Capítulo 1

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ADVERTENCIA: La historia no será exactamente igual a la serie. Momentos y personajes se verán modificados

Encajo mi cuchillo en el décimo caminante del día y suspiro. Ya ni recuerdo cuando empezó todo esto. Ya no sé cuándo los muertos decidieron alzarse. Siempre estuve sola. Mi familia nunca estuvo conmigo ya que no tengo. Intenté estar en algunos grupos, pero no funcionó. No soy buena interactuando con gente. Además, todas las personas que conocí se volvieron frías, malvadas y crueles gracias al apocalipsis. Todos excepto ella. La conocí hace siete meses, un día que estaba caminando por el bosque. Oí un gran ruido. Una explosión. Fui a ver qué pasaba, pero lo único que se veía era humo, fuego y caminantes por todos lados, rodeado por un olor a quemado y a muerto. Fue entonces cuando la vi. Estaba en una especie de cuna, llorando, con algunos caminantes cerca. No sé por qué la salvé. Quizás porque en sus ojos percibí lo que los míos mostraban. Miedo. Quizás porque al ver sus celestes ojos y su cabello, rubio como las espigas de trigo, lo primero que vino a mi mente fue esperanza. Esperanza a que algo puede cambiar. Pero ya no importan los motivos por los que lo hice, lo único que sé es que ahora está conmigo. En este poco tiempo me encariñé mucho con ella. Habrá tenido siete meses cuando la rescaté. Era muy chiquita. Ahora no pasa el año. Su rubio cabello está un poco más largo, y sus, ojos celestes como el cielo, resaltan su pálida piel, y le dan color a mi vida, quien antes estaba teñida de gris

Estamos caminando por un bosque que rodea la autopista. Nos dirigimos hacia el norte, hacia Washington. Deseo encontrar un lugar seguro para ambas. Buscar una cura, y para eso, la mejor opción es el norte. Y si no encontramos nada tengo pensado ir a Alaska. Quizás Canadá. Los caminantes son más torpes con el frío, tengo que buscar un lugar fresco para las dos.

A pesar de eso, no olvido la promesa que le hice a la pequeña Judith hace tiempo. Encontrarlos. A su padre Rick y a su hermano Carl.

Volteo la cabeza cuando la pequeña tira de mis pelos. La miro. Está despierta

-_____-me llama. Sonrío al escuchar mi nombre saliendo de su boca. Hace algo de tiempo ella aprendió a decir algunas palabras. Y que mi nombre fuera la primera me llenaba de orgullo. Así fue como supe su nombre. Y el de su padre, su hermano y unas otras personas más.

Judith vuelve a tirar mi pelo y se lo que le pasa. Tiene hambre. Yo también. Hemos comido lo poco que he cazado y algún que otra lata o paquete de algo. Me gustaría asaltar alguna tienda, pero no quiero arriesgar a la pequeña. A pesar de mi tozudez y mi negación a interactuar con personas, está niña me cae muy bien. Le he tomado mucho cariño. No me gustaría perderla.

Saco de mi mochila una lata de atún y se la doy. No nos queda más que un paquete de papas fritas y un puñado de nueces. Mi objetivo es que la niña esté bien alimentada, y a pesar de las dificultades, creo que lo estoy haciendo lo mejor que puedo. Contrariamente yo siento que en cualquier momento me voy a morir. Hace más de cuatro días que no pruebo bocado, y el agua está escaseando en mi sistema. Judith no es tonta, se ha dado cuenta de que algo no está bien conmigo. Mi piel está casi traslúcida, ya casi no tengo fuerzas para nada y las arcadas se hacen cada vez más presentes. Las veces que he intentado beber líquido, mi cuerpo lo ha expulsado. Al parecer, no hace bien tomar agua con el estómago vacío.

Judith me ofrece la lata de atún, pero niego con la cabeza. Sé que puedo sobrevivir un día más. Todo por la niña.

Seguimos caminando. He parado muchas veces a descansar ya que mi cuerpo no resiste mucho, y cuando empieza a oscurecer decido trepar un árbol e intentar dormir un poco. Me meto en una bolsa de dormir, me ato a la rama para no caer, y coloco a Judith en una especie de mochila que conseguí hace tiempo, y nos tapo con una manta azul que encontré en una casa desolada cuando todo empezó. La sujeto bien y es entonces cuando mis ojos se cierran y no se vuelven a abrir hasta el día siguiente.

Despierto con los ruidos de disparos. Me inclino para ver qué pasa y me sorprendo al ver a un grupo de siete personas tratando de defenderse de una gran horda de caminantes. Deduzco que a más de uno se le habrán acabado las balas porque intentan alejar a los muertos con cuchillos. No sé por qué, pero mi instinto me dice que haga algo, que los ayude. Con las pocas fuerzas que me quedan escondo a Judith, quien sigue dormida, y decido ir a socorrerlos. Me bajo del árbol, cayendo parada. Las náuseas inundan mi cuerpo, y sé que en cualquier momento me voy a desmayar, para no volver a abrir los ojos, pero no me importa. Saco mi arco y mis flechas y empiezo a matar caminantes. Un chico del grupo, el del sombrero de sheriff, se percata de mi presencia, pero sigue disparando. Llamo la atención de un hombre con barba, al parecer el líder, y le tiro un par de revólveres. Los atrapa al aire y empieza a disparar. Yo sigo disparando con mi arco, hasta que las flechas se me gastan, y decido sacar mi hoz de una de mis botas y empezar a rematar algunas caminatas. Me acerco un poco, y me codeo con un hombre con una ballesta y una mujer de piel oscura y restas, quien usa una hermosa catana. Admiro su destreza, pero intento no desconcentrarme de mis objetivos. No soy tan rápida como antes, el cansancio, el hambre y la deshidratación me vencen, pero decido que si voy a morir, lo haré salvando a alguien.

El grupo y yo acabamos de rematar a todos los caminantes, y el líder y un par de personas más se acercan para agradecerme, pero es entonces cuando ya no puedo mantenerme en pie. Me tropiezo con mis propios pies, y una mujer de pelo corto y ojos verdes evita que me caiga, pero ya no puedo más.

''Protéjanla'' Le digo, refiriéndome a la niña de ojos celestes que llora en la mochila sobre el árbol, rogando para que no le pase nada, y es entonces cuando mis piernas ceden y mis ojos se cierran, sumiéndome en la oscuridad.

Bueno, espero que les haya gustado el primer capítulo. Soy nueva en esto, así que les pido su apoyo. Ya saben, darle a la estrellita o comentar la historia. Estaré muy agradecida de leerlas en los comentarios.

Intentaré subir un par de capítulos de prueba, pero si la historia no tiene buena crítica por parte de la gente, o no llega a alcanzar el número de vistos mínimo, me temo que tendré que eliminarla.

Actualizaré todos los viernes.

Y creo que eso es todo, nos vemos la semana que viene. Espero que les haya gustado el primer capítulo.

Por favor, voten y comenten, me sería de gran ayuda.

Bye!

Never trust a duck


In the storm I found you(Carl Grimes y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora