Cuarta Parte. Capítulo 1. "Cuarto Oscuro".

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[Presente alterno]

IA se encontraba en el pasillo dentro de los dormitorios, estaba parada frente a la habitación de Rachel. Observó la puerta un momento antes de destrabar la cerradura y entrar. Ese lugar no había cambiado desde la última vez que la vio. La albina cerró la puerta detrás suyo y caminó hasta el medio de la habitación. Cerró los ojos e imaginó a Rachel sentada sobre su cama, hablándole sobre Frank mientras IA tocaba la guitarra. Ambas disfrutaron mucho mientras estudiaron juntas. Conocía a Frank, era un gran tipo, aunque la gente lo tratara como un simple vago vendedor de drogas.

    Escuchó ruidos venir del pasillo. La chica se asustó un poco y se escondió en el armario de la desaparecida. Se mantuvo ahí hasta que se percató de que alguien había entrado a la habitación. No sabía quién era, pues se había encerrado por completo en el armario. -Dios, ¡qué estúpida!- recordó que era una estupidez encerrarse en un armario, entonces abrió la puerta de golpe para enterarse de que la persona que estaba dentro con ella era nada menos que Nathan Prescott. "¿Tú qué haces aquí?" Preguntó la chica cerrando la puerta del armario. "Me preguntaba lo mismo." Respondió Nathan. "Estaba pensando en Rachel..." Suspiró la albina, bajando la mirada. Nathan le observó algo impresionado, intentando que no se notara su dolor, pero el también extrañaba a Rachel, así que se acercó a la chica y posó su mano sobre el hombro de ésta. "Yo también la extraño." Susurró el castaño.

[•••]

Se hacía tarde e IA reposaba en su habitación. Estaba tumbada sobre el sofá, recordando aquella mañana, recordando a Rachel y, sobre todo, recordando a Nathan; como ambos se compadecieron. Se levantó del cómodo diván para servir la merienda de su amada mascota.

[Presente]

IA y Nathan habían quedado para comer en Two Wales Diner así que ella se puso una blusa negra de manga larga con un pequeño escote que no mostraba demasiado, unos jeans ligeramente rasgados y unos converses negros de bota. Desde aquella vez que ambos se encontraron en aquel restaurante con aires de los años 50, ambos chicos se habían vuelto más cercanos. La albina ya había hablo con él sobre sus heridas a lo cual el chico se sintió incómodo pero, a la vez, débil. Aunque sabía que ella jamás le haría daño, él sentía como si se burlaran o esperaban la oportunidad para atacarlo. Pero ella decidió sólo olvidar el tema y centrarse en lo que vendrá. 

    IA sirvió el desayuno de Jellyfish y prosiguió a cerrar su habitación con llave porque sabía que algunos chicos entraban a los dormitorios a fisgonear y no quería arriesgarse a que su gato se escapara. Tomó aire profundamente para después expulsarlo todo. Se puso en marcha para ver al lindo chico de ojos azules. Estaba muy emocionada, aunque su rostro mostrará otra cosa. Disfrutaba hablar con aquel chico, era interesante, además que adoraba hacerle enfadar.
    En el camino se topó con Victoria, quien le preguntó a dónde iba. "A desayunar con Nathan. Nos vemos al rato, Victoria." Ella sólo río divertida, le dio un ligero empujón en el hombro y le deseó suerte en su cita. IA se sonrojó. "No es una cita." Bufó, lo cual le pareció divertido a Victoria. Se despidieron y cada quien siguió su camino.

[•••]

La albina ya se encontraba frente al restaurante y se decidió a entrar. Cruzó la puerta y con la mirada ubicó el asiento donde se hallaba Nathan. Él la miró y le hizo una seña con la mano para que se acercara. "¿Qué hay, IA? Creí que jamás llegarías." Bromeó el castaño. "Claro que sí, jamás te dejaría plantado." Respondió ella alzando una ceja. Nathan sonrió y la invitó a sentarse. Ambos compartieron algunas cosas que habían pasado. "Tuve un sueño..." Comentó IA. "Un sueño. ¿Sobre qué?" Preguntó Nathan. "Estaba en la habitación de Rachel, y todo estaba exactamente igual que cuando ella estaba con nosotros..." Añadió. Miró fijamente los brazos del castaño que se encontraban cruzados apoyados sobre la mesa. Él no dijo nada. Simplemente observó a la chica; observó su hermoso cabello blanco. Sus ojos recorrieron el rostro de IA para después posarse sobre su parche. Se preguntaba por qué ella siempre usaba ese parche y que había debajo de éste. "Me pregunto, ¿qué será?" Susurró, Nathan. "¿Perdón?" IA despertó de su trance y volvió la vista hacia el chico. "Ah no, nada, es sólo... Amm... Oye y, ¿qué quieres desayunar?" Evadió la pregunta y tomó en sus manos la carta del restaurante.
IA sabía que Nathan quería saber sobre su parche, pues ya le había visto observándolo otras veces. Decidió ignorarlo y se decidió a leer la carta también. "Creo que pediré... Waffles y café. ¿Tú?" Dijo ella sin apartar la vista del menú. "Supongo que serán huevos revueltos y jugo de naranja." Nathan cerró el menú y llamó a Joyce para que les atendiera.

[•••]

Después de desayunar, ambos chicos se quedaron un rato más para conversar sobre cosas. IA tenía planeado decirle a Nathan sobre su ojo blanco, pero no lo haría en ese lugar. Había demasiada gente y no le gustaba meterse en problemas.

    Caminaron juntos hasta la Academia, pasando por una tienda de té, donde IA decidió parar un momento para comprar té de rosas, su favorito. "¿Ya haz probado el té de rosas?" Pregunto IA a Nathan. "No. ¿Sabe bueno?" Contestó él. "De lo que te haz perdido. ¡Es delicioso! Tienes que probarlo. Vamos a mi habitación y de paso me ayudas a buscar que ponerme para la fiesta del Club de esta noche." IA sonrió ligeramente, haciendo que Nathan se ruborizara un poco. Sonrío y asintió con la cabeza. Algo que no sabía IA era que Nathan había generado un pequeño sentimiento hacia ella, y no era sólo de amistad. El chico estaba comenzando a enamorarse de la albina, y planeaba decírselo esta noche en la Fiesta del Fin del Mundo.

La Verdadera Cara del Ricachón(Life Is Strange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora