CAPITULO XV

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-Lamento decirles que Eduardo ya está muy grave y no queda más que hacer- dijo la enfermera
Me eche a llorar en los brazos de mi papá no podía contener tanta tristeza, perdería al amor de mi vida, me permitieron entrar a verlo, cuando pase estaba lleno de cables y mangueras su corazón latia muy despacito, me recosté sobre su pecho quería escuchar de cerca como latia, lo besé y abrió los ojos y me miró.
-Dije que no te haría sufrir nunca y sin embargo es lo que estoy haciendo, te estoy viendo llorar por mi culpa.
-No mi amor yo te prometí estar contigo en los peores momentos y eso es lo que estoy haciendo. Me intenté hacer la fuerte y mis palabras se cortaron y mis lágrimas salieron.
-Eso es a lo que me refiero, no llores princesa, estoy agradecido tanto contigo por hacer realidad mi sueño y entrar conmigo al altar, eso es lo que tanto le pedí a Dios, encontrar a esa chica con la cual me casaría y pasaría mis últimos días, y se hizo realidad gracias a ti.
Se acabó el tiempo de visita y tuve que salirme del cuarto.
Mi papá estaba afuera con mi mamá los dos se veían cansados. Se iban turnando y mi mamá se fue a dormir a la casa, mi papá y yo nos quedamos en el hospital.
A la semana siguiente recibí una llamada era de Alison avisándome que ya había dado a luz a una niña sana la cual se llamaría Teresa la felicite me dio gusto porque yo ya era tía, no de sangre pero si de corazón.
No había dormido en días; mis ojeras ya se notaban bastante pero eso no me importaba lo único que quería era estar con Eduardo y no dejarlo ni un sólo momento.
Yo le daba de comer, siempre dándole ánimos y haciéndome reír se le dificultaba hablar ya que se le iba el aire.
Llegó el momento que menos quería que sucediera, una tarde en la que estaba conviviendo con el y riéndonos yo puse mi mano por detrás de hombro, tenía mucho sueño y me recoste a lado de el; cuando desperté el me estaba viendo
-Te ves preciosa durmiendo a mi lado- dijo dándome un pequeño beso.
Cuando recostó su cabeza sobre mi pensé que se había quedado dormido, me acerque a su corazón y no estaba latiendo, de inmediato le hable a las enfermeras, no me retire de la habitación quería estar a su lado.
-Lo siento señorita, "su esposo ha fallecido"
4 palabras fueron las que me desmayaron, mi mano quedó entrelazada con sus dedos no me soltó en ningún momento.
Cuando me despertaron corri a la habitación en la que tenían a Eduardo cuando lo vi no sabía como reaccionar el hecho de aceptar que ya no estaría en mi vida me puso muy mal no podía asimilar la noticia, hasta entonces, no había experimentado la muerte de nadie cercano a mí, al menos nadie que recordara.
"te ves preciosa durmiendo a mi lado" esas palabras seguían rondando por mi cabeza, habían sido las ultimas que había escuchado de la voz de Eduardo, nadie podía llenar este vacío en mi corazón.
Mis papas se hicieron cargo de todos los gastos para su funeral, no acepté los pésames de nadie, unas palabras no me harían sentir mejor en estos momentos, además todo lo que dicen lo hacen por cortesía nadie entiende el dolor por el que pasé, muchos dirán que a los "16 años nadie se enamora" pero puedo dejarles claro que si existe el amor a esa edad, quizás no tenía la suficiente madurez pero es ahí donde mi vida cambio para siempre, pasar unos cuantos meses con esa persona que se volvió muy especial para mí no los podía olvidar jamás, estoy agradecida a la vida por permitirme esta aventura muy bonita y triste a la vez, conocer al amor y ser correspondida es de las mejores cosas que existen, nada es para siempre es por eso que entiendo perfectamente esta frase "disfruta el amor cuando lo tengas, no cuando lo pierdas".

Disfruta El Amor Cuando Lo Tengas, No Cuando Lo Pierdas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora