Capítulo 2

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-¡Hey, reacciona!- Me gritaba Peter desde el asiento delantero. Llevábamos ya 30 minutos de viaje y todo ese tiempo me la había pasado pensando, recordando.

-Para el auto- Le dije a Peter.

-¿Para q...? Oh, espera, ya se porqué- Respondió.

Nos detuvimos al frente de una casa blanca, de dos plantas, bastante elegante para ser de los suburbios. Era la casa de Beth, mi novia, Elfa, la llamaban Peter y Chris. Me adelanté y pulsé el timbre de la entrada. Su mamá abrió la puerta. -Hola Señora Brody- Le dije mientras ella abría la puerta.

-¡Derek! Gusto en verte- Dijo con la misma cara de felicidad que mi madre había puesto al enterarse de lo de la carta -¡Oh! Peter y Chris también vienen- Dijo antes de entrar de nuevo a la casa.

-Entren, iré a llamarle a Elizabeth- Dijo subiendo las escaleras.

-¡Sólo Beth mamá, porfavor. Ya te lo he dicho miles de veces!- Se escuchó que gritaban desde arriba.

Se dibujó una sonrisa en mi cara. Y entonces la vi bajar, tan hermosa como siempre, de tez blanca, algo alta (un poco más alta que yo), cabello perfecto castaño casi rubio, delgada, ojos verdes iguales a los míos. Se acercó y me besó. Miré de reojo y su madre se había emocionado. Beth y yo éramos novios desde hace un par de años y su mamá siempre lo supo. Su padre se había divorciado de la señora Brody un año antes de que yo conociera a Beth. Miré hacia la sala y reconocí dos maletas color púrpura junto al sillón. Eran de Beth.

-¿Y eso?- Le pregunté mientras la abrazaba.

-¡Cierto!, olvidaba decírtelo- Respondió.

-¡Elizabeth recibió una beca, para la Academia de Jóvenes Genios!- Dijo la señora Brody.

-¡Mamá!- Dijo Beth, molesta.

Así que eso era. A Beth la habían incluído en la Grasa. Pero, ¿porqué Ella?. No tiene alguna lógica, creí que sólo aceptaban hombres en la Grasa. No quería decirle que yo también había sido aceptado, pero por alguna razón se los dije.

-¿Enserio? ¡A mi también!- Solté, involuntariamente.

-¡No lo creo, irán juntos!- Dijo la señora Brody, saltando de alegría.

-Si quiere la podemos llevar, señora Brody. Nos dirigíamos hacia allá- Dijo Chris.

La señora Brody accedió, emocionada, a que Beth se fuera con nosotros. Llevé las maletas hacia el auto. Beth se despedía de su madre cuando terminé de acomodar las maletas en la parte trasera del auto. Beth se acercó y le abrí la puerta, subió al auto. Una vez que todos estábamos dentro Peter arrancó. Una vez nos hubimos alejado de la casa de Beth, Peter y Chris comenzaron a hablar.

-Okay, ¿Elfa, Derek, están listos?- Dijo Chris, mientras nos observaba por el retrovisor.

-¿Para?- Respondió Beth.

-Todo lo que verán dentro de la Grasa no es nada parecido a lo que se ve normalmente en el mundo normal- Dijo Peter -Imaginen que a donde vamos es la Deep Web de la vida. Puede que queden traumados de por vida o se acostumbren- Comenzó a beber una malteada hecha con lo que parecía Mountain Dew.

-Nada de lo que vean adentro debe ser compartido por el mundo, se correrían muchos riesgos si algo de lo que existe en el mundo Grasoso debe ser sabido por un No Grasoso, mucho menos por el Señor Ef Bi Ai, ¿entendieron nius?- Dijo Chris.

-¿Señor Ef Bi Ai?- Preguntó Beth.

-El FBI- Les dije -Pero, ¿Porqué no quieren que el FBI conozca lo que es la Grasa?- Pregunté.

-Es confidencial- Dijo Peter, sin despegar la vista del camino.

Todos guardamos silencio por otros sesenta minutos, lo único que se escuchaba era cómo Peter bebía su batido energético como el lo llamaba, y la música del radio del auto, y bueno, lo admito, también se escuchaba como Beth y yo nos besábamos, y hubo uno que otro dedo de por medio.

Al fin llegamos a la ciudad, los edificios se reflejaban en las ventanillas del auto y la gente iba y venía de un lado a otro. Después de otros 5 minutos al fin llegamos a la Gloria Grasosa.

Un edificio con la pinta de un colegio, de paredes aladrilladas y grandes, un portón enorme pintado de verde, elegante pero simple. Adentro parecía todo calmado, como si no hubiera nadie. Cada vez más me entraba la curiosidad por saber lo que habría adentro, y ese era el gran momento.

Salímos del auto e inmediatamente una pequeña puerta a un lado del portón se desplegó como una puerta corrediza y de ella salío un chico como de nuestra edad, 16-17 años, alto, blanco, con el cabello negro y largo como un maldito emo, se acercó.

-Hola, mi nombre es Michael, Michael Mera- Se detuvo -Ustedes deben ser Derek y Beth, gusto en conocerlos. Bienvenidos a la Academia de la Grasa- Terminó

La gran puerta se abrió una vez terminó de hablar, nos invitó a pasar, dijo que el sacaría las maletas, avanzamos.

No sabía lo que vendría después

...



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