2.Nos liamos a bofetada limpia en Los Ángeles.

10 1 0
                                    

Aquí nos fuimos de vuelta otra vez a Los Ángeles. Pero en vez de volar un casino por los aires nos liamos a bofetadas con una panda callejera cuya base se localizaba bajo una tienda de joyas. Entramos ahí con toda la normalidad del mundo y nos encontramos con una joven que parecía un ángel caído del cielo. El jefe, que sabe tratar con mujeres dijo:
-Hola, ¿sabe usted dónde se localiza la tienda?
-Por supuesto, en Los Ángeles entre un casino y un hotel.-dijo la joven con una voz taaaaan bonita.
-¿No sabes que estás sobre una base del covenant?-le pregunté.
-No-dijo ella-. Vayamos al grano, ¿qué quieren?
-Bajar a la planta baja.-dijo el inquisidor.
-No se puede bajar allí, órdenes del local-nos informó-. No sé por qué. Allí sólo hay cosas de reserva.
-No se haga la tonta-dijo el jefe toscamente-. Sabe lo que se localiza ahí abajo perfectamente, lo veo en sus ojos. Y si no nos deja bajar serán ellos los que subirán.
-¡No, por favor! ¡Los esbirros del jefe no! Son horribles con aspecto de alienígena. Mi jefe es casi como ellos. Me raptaron hace tres años y me tienen aquí encerrada-dijo ella claramente desesperada-. Por favor, ayudadme.
-No hemos venido aquí a comprar, así que te salvaremos.-dijo el jefe.
-Espera, ¿no eres Evelyn, la que desapareció y no volvió a aparecer?-le pregunté.
-Efectivamente, y usted es...
-Sargento recién ascendido O'conell, a su servicio.
-Ármate con algo porque con lo que nos vamos a encontrar hay que tener mano dura.-dijo Sebastian.
-Vale.
La verdad es que no sabía que ella también tenía armas de plasma.
-Siempre se les puede mangar algo fácilmente.-nos dijo.
Bajamos en el ascensor y rápidamente nos encontramos con algo que para nosotros era de risa. Eran 100 grunts y 10 brutes.
-Más fácil no puede ser.-dijo Óscar.
-¿Quién inicia la cuenta?-dijo Sebastián.
-Yo.-le respondí.
Lancé una granada y volé 25 grunts y 1 brute. Luego Evelyn empezó a disparar. Desafortunadamente su jefe estaba ahí.
-DESERTORA DEL DEMONIO. PAGARÁS POR LO QUE HAS HECHO.
Ese jefe era un energúmeno, sinceramente.
-Haber qué tal te sienta el plasma. -dijo Evelyn.
Le voló la cabeza, literalmente. Y empezó la batalla de verdad. Yo ahí con mi subfusil reventando grunts y los demás encargándose del resto. Pobres. En media hora no quedó nada de ellos. Pero luego... salieron lo más raro de todo. Una panda de jackals. Les tiramos un montón de granadas y todos salieron volando por los aires.
-No sabía que te diese tanto miedo una basura como ésta.-le dije.
-No sabía de sus defectos.-me respondió.
-O'conell, llévala de vuelta a su casa.-me ordenó el jefe.
¡Genial!Me iba a ir con la mujer de mis sueños como si fuese el final de una cita. Lo disfruté.
-¿Dónde vives?-le pregunté.
-Muy lejos de aquí, en Manhattan.
Una trayectoria larga sin duda. Tardamos un buen rato en llegar.

Halo: La historia de un Spartan II: La salvación del universo empieza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora