él me mira de reojo y sonríe. Puedo ver todo el día esa sonrisa y no me cansaría. Diablos. me golpeo la cabeza con mis zapatos para reprender mis pensamientos.

Él se detiene. Gira y hace que choque contra su pecho. Duro y musculoso pecho. Y luego empieza a reir, realmente a reir.

- Qué?.- digo sin entender. Me miro para ver si tengo algo pegado a mi cuerpo o algo así.

- Ana.- dice calmándose.- Siempre eres así, no?- dice para luego retomar las escaleras.

- Así como?.- digo sin entender. - Hablo mucho, verdad?.- digo haciendo una mueca.

- Un poco.- dice.- Pero me gusta que seas así.- termina de decir pero no llega mirarme ya que, estoy detrás de el. Y ya estamos frente a mi puerta. Mi sangre se acumuló en mis mejillas y en el resto de mi cara. "Me gusta que seas así" . Mi corazón empezó a acelerarse y tengo ganas de gritar y dar saltitos  de felicidad. Dios! Parezco una adolescente con hormonas alborotadas.

- Qué cocinarás?-. vuelve a hablar, aclarándose un poco la garganta y abriendo paso para que pueda abrir mi puerta. Tímidamente paso a su lado, nuestros brazos se rozan y siento correr un poco de electricidad. Sé que él también fue consciente de eso, ya que apartó sus brazos de inmediato.

- Voy a hacer spaguettis con salsa blanca.- digo.- Te invitaría pero..

- Me encantaría probar lo que cocinas.- dice mirándome a los ojos.- Si así lo deseas.- Nos miramos a los ojos por unos instantes que fueron eternos, sacudo mi cabeza y lo dejo pasar, para luego soltar un suspiro. Como si hubiese contenido la respiración todo ese tiempo.


Cocinar siempre ha sido relajante para mi. Esta vez no sería una excepción, porque aunque Ian me haya estado mirando desde la mesada, cada movimiento, cada cosa que sacaba, yendo de acá para allá, y que por supuesto de vez en cuando nuestros ojos se encontraban. Me propuse a mi misma que esto sería para relajarme. Por lo que, para acompañar, traje mi notebook y puse mi playlist de músicas favoritas. Así que por un momento traté de olvidarme que él estaba ahí, y sin darme cuenta estaba cantando, acompañando al playlist.

- Realmente cantas muy bien. Lo sabías?.- doy vuelta para mirarlo, y empiezo a sonrojarme. Dios, no estoy acostumbrada a sonrojarme tantas veces en un solo día. O simplemente no estoy acostumbrada a sonrojarme. - Impresionante.- dice más para el mismo, pero logro escucharlo. Mi corazón no podía latir más a prisa, porque si fuera así, ya no estaría dentro de mi. Qué diablos me pasa?.

- Ggracias.. Gracias Ian. Supongo que lo heredé de mi madre.- digo recordando las veces que cantábamos juntas en los encuentros familiares mientras Derek ejecutaba la guitarra. Otra cosa que volvía loca a las chicas. Yo nunca había cantado en público, es decir, nadie más que mi familia y amigos cercanos. No frente a mucha gente.

- Podrías dedicarte a eso.- dice mirando mis ojos y sonriéndome.- Pero, en serio Ana.

- No digas tonterías Ian. Es solo por hobby.- Digo mientras sirvo la comida.- Nunca había cantado frente a un extraño.

- Sigo siendo un extraño para ti?.- pregunta y me doy una bofetada mental por decir eso.

- No. Es decir, pues. La verdad mucho no sé de ti, no crees?- animo a decirle.

- Sabes lo suficiente.- dice probando los espaguettis, y yo esperando nerviosa su reacción al sabor.- Delicioso.- dice cerrando los ojos, y se veía realmente disfrutando de la comida.

- Yei!! Me alegro que te haga gustado. Estaba temiendo que me escupas por la cara. Ya que, el hecho de que me relaje cocinar, no quiere decir que lo haga a menudo, o que lo haga bien.- termino de decir metiendo un bocado a mi boca. Si, estaba delicioso. Aplauso para mi.

Nos quedamos callados disfrutando de la comida. Y mi mente no dejaba de pensar en lo que me había dicho. Qué habrá querido decir con que sé lo suficiente? Acaso su nombre y apellido bastaba? bueno, no sé si cuenta que también sé que vive en mi mismo edificio, frente a mi departamento. Ay, Dios. Esto es tan ridículo. Cómo puede decirme que sé lo suficiente? Ni siquiera tengo idea de la edad que tiene.

- Cuántos años tienes?.- pregunto, lo que hace que me mire confuso y luego sonría.

- Cuántos años crees que tengo?.- Es en serio? Vamos a entrar en ese jueguito?.

- Hmm, 25, 26 tal vez?.- pregunto dudosa. Parece ser unos años mayor que yo, pero no demasiado. Sus ojos color miel y su sonrisa me desconcentran. Ya había dicho eso? Me estoy volviendo loca.

- Casi. Tengo 27. Tú? Quizás 23 o 24 verdad?.-

-23. Se nota mucho que soy menor que tú?.- pregunto curiosa.

-Hmm, te importa mucho ser menor que yo?.- pregunta de la misma forma que yo lo había hecho. Pongo los ojos en blanco. No puedo entablar una conversación con él. Pero no me rendiré tan fácilmente.

- La verdad que no preguntaba por eso. Pero no. No me importa.- restando importancia, tratando de que mis mejillas no se sonrojen tanto. Solo consigo que él ria de mi. Otra vez. - Ahora qué, Ian? te gusta reirte de las personas?.- digo frunciendo el ceño, fingiendo enojo.

- No. La verdad es que me gusta que tú me hagas reir.- Me quedo con la boca abierta, con la cara roja como tomate, y sin poder articular una palabra. Por qué tiene que pasarme esto?

- Y también me gusta dejarte así.- dice sonriendo sin dejar de mirarme.

Realmente me había dejado sin poder decir palabra alguna, y eso definitivamente era raro en mi. No sabía qué decirle, cómo actuar, o qué hacer. Así que
lo primero que se me vino a la mente fue levantar los cubiertos y colocarlos en el lavavajillas. Empecé a fregar la mesa y a dejar todo limpio. Ian se limitó a observarme, sin decir nada más, lo que me ponía aún más nerviosa.

- Yo, creo que debería irme.- dijo levantándose y caminado en dirección a la puerta. Yo me limité a asentir y a acompañarlo a la puerta.

- Lo siento si dije algo que te molestó.- volvió a hablar. Se encontraba recostado en la entrada. Lo miré y le sonreí.

- No dijiste nada que me haya molestado.- digo mirándolo a los ojos. Aunque sí me sentía molesta, solo que no entendía por qué, ni con quién. Lo más probable es que haya sido conmigo por haber reaccionado de esta manera, tan patética. Sin saber qué decir.

- Está bien, supongo que nos vemos?.- dice rascándose la nuca un poco inseguro. No lo había visto así, de esta forma. Y de alguna forma me hizo sentir bien, que no haya sido la única en sentirse así.

- Supongo que si. Buenas noches Ian.- le sonrío y no espero respuesta para cerrar la puerta.

Mi luz vs mi OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora