Capítulo 4: La desesperación.

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Ahí estaba yo, tirado en el suelo sin poder mirar ni decir nada. Renconcomido por la vergüenza, el cansancio y la debilidad de esta. Apenas se me quitaba el color rojizo de la cara, sentía que estaba muy caliente. Podía notar la sensación de las llamas en mi interior que me hacían sudar levemente. Decidí levantarme y terminar todo esto cuanto antes.

- ¿Nos vamos?- Pregunté con una leve sonrisa. Aunque era falsa por supuesto.

- No estás bien, deberíamos ir a tu casa. 

¿Deberíamos? ¿Quién se ha creído que es? No me conoce de nada, no puede tomarse esas libertades, y menos conmigo.

- No, me encuentro mejor, no te preocupes.

Estamos yendo hacia el colegio sin apenas decirnos nada, se le notaba nervioso pero casi apenas se apreciaba. No como a mi, que no se por qué se nota tanto. Aunque me gusten los chicos y él sea especialmente guapo, no es razón para ponerme nervioso, como sino hubiera visto chicos en el que haya dicho <<¡Oh Dios mío!>>.

Por fin llegamos al colegio vacío por fuera, pero lleno de niños con sus locuras por hacer. Eso me hace recordar que es mi último año en el instituto, y después viene bachillerato. Que agobio me entra con solo pensarlo. Mejor lo pensaré más en el futuro, apenas acabo de empezar el año.

Iba camino de despedirme de él, pero no me dejó.

- ¿Por qué no me dejas irme? Que yo sepa, no tienes ningún derecho de mandar sobre mi.- Esto me irritaba, demasiado diría yo. Odio que me manden personas que apenas conozco.

- ¿Crees que te voy a dejar ir después de lo que te ha pasado?- Me miraba enfurecido, como si el idiota fuese yo.

- Te dije que me encontraba mejor, no te metas donde no te llaman.- Mierda, he sido demasiado impulsivo. Mi corazón late demasiado deprisa por el nerviosismo y la adrenalina que me provocaba al ver su mirada.

- ¿Te crees que soy estúpido?- Decía acercándose a mi.

Oh no, para. ¡PARA!

Lo tenía a pocos centímetros de mi. Imponiéndome como nadie lo hizo nunca. Me cogió la mano y se la puso en su frente, mientras que cogía la otra poniéndomela en la mía. Me quedé helado y ruborizado.

- ¿Entiendes ahora lo débil y cansado que estás?

No pude contestar, solo asentir por la timidez que tenía en ese momento. El solo me dedicó una sonrisa cálida y tierna.

Terminamos los asuntos que tuvimos que hacer ahí. Al parecer era su hermano que hizo una trastada. Simplemente, pintar las paredes en clase de plástica. A mi no me parecía nada del otro mundo ya que yo lo solía hacer mucho en primaria y nunca aprendía. Pero al parecer, mi directora nunca vio tal acto en su vida. Sinceramente, parecía más una señora mayor que estaba de prácticas, que una directora.

Al final tuve que aceptar el que me acompañase el chico misterioso que ni siquiera sabía como se llamaba. Por lo menos ahora...

Llegamos a mi casa, pero esta vez impidiendo que subiera, ya que tenía demasiados problemas en mi casa como para tener más por subir a un chico.

- ¿Por qué no me dejas subir?- Preguntaba curioso.

¿Por qué este chico es tan entrometido? Me preguntaba, mordiéndome el labio para quitarme la angustia que me estaba creando.

- Como comprenderás, no puedo subir a casa a cualquiera sin saber como se llama. ¿Y si resulta que eres un violador en un cuerpo de estudiante?- Preguntaba divertido.

- Alex, me llamo Alex.

- Bueno yo soy An...

- Andrés, pero no te gustan que te llamen como tal, sino Andy.

Pero qué... ¿Por qué este tío sabía eso? Esto no hacía más que intrigarme. Pero decidí no preguntar y dejarlo caer.

- Bueno, gracias por haberte tomado las molestias de haber venido hasta aquí. Que pases buena noche.- Decía intentado cerrar la puerta. Pero él me paró.

- ¿Qué? ¿Y ya está? Me debes algo que lo sepas, y no quiero que digas ni una excusa. Así que, quiero que me des tu número.

Esto no me suponía ningún problema porque siempre acababa dando mi numero a chicos sin que luego me hablasen, así que, no creo que eso cambie. Le di mi numero y le di las buenas noches. Intenté sonreír lo más creíble posible y cerré la puerta con un largo suspiro.





ACORRALADO. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora