Capítulo 4: Deseo (Parte 2)

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(AVISO IMPORTANTE: Este capítulo se divide en dos partes, y ésta última es la más explícita de todas. Si sigues leyendo, es bajo tu propia responsabilidad. Si es lo que quieres, disfruta ;3)

Bocchan me miró, completamente atónito y sin palabra alguna. Por un momento, me culpé, llamándome idiota, porque quizá le había hecho sentir demasiado incómodo, pero para mi sorpresa no pareció enojarse, sino entristecerse.
-Sebastian, yo... -suspiró-. Yo... No quiero eso. No, ¡no es lo que quiero! ¡No soy tan fácil! Cómo se nota que no entiendes mis verdaderos sentimientos...
Se alejó más de mí. Intenté alcanzarle, y le agarré del brazo.
-¡¡Suéltame!!
-¡Maestro! ¡¿Qué tengo que hacer oara que me perdones...?! ¡¡Yo le amo!! ¡¿No le basta con eso?! -exclamé.
-¡Si lo hicieras, sabrías perfectamente mi deseo...! -observé cómo sus ojos se llenaban de lágrimas. No podía soportar ver a mi amo así.

-¡¿Qué quiere de mí?! Dímelo y se lo daré. Le daré lo que quiera... ¡Solamente quiero poder abrazarle de nuevo, sin celos, sin rencores! -grité, apoyando las manos en sus hombros.
Reconozco que nunca me había comportado de forma tan humana antes, pero ese chico me volvía completamente loco. Me hacía olvidar mi naturaleza demoníaca y perder todo mi carácter infernal.
-¡Déjame! -chilló. Al instante, se tropezó con una roca y cayó contra la pared exterior de la mansión, haciendo que su débil cuerpo magullado quedara entre mis manos y el duro ladrillo.
Dolorido, gruñó de dolor.
-Bocchan... Dígamelo. Se lo suplico -ésto último lo dije sumamente avergonzado por dejar ver ese lado tan débil de mí que, desgraciadamente, poseo.
Estallando en lágrimas, me contestó con un sollozo.
-¡Te quiero a ti, Sebastian...! -aulló-. ¡Te quiero a ti...!

En ese momento me quedé sin habla. Le solté suavemente, dejando que se deslizara lentamente hacia el suelo, desaciéndose en un terrible llanto.
-Así que era eso -suspiré, acercándome de nuevo después de unos segundos.
-Idiota -soltó-. ¡Eres un idiota! -se cubrió el rostro con las manos, evitando mi mirada.
Se las aparté tiernamente, con una media sonrisa.
-Aquí me tienes.
Le besé con pasión, provocando que gimiera ligeramente. Nos abrazamos mientras nos fundíamos en una eterna sensación de calor, en la cual intenté despojarle de sus ropas en pleno jardín.
-Sebastian... Ugh...
-¿Sí? -murmuré, besándole poco a poco.
-Aquí no... Dentro -jadeó, incorporándose como podía.
A la vez que entrábamos en la mansion y subíamos las escaleras, nusestros labios no paraban de encontrarse una y otra vez cada vez que tenían la oportunidad. Las escaleras se convirtieron en el escenario donde nuestras bocas danzaban en un interminable tango de emociones.

Cuando finalmente llegamos a la habitación de mi maestro, no le di tiempo ni a llegar a la cama; caímos al suelo, quitándonos las ropas y sintiendo cómo el contrario se iba excitando cada vez más.
Sin articular palabra, le cogí de las caderas, preparado para hacerle mío una vez más.
-Sebas... tian -gimió, ruborizado-. Hazlo ya...
Le respondí con una embestida, haciendo que diera un grito de sorpresa y placer a la vez. Empecé a ir cada vez más deprisa, viendo cómo bocchan jadeaba e intentaba articular mi nombre mientras movía mis caderas.

Observé sus ojos vidriosos y escuché su dulce voz. Su cuerpo era tan hermoso que no lo podría describir con palabras.
Ambos estábamos llegando a nuestro clímax, y sentí que iba a terminar dentro de él.
-¡¡Sebastian...!! -gritó-. ¡Te quiero, Sebastian...! ¡Sebas...!
-Ciel... Te amo, ¡Ciel! ¡Bocchan...!
Gimiendo placenteramente al unísono, acabamos nuestra velada, abrazados el uno al otro.

-...Sebastian -murmuró lentamente tras unos minutos, jadeando-. Te amo más que a todo en este mundo...
Le besé suavemente.
-Yo también le quiero, maestro -sonreí-. ¿...Estamos ya en paz, entonces?
-Umm... -dijo, chistoso-. Primero deberás complacerme de esta manera más veces -rió-. Te has superado.
-Qué cruel es usted -le revolví el cabello, besando sus labios de nuevo.
Después de unas risas y un silencio incómodo, murmuró:
-Perdona mi actitud tan infantil; simplemente odio que se acerquen a ti más de lo que yo lo hago. Me revuelve el estómago. Eres sólo mío, no lo olvides nunca.
Una mueca se dibujó en mi rostro, estrechándole contra mi pecho.

-Soy todo tuyo, Ciel. Todo tuyo.

Te Deseo Para Mí (CielXSebastian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora