Capítulo 1

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Mientras subía y bajaba la ventanilla del coche de mi padre, no podía dejar de pensar en los últimos acontecimientos de estos últimos meses. Aún no entiendo como mi padre, un hombre serio, racional y que irradia poder, ha sucumbido a los encantos de la arpía que, ahora en adelante, iba a ser mi madrastra. Aún estoy esperando a que esto tan sólo sea una horrible pesadilla de la cual tengo que despertar tarde o temprano. No puedo entender que mi padre me estuviera arrastrando de Canadá, mi ciudad natal, para irnos a vivir a unos de los barrios más caros y ricos de todo los Ángeles. En Canadá teníamos una vida sencilla, viviendo en un pequeño apartamento sin comprar cosas excesivamente caras o que no necesitábamos, pero ahora, después de haber conocido a Anna Steve, todo ha dado un giro de 120°. Esta mujer es una de las modelos más importantes de todo Estados Unidos y no hace falta decir que gana millones cada mes. Conoció a mi padre en no se que mierda de sesión fotográfica, Nick, mi padre, es editor de fotos y dice, que cuando tuvo que editar sus fotos tuvo un amor a primera vista. Odio que le importe esa mujer más que yo. Odio que le de igual que me esté alejando de todos mis amigos y que no pueda terminar mi último año de instuto en el lugar que me crié. ¿Acaso no se da cuenta de su error?

-Aiden, deja de hacer eso, me pones nervioso-. La voz de mi padre me saca de mis pensamientos y me obligo a mirarle. Tiene el pelo negro al igual que yo, salvo que este tiene indicios de algunas canas, sus ojos son tan azules que con una sola mirada te puede dejar congelado y sus rasgos de un hombre que ronda casi los 50, le da un aspecto más interesante. Tiene un físico que se nota que en los tiempos que era joven, se mataba en el gimnasio y ahora, que esta un poco más deteriorado, lo mantiene dando grandes paseos con la bici, en la natación o saliendo a correr en las tardes cálidas de verano.

-Hay cosas tuyas que a mi también me ponen nervioso y no te digo nada-. Le contraataco mirandome por el espejo del coche. Yo he heredado su pelo negro, pero mis ojos son de un color verde y azul esmeralda, los cuales los herede de mi madre. Soy un chico normal, que vivía en un barrio normal que tenía amigos normales, pero ahora estaba yendo hacía una nueva vida donde el dinero nos sobra por las orejas.

-Sigues enfadado por tener que mudarnos a los Ángeles?-. Me pregunta como si no lo supiera ya de ante mano.

-Para nada, me encanta que me alejes de todos mis amigos el último año de instituto, a que persona normal no le gusta eso?-. Le respondo intentando poner todo el sarcasmo que puedo en esa frase.

El suspira y se frota el puente de la nariz antes de volver a poner los ojos en la carretera, cosa que agradezco enormemente.

-Escucha hijo, se que esto de la mudanza te está costando asimilarlo y que pensarás que soy un mal padre, pero Aiden, desde que tu madre murió, no había sentido esto por una mujer, así que por favor, dejame ser feliz. Además de que seguro que te encanta tu instituto nuevo y conocerás a mucha más gente-.

Ahora el que suspira soy yo. Apoyo el codo en la ventana del coche y luego mi cabeza en la mano, intentando asimilar todo. Si, es verdad que desde la muerte de mi madre por el fatídico cáncer, lo había hecho cambiar, y ahora que ha conocido a Anna, parece más feliz. Sin duda, debería estar feliz por el, así que acabando esta discusión le digo:

-Esta bien, pero que sepas que no voy a ser amable con ella-.

El sólo suelta una especie de risa mezclada con un suspiro y no hablamos más en todo el viaje.

Un par de horas después, llegamos a los Ángeles y cuando entramos en el barrio pijo, me voy dando cuenta de las enormes casa que hay. Todas de diferente tamaños y colores, y me asusto cuando me doy cuenta de que cada casa es mayor que la anterior y mi padre aún no ha parado el coche.

Cuando Creo que las casas no pueden ser más grande, el coche se para justo en frente de una impresionante mansión blanca, con unos grandes ventanales y de tres pisos. La puerta blanca también de barrotes se abre, y deja paso a un gran jardín en el cual hay un mini fuente y varios árboles, pinos, arbustos y un pequeño campo con flores.

El coche se para una vez más, esta vez para que pueda bajarme, y me encuentro con Anna, mi querida madrastra con un camisón blanco y unas pantuflas de andar por casa. Pensé que iba a estar todo maquillada y perfecta. Anna es rubia natural lisa con los ojos grandes y grises, y un cuerpo que para tener 40 y pocos, es prefecto, ya que aparenta muchos menos años de edad. Nos espera con una gran sonrisa en la cara, y nada más ver a mi padre, se lanza a por el y se lo come, literalmente, a besos. Decido no ver eso y me dedico a sacar mi mochila con mis pertenencias y mi móvil. Cuando Anna ha dejado esa exhibición tan cariñosa, viene hacia a mi y me abraza.

-Has crecido mucho desde la última vez Aiden-. Me dice, su perfume de Coco Channel me inunda las fosas nasales y me empiezo a sentir un poco mareado. -Debes de estar hambriento, quieres algo para comer?-. Me pregunta amablemente.

-Ew no gracias, estoy agotado eso si, y me gustaría descansar para mi primer día de instituto-. En parte es verdad, mañana entraré a las clases cuando han empezado hace una semana, así que mañana debo estar decente.

-Oh, claro, venga que te llevó a tu habitación-. Me responde Anna, asiento y camino detrás suya. Mientras vamos llegando a su habitación, me va enseñando la casa. La cocina con unos taburetes y una isla bastante chula, el salón con los sillones grises y una gran tele, el comedor con una pedazo de mesa rectangular y, en la plantas de arriba, mi cuarto. Están todas las pertenencias que tenía en mi otra casa y eso, me reconforta un poco. Mi padre y Anna se despiden de mi y me dejan con mi soledad. Me quito la ropa rápidamente y me pongo mi pijama, me acuesto en la cama después de programar el despertador para las 7:30 y lo último que veo antes de cerrar los ojos es mi póster de Blazin Squad colgado en la pared.

TatuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora