Prologo

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Las últimas palabras del presidente Snow rebotaban en la cabeza de la menor de las Everdeen. Su hermana mayor, vencedora de los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre, estaba en la misma situación. Ambas no podían creer lo que oían. El destino les había jugado una broma muy macabra.

Nadie decía nada, nadie se movía. El mensaje las había congelado por completo. Prim, se levanto del sofá y se fue corriendo a su habitación sin decir nada, sin poder aguantar las lagrimas. Margaret solamente se quedo allí, sentada en el sofá, sufriendo por dentro. Llorando sin soltar ni una lagrima.

Katniss, por su parte, salió afuera de su casa y camino sin decir nada. Poco ella aumento su velocidad hasta terminar corriendo hacia su antigua casa en la Veta. Ella no lloro, pero estaba totalmente entumecida. Era lo mismo que el año pasado, solo que esta vez ella no podía hacer nada para salvar a quien más quería. No podía hacer nada por ahora, simplemente aceptar la realidad. Por más dura que sea.
Prim no podía creerlo, no podía creer que todo el esfuerzo de Katniss se fuera a la basura, de nuevo.
Otra vez, el mensaje pasa por la cabeza de la menor.
"En recordatorio del sufrimiento de cada capitolino por perdida de sus seres queridos por las acciones de los rebeldes, los tributos , serán elegidos de los familiares ,cercanos o lejanos de cada vencedor, sin la posibilidad de que este ultimo se presente voluntario por el familiar escogido."
Katniss solo tenia una hermana, de trece años, cual pudo salvar el año pasado. Pero este año sucedía lo mismo, y no se podía hacer nada esta vez.
Su hermana, Primrose Everdeen, entraría a la arena.
Y esta vez, nada lo impediría

Dos Hermanas: Mentora y TributoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora