Era el último día de clase, todos salimos contentos, y con razón.
Al fin eramos libres, llegaba el verano, el momento esperado por todos.
Y a demás, casi todos en ese colegio pasarían todo el verano rodeados de yates, en hoteles de cinco estrellas y en islas tropicales, -porque todos eran ricos-, yo incluida, y no podia esperar.
Al salir de clases, vi a mi chofer apoyado en mi gran coche negro, el cual me saludó con un gesto, y yo hice lo mismo.
La verdad es que me caía bien, para ser tan solo un chofer, tenía buenos modales, no como mi padre, que nunca hacía nada por mí y se dedicaba a criticar todo lo que yo hacia y no tenía derecho. A demás, él se pasaba todo el día trabajando y yo tenía que estar sola en mi casa, hablando por telefono con mis amigas, aunque era mejor, así no me molestaba.
Abracé a mi mejor amiga, mientras nos deseabamos el comprar muchas cosas y ligar mucho durante el verano, y me dirigí a mi coche.
-Adelante, señorita Kristinne.- me saludó el chofer, abriendo la puerta de atrás del coche. Yo le dí las gracias y entré en el coche. Él entró y empezó a conducir. Cogí el móvil y empecé a usarlo, sin hacer nada en realidad, simplemente cotilleando conversaciones antiguas y viendo fotos de Chad, un rubio despampanante del equipo de fútbol que me encantaba.
-Tu padre quería hablar contigo.- me habló el chofer.
-Para variar...- bufé.- ¿De qué?
-Del verano.- me respondió él, por lo que yo solté el mòvil y le miré emocionada.
-¿Ha decidido por fin llevarme al Campamento de Modelos?- le pregunté sonriente, esperando una respuesta.
-A decidido llevarte a un campamento, correcto.
-¿A el de modelos o no?- pregunté, borrando la sonrisa de mi rostro y cruzandome de brazos; no me gustaba que se andara con rodeos.
-Eso se lo dirá él, Kristinne.- dijo él, y yo bufé.
-Esta bien...- suspiré.
Tras unos minutos llegamos a mi precioso hogar, con un enorme jardín, una piscina, un campo de tenis (que nadie utilizaba) y la casa en sí, era una mansión enorme en la que vivía desde que era pequeña.
Entré en la casa, despidiendome del chofer y me dirigí a mi habitación, pero mi padre me llamó y empezamos a hablar en la cocina.
-Tenemos que hablar del verano.- me dijo y yo asentí, quería saber si iba a ir al campamento en el que deseaba estar desde que tenía memoria.- He decidido que, puesto que has estado muy... ¿como decirlo?- yo sonreí, sabiendo que diría que estaba siendo muy buena o algo por el estilo.- Caprichosa ultimamente...- asentí mientras sonreía, me encantaba que me dijesen eso, que confundiesen el ser exigente con el ser caprichosa.- Irás al New South Wales Summer Camp.
-¿Qué de qué?- pregunté, seria y confusa.
-Es un campamento de actividades al aire libre, y te vendrá bien para mejorar tu... Tú.
-¡Oh Dios mio, papa!- grité con lágrimas en los ojos, ¿cómo puede decir eso?- ¡¿Ahora me quieres cambiar?! ¡Eres el peor padre del mundo!- le grité y corrí a mi habitación y cogí mi móvil.
-Hoy es el peor día de mi vida- le escribí a mi mejor amiga.
-¿Qué pasó?- preguntó ella y yo le conté lo que había pasado.
Ella no respondió, ¿qué clase de mejor amiga era esa? Me tumbé en mi cama, aún llorando. Mi padre me había quitado el cumplir mi sueño aquel verano. Le ODIO.
***
Multimedia: Kristinne (Stefanie Scott)
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Summer Camp
Humor"Me senté al lado del tal Michael y le miré fijamente. Él miró incómodo a los demás mientras se aguantaban la risa. -¿Hola? -Hola, soy Kristinne, encantada, he visto que me estabas mirando y he pensado, ¿por qué no?- el soltó una risa junto con sus...