-.La verdad de un besador.-

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Para cuando el aire se acabó y Niall se separó de la boca de Zayn dejando un pequeño hilillo de saliva uniendo ambos labios, el silencio ya se había apoderado de todo el lugar.

—Felicidades —murmuró el rubio, como si fuera un secreto—. ¿Mi casa o tu casa?

Los ojos miel estaban fijos en su persona, parecían ausentes, como si tuvieran una neblina.

—Mi casa —respondió, al fin, con la voz ausente—. Mi casa.

Niall sonrió ligeramente, antes de acercarse de nuevo a los labios del moreno, pero antes de que sus labios se juntaran, sacó su lengua y lamió con real parsimonia el labio inferior del pelinegro, deleitándose cuando el otro se estremeció.

Sonrió ligeramente, antes de soltar las caderas del mayor, quien le dejo poner los pies en el suelo pero, no le soltó de las caderas.

—Todos nos ven —volvió a hablar el oji–azul, con la voz tan baja que Zayn apenas le escuchó—. No me gusta que me vean.

Malik se acercó hasta sus labios, rozando y respirando el aliento del contrario.

—Corre.

El pelinegro tomó su mano con fuerza, antes de girar sobre sus talones y comenzar a correr hacia los vestidores, llevando al menor detrás de él, apenas logrando seguir su paso son caer de bruces a suelo.

Entraron justo cuando los susurros iniciaron, cuando las personas en el campo salieron del shock inicial.

El oji–miel soltó su mano, dirigiéndose a una de las taquillas y comenzando a sacar cosas, metiéndolas en una mochila que había sacado al principio.

Niall se acercó con paso inseguro, sin saber que decir o hacer...

Había actuado por los celos, la cizaña de Louis, y el odio que sentía hacia Perrie Edwards.

—Será mejor salir de aquí, antes de que los demás entren —hablo el morocho, a la vez que cerraba la mochila.

Se mordió el labio inferior y el interior de la mejilla, sin saber cómo lo había logrado, sintiendo su corazón latir rápidamente, los pensamientos volviendo a su cabeza...

Mierda, que Malik hacia dos días había terminado con la porrista, el no debería estar ahí, tendría que estar en cama, con la música a todo volumen, en posición fetal, ahogándose en su autocompasión.

Cerró los ojos con fuerza, apretando los puños, hasta que sintió sus uñas clavarse en la piel, aun mordiéndose el labio con fuerza.

Sintió una fría mano posarse sobre su mejilla, ahuecándola.

— ¿Qué pasa, Niall? —cuestionó el mayor con esa perfecta voz, que causaba un orgasmo en el de menor estatura—. Vamos, hablaremos en el carro.

Niall abrió los ojos lentamente, encontrándose con la mirada miel, antes de que este le tomara de la mano y comenzara a tirar de él, apremiándole para caminar más rápido.

Justo cuando la puerta se cerró a su espalda, escuchó un grito masculino llamando a Zayn por su apellido, seguido de uno femenino, que parecía estar roto; y lo único que Niall pudo pensar, fue: «Puta Perrie».

Llegaron al estacionamiento de un momento a otro, mientras Niall continuaba perdido en sus pensamientos, cuestionándose por lo que acababa de hacer y todo lo que pasaba en su vida en aquellos momentos pero, ¿Qué importaba si se sentía feliz con Zayn? Además, ¿Qué tal si el moreno solamente jugaba con él?

Se detuvieron a un lado del carro del rubio, quien tenía la vista perdida en algún punto del pavimento.

— ¿Niall? —llamó Zayn con suavidad, como si quisiera sacarlo de sus pensamientos sin asustarle—. ¿Usamos tu auto? No traje el mío, Louis dijo que me llevaría a casa y...

Besos a escondidas [Ziall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora