A George le encantaba el fútbol, siempre a la hora del almuerzo se apresuraba a comer y luego se iba a jugar.
Al día siguiente, era un día muy lluvioso, (si el clima puede ser algo rebelde) así que a la hora del almuerzo, George no pudo jugar fútbol, así que se quedo en la cafetería.
-¿Puedo sentarme? Le pregunto George a Charlie.
-Claro -contestó ella.
Ese fue para Charlie el almuerzo más largo pero más divertido de la historia, pasó todo el tiempo hablando con George, cosa que no había hecho desde hace mucho tiempo, y pasó un muy buen rato.