02. Una Mañana Dura

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ARI.

A pesar del hecho de que Luke Hemmings era una persona mucho más agradable cuando estaba ebrio, también era muy quejoso. Después de despertarme a las 3 de la mañana con las piernas dormidas y dolor de espalda, pude hacer que Luke se levantara del banco y entrara en mi auto. También pude mantenerlo con el cinturón de seguridad puesto y evitar que vomitara sobre todo el asiento mientras lo llevaba a su casa. Sin embargo, el problema era tratar de averiguar cómo hacer para entrar. Tratar de encontrar sus llaves en los bolsillos de su pantalón, no fue sólo incómodo -en especial en los bolsillos traseros - sino que probó que fue en vano, cuando sus llaves no estaban por ningún lado. Ese fue el momento en el que el plan B sucedió.

La Sra. Liz Hemmings.

La mamá de Luke y yo ya habíamos establecido una relación. Ella era y actualmente es mi maestra de matemática, y fácilmente se convirtió en uno de mis miembros favoritos del cuerpo docente del colegio -especialmente desde que matemática es mi peor materia y la Sra. Hemmings siempre se tomaba el tiempo extra para darme tutorías. Por lo que cuando llamé a su celular muy temprano en la mañana informándole que su hijo estaba ebrio en mi auto, no me reprimió por mis acciones, sino que me agradeció por ayudar a su hijo.

"Ari, eres un encanto, de verdad." La Sra. Hemmings declaró mientras ambas salíamos de la habitación de Luke. Nos costó toda la fuerza que teníamos sacar a Luke del auto, llevarlo hasta la casa, subirlo por las escaleras hasta su habitación y meterlo en su cama. En el camino Luke vomitó. Dos veces. Y amenazó con hacerse pis encima.

"No fue ningún problema. Sólo me sentí mal que ninguno de sus amigos estuvieran para ayudarlo." Expresé. La Sra. Hemmings suspiró y negó. Se veía casi triste por lo que acababa de decir.

"No me gusta la gente con la que él pasa el tiempo. Son chicos manipulativos y no confío en ninguno de ellos para nada." Declaró. Puso una mano sobre mi hombro, "confío en vos, sin embargo."

"Gracias." Sonreí. Sentí una cálida seguridad en sus palabras.

"Él no era así, ¿sabes?" La Sra. Hemmings comenzó, girándose a ver un retrato que yo no había notado.

En la pared, cerca de la escalera había un gran cuadro de Luke, probablemente de hace un año o dos. Una gran y radiante sonrisa se unían a sus brillantes ojos azules que estaban detrás de unos lentes de marco grueso. En vez de su característico jopo, su pelo estaba peinado hacia atrás. Se veía diferente, pero feliz. No quiero decir que Luke no sea feliz en este presente -bueno, sobrio y despierto- pero definitivamente no mostraba esta sonrisa, que valía un millón de dólares, por los pasillos de la escuela. 

"Ha cambiado un montón desde que nos mudamos aquí." La Sra. Hemmings suspiró. "En los ojos de sus compañeros ahora es mucho más interesante, atractivo. Pero si me preguntas, para mí siempre fue genial."

De repente me sentí mal por la señora parada enfrente mío con su pijama y bata celestes. Ella era una mujer muy dulce que sólo quería lo mejor para Luke. Saliendo de fiesta y volviendo a las tres de la mañana ebrio no era la mejor forma de agradecerle a su madre.

"Lo siento por el parloteo."

Yo negué sonriendo. "No se disculpe, está bien. Luke es popular y tiene una reputación en la escuela que obviamente quiere mantener. Pero si me preguntas a mí, Sra. Hemmings, creo que ha hecho un gran trabajo con la crianza de su hijo."

La Sra. Hemmings me dio un cálido abrazo. "Muchas gracias dulzura."

Su voz se quebró y supe que lágrimas estaban cayendo de sus ojos. Nos separamos y observé su cara llena de lágrimas.

Drunk words, Sober thoughts // lrh - españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora