Día 3.

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Jueves.

— ¡Cuidado!— Gritó Jungkook desde donde estaba sentado. Yubyul rió.— ¡Yubyul hablo en serio!

— Jungkook tranquilo, no me pasará nada.

A pesar de su intento para tranquilizarlo, Jungkook seguía con el alma en un hilo al verla ahí parada en el límite de la azotea, tenía sus brazos estirados y caminaba lento sobre la estrecha brecha, si daba un paso en falso podía caer cincuenta metros y eso no estaba en los planes de Jungkook.

Se puso de pie y se acercó a ella, por un segundo, sintió ver a un ángel. Por ridículo que parezca –anoche su madre lo había obligado a leer unas citas bíblicas–, Yubyul miraba para atrás, sonriendo; una sonrisa linda y natural, su coleta alta con sumo cabello se balanceaba muy lento y sus brazos estirados parecían ser las alas. Jungkook, ya. Sacudió la cabeza, dando un salto a ella y tirando de su mano.

— ¡Jungkook!— Gritó con el corazón en la garganta.— ¡No me jodas así!

— ¡Te ibas a caer!

— ¡Mentira!

— ¡Bueno, tengo que ser prevenido!

Yubyul lo miró atónita, Jungkook tragó duro cuando se dio cuenta de la cercanía de ambos. Se alejó, sin soltar su agarre y con la otra mano se rascó la nuca mientras sonreía con la mirada clavada en el piso. Yubyul se rindió y también sonrió.

— Gracias por preocuparte.

— Eres mi espejo. La persona más especial e importante de mi vida, ¿lo recuerdas?

hay — Sep.— Yubyul sonrió mientras asentía.— Lo eres para mí también.

Ambos se sentaron sobre la caja de electricidad, sintiendo un escalofrío cuando hicieron contacto con el frío metal. Yubyul se giró, poniéndose frente a frente con Jungkook.

— Jungkook, háblame de ti.— Dijo.— Desde que empezamos todo esto, no nos hemos tomado el tiempo de hablar.

— Tienes razón.— Empezó a frotar sus manos.— Bueno, deberías saber que mi nombre real no es Jungkook.

— Eso lo sabía.— La sonrisa de Yubyul era alegre.— Jeon Jeongguk.

— ¿Cómo lo sabías?

— Escucho cuando pasan el listado en clases. ¿Por qué te dicen Jungkook?

— No lo sé, simplemente empezaron a llamarme así un día y así se quedó.— Rió silenciosamente, su pecho vibró debido a eso.— También me gusta bailar, pero sobretodo cantar.— Confesó.

— Así que eres talentoso.— Se burló.— Eso es genial. Yo sólo sirvo para comer o dormir.

No — Y salir.

— Exacto.— Yubyul rió divertida. De todas maneras no lo negaba, era su realidad.

— También suelo ver animes o leer mangas, me encantan las películas de terror, amo el suspenso y todo eso.— Jungkook tomó una bocanada de aire y vio a otra parte. Y odio perder. Siempre gano.

— Oh, eso sonó fuerte.— Yubyul abrió sus ojos, Jungkook volvió a verla.— Si hablamos de odio, pues, odio la escuela. Realmente, cada mañana despierto deseando que esté inundada. También, odio viajar.

— ¿Por qué odias eso?— Jungkook preguntó sorprendido.— Yo amo viajar, amo conocer nuevos lugares.

— Desde que tengo memoria, he vivido en muchos lugares. Debido al trabajo de mi padre nos mudamos siempre.

— Oh, ya veo... ¿Y qué amas?

La sonrisa de Yubyul apareció. No dudo ni dos segundos

— Amo Busan.

— ¡¿Qué?!— Casi se rió.— ¡¿Por qué?!

— Porque es una ciudad grandiosa, ¿okay?— Sonrió, siendo contagiada por la divertida sonrisa de Jungkook.— Edificios, luces, ambiente tranquilo y cómodo, pero también, la playa, el puerto, los fuegos artificiales. ¡Los clubs! ¡Las fiestas! ¡La gente!

—Wow. No puedo creer tu amor y emoción al hablar de... Busan. Digo, yo aveces quiero irme.

— Eso es porque no te has dado oportunidad de conocerla. Tienes que explorar Kook, sino, no encontrarás nada.

— ¿Y cómo se supone que empiece a explorar?— Movió sus manos cuando dijo la última palabra.

La campana que anunciaba el fin de receso sonó. Yubyul se puso y empezó a caminar a las escaleras, Jungkook la seguía por atrás, y frenó en seco cuando Yubyul se giró sobre sus talones y lo miró con un brillo en sus ojos.

— Espera hasta el sábado, será como una entrada para que conozcas de todo lo que te has perdido.

Persona especial ➳ JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora