Capítulo 3

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ADVERTENCIA: Ésta historia no respeta al cien por cien los hechos ocurridos en The Walking Dead. Personajes y momentos de la serie se verán cambiados o afectados

Al escuchar ese grito los músculos de mi cuerpo se tensan. Rápidamente busco con la cabeza a Judith, pero suspiro al verla en brazos de la mujer de pelo grisáceo. Rick, el de la ballesta y el coreano empiezan a juntar sus armas. La chica de la catana y las rastras, y Carl empiezan a juntar la comida, y la chica de pelo corto y ojos verdes corre rápidamente a un auto situado al lado de un par de árboles. Olvidando mis deseos de dejar este lugar, preparo mis flechas y dejo a mano mi revolver, y me enfilo hacia el carro.

-¿¡Necesitas ayuda!?-Tengo que elevar mi voz para hacer la pregunta porque los gritos de los integrantes del grupo sumado con los gruñidos que ya se escuchan provenientes de los caminantes provocan mucho barullo.

La chica me mira y asiente frenéticamente.

-Empieza a traer la comida y las mantas. Hay que prepararnos por si hay que huir. Dile a Carl que te de una mano con todo- me dice mientras abre las puertas y comienza a meter algunas mochilas

Yo asiento con la cabeza, y lo más rápido que puedo me acerco al improvisado campamento. Más de una vez freno en seco por los aullidos de los caminantes y por las repentinas nauseas que me indican que no estoy recuperada del todo.

Cuando llego comienzo a agarrar todas las mochilas que mi cuerpo me permite y me dirijo hacia el auto. En el camino encuentro a Carl hablando con su padre. Cuando me ve se acerca y trata de sacarme las mochilas de las manos, pero no le dejo.

-_____ estás muy pálida- Dice, y en un movimiento rápido apoya la palma de su mano sobre mi frente.- Y estás ardiendo-dice. Intenta sacarme las mochilas de mis manos nuevamente, pero niego frenéticamente con mi cabeza

-No hay tiempo, hay que llevar éstas mochilas al auto, y en el campamento hay muchas más.- le digo, y la expresión preocupada de recién pasa a su típica mueca de desagrado. Se da vuelta y corre hacia donde previamente le dije, no sin antes chocar mi cuerpo con su hombro. Me sorprende lo bipolar que puede ser una persona. Lo rápido que puede cambiar de faceta e ideas. Sacudo mi cabeza y sigo con mi tarea.

Cuando ya está todo guardado, me dirijo hacia los integrantes del grupo, quienes están parados hombro contra hombro, mirando a la horda que se acerca a paso lento. No deben estar a más de doscientos metros. No entiendo por qué no se alejan con los autos. Quizás, con un poco de suerte, pueden llegar a dejar a la horda atrás, pero como nadie hace amago de moverse, yo no digo nada.

Me coloco al lado del hombre con la ballesta y el coreano. La mujer de pelo grisáceo me alcanza una botella de agua, y la acepto con gusto. No me di cuenta de lo mareada que estoy. Tiemblo, y no es por el frío. El líquido reconforta mi cuerpo, y cuando la botella está más o menos por la mitad se la entrego.

-Gracias-le digo

-No hay problema- me responde dándome una sonrisa- Por cierto, mi nombre es Carol- me dice

Carol. Recuerdo haber escuchado ese nombre salir por la boca de la pequeña Judith. Le sonrío y hago un asentimiento con la cabeza.

No sé qué pasará ahora. No sé por qué estoy acá. Mi idea era irme y no volverlos a ver más, pero por alguna extraña razón decidí quedarme.

Ver como se preparaban para lo que venía, siempre unidos, me hizo desear tener un grupo como esa.

No quiero que esa familia termine destruida. Estoy segura de que si hoy tengo la oportunidad de dar mi vida por uno de ellos lo haré sin dudarlo porque a pesar de conocerlos hace poco tiempo, siento que sus vidas se destruirían si uno de los integrantes de éste grupo padece.

In the storm I found you(Carl Grimes y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora