Capítulo 3

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Luego de esa discusión con aquel hombre, no me quedó más remedio que volver al departamento. Tendría que cambiar mi horario de trote de todas maneras. Ya que de lunes a viernes estaré todo el día en la editorial, y así no tendré que encontrarme con este hombre desagradable, si es que va a trotar todos los días tal como planeo hacerlo yo. 

El resto de mi día, lo decidí pasarme en ropa interior cantando mientras limpiaba, y arreglando un poco mi desordenado hogar. Decidí pedir pizza para cenar, y cuando sonó el timbre tuve que apresurarme en colocarme una remera larga y grande que había traído de Derek, haciendo que el repartidor me mirara de pie a cabeza. Puse los ojos en blanco y cuando iba a cerrar la puerta.

- Hiciste sufrir al pobre repartidor.- dice sonriendo. y yo me quedé con los ojos como platos. No esperaba verlo a él, no esperaba que viviera en el departamento de en frente, y definitivamente no esperaba que me viera vestida así. O semi vestida así. Cerré la puerta, y con todala velocidad que me es posible, dejé la pizza en la mesa de la cocina, logré encontrar unos pantalones chandal, y fui a abrir la puerta de nuevo, en el instante que él entraba a su departamento.

- Hey!.- logré que volteara sorprendido, y luego sonriendo. - Ahm, hola.- digo.- Él me mira, sonríe y asiente. Es raro que esté vestido con otra ropa deportiva con un bolso colgando de sus hombros. Dios. Realmente se veía hermoso. Definitivamente la ropa deportiva le favorece. 

- Tuviste un tiempo récord en dejar la pizza y colocarte tus pantalones no?.- dice sonriendo y negando con la cabeza, dirigiendo sus pasos hacia mi departamento, hacia mi. Oh por Dios. 

- Yyo.. si. Te gustaría comer pizza?.- digo tratando de sonar lo más segura posible. Pero cuando esos ojos color miel te miran de esa forma, como si fuesen a devorarte como conseguir hablar siquiera?. 

-Pues la verdad.- Por favor que diga que si.- Me gustaría, pero estoy un poco apurado, debo salir.- me mira haciendo una mueca como si lo lamentara. 

- Oh, está bien Ian. Será en otra ocasión.- Cómo es siquiera posible que invite a un extraño a mi departamento? bueno. técnicamente no es un extraño, sé como se llama. Pienso tratando de reconfortarme, pero a quién engaño? sentí un puñado de decepción en mi pecho.

- En otra ocasión será, Ana. Oh y la próxima que pidas, ponte un pantalón antes de abrirle al repartidor si no quieres que el pobre muera de un infarto.- y con eso me guiñó un ojo y se marchó. 

Mi cara probablemente habrá quedado de un color rojo tomate,porloqe agradecí un mundo que se vaya sin que me viera así. De igual manera, eran las diez de la noche, dijo que saldría pero estaba con ropa deportiva. Será que también entrena de noche? la verdad que suena un poco extraño. Y, Ana Collins, qué rayos me importa lo que Ian esté haciendo de su vida? Apenas y sé su nombre. Debo enfocarme en lo que realmente me importa. Ya de una vez, sin distracciones. Mañana empiezo en la editorial. Mañana empiezo realmente una nueva etapa en mi vida, y no pienso parar hasta conseguir ser alguien profesionalmente reconocida. 


Llego a las nueve menos cuarto a la editorial. Estaba ansiosa, y a la vez feliz, con todas las ganas de empezar bien el día. La jefa ya me dejó encargada unos cuantos informes, que bueno, me llevaría más o menos todo el día de hoy. Pero con lo entusiasmada que me encontraba, estaba segura que terminaría antes de lo planeado.

 En la oficina en la que me encontraba, estaba una chica pelirroja, que creo tendría unos años más que yo, parecía una persona agradable ya que me saludó con amabilidad cuando llegué y aunque nos dirigimos muy pocas palabras aún debido a la cantidad de informes que había que hacer, deshacer y rehacer, ella me caía bien.

- Dónde quieres almorzar hoy?.- levanto la vista para encontrarme con sus ojos verde aceituna y su dentadura blanca papel.

- Mmm. No se supone que tú eres la citadina?.- digo con una sonrisa.- Aunque creo que hay un restaurante aquí cerca donde la comida no es muy cara.- aclaro.

- Creo que hablas de Denny's verdad?.- asiento.- Su comida es deliciosa! ya la probaste? si, definitivamente allí iremos.- me dice sonriendo y se levanta agarrando su bolso.- Qué esperas Ana? vamos! Que nos queda aún mucho que hacer. Y tengo mucho que preguntarte.- Asiento nuevamente y de manera apresurada agarro mi bolso y la sigo. 



 - Dios, Kara. Este puede llegar a ser uno de mis lugares favoritos.- digo saboreando los raviolis que estaba comiendo.- 

- Verdad?! Esto está buenísimo. Nunca voy a cansarme de la comida de aquí.- dice mirando su plato como si no existiese nada más. Rio. He dicho, esta mujer me cae bien. Aunque haya muerto de verguenza por tener que preguntarle su nombre mientras veníamos aquí y ella lo respondió sin que eso lo haya molestado, incluso se atrevió a pedirme disculpas por no haberse presentado formalmente en un comienzo.

- Entonces, Ana. Dónde estás viviendo ahora?. vives sola? extrañas a tu familia? A decir verdad no conozco Kansas. Deberías llevarme en algún momento.- dice una palabra tras otra sin siquiera respirar. Río negando con la cabeza. Tengo la impresión de que voy a llevarme muy bien con Kara.

-  Pues, estoy viviendo en un departamento a unos 45 minutos de aquí en taxi. Vivo sola, y pues si, la verdad es que extraño demasiado a mi familia.- dije recordando que tengo que llamarlos cuando salga del trabajo.- Y cuando dispongamos de tiempo libre, eres más que bienvenida de ir a mi pueblo, a conocer a mi familia y todo lo que haya allí.- digo sonriendo.

- Eso sería genial!.  Tienes hermanos?.- pregunta de manera seductora y moviendo las cejas de un lado al otro. Esta mujer no ha dejado de hacerme reir. Aunque me haya puesto un poco celosa que haya preguntado. Sé que si llega a conocer a Derek, caería rendida a sus pies. Y no es por presumirlo pero mi hermano es muy apuesto, alto, ojos azules y pelo oscuro y con un cuerpo bien trabajado. Y aunque sea un inmaduro para las relaciones es un gran hermano, y un excelente hijo.

- Si, tengo uno. Se llama Derek.- saco mi celular del bolso y busco una foto donde me estaba abrazando hasta a punto de ponerme azul, sus abrazos de osos SI que eran abrazos de osos.Ay. Lo extraño.

- WOW!! Ana!! Y vaya hermano te mandas mujer.- dice poniéndole zoom al máximo a la imagen.- Son realmente muy parecidos, a excepción del color de ojos.- Si, él se había quitado los ojos azul cielo de mamá y a mi me tocaron los ojos verde esmeralda de papá.

- Es lo que dicen todos.- agarro mi celular.- Pero ya Kara, has visto suficiente.- digo levantando una de mis cejas.

- Tranquiiiila. No es como si fuese a stalkearlo luego en el instagram o algo así. Tiene una cuenta no?.- Pongo los ojos en blanco y rio.

- Pues tendrás que averiguarlo, porque yo no te lo daré.- 



Luego de que Kara y yo nos hayamos hecho como una entrevista personal, en un límite de tiempo, supimos un poco más la una de la otra. Supe que ella vivió aquí toda su vida, que también vive sola, que sus padres tenían una empresa a la que les iba muy bien pero que ella decidió empezar de cero y también como periodista, y que aunque sus padres no lo aceptaron. Ella decidió hacerlo de todas maneras. Es muy triste que no haya vuelto a hablar con ellos desde entonces. Y aunque su hermana la apoyó, se quedó en la empresa con sus padres para complacerlos. Según Kara tampoco es lo que su hermana quería pero no le dio valor revelarse contra ellos. Kara era una persona y muy decidida. Tenemos más cosas en común de lo que parece. Y me pone feliz que así sea, que haya podido encontrar una buena compañera tan lejos de mi casa y de mi familia.


El día de hoy realmente fue agotador. Nuestro horario terminaba a las seis, había terminado mis cosas a las cinco, así que esa hora me dio para organizar un poco el día de mañana. Tendría mi primera entrevista a uno de los dueños de una cadena de empresas del mundo. Un hombre por lo que me contó Kara muy poderoso, y que tenía suerte de que la jefa me haya elegido a mí. Yo ya estaba esperando que sea mañana. Aunque estaba cagada en las patas, me encontraba aún más entusiasmada. No debo desperdiciar ni una sola oportunidad.



Mi luz vs mi OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora