3º Capítulo

680 126 39
                                    

  —¿Por qué tengo que ayudarte? — Dijo con desdén, metiendo las manos en sus bolsillos.

Abrí los ojos como platos ante su pregunta, ¿Es tonto o qué?

—¿Acaso no lo ves? —Enarcó la cejas, como si aún no entiendera—¡Estoy en el suelo! —Chillé.

—Te ayudaré con dos condiciones.

No daba crédito a lo que oía. Enarqué las cejas incrédula y prosiguió:

—Una que me hables moderadamente, no hace falta gritarme —Rodé los ojos ante su comentario y bufé.— Y dos, pídeme por favor.

Suspiré y cogí aire.

—Por favor, desconocido. ¿Me ayudarías a levantarme? 

—Así, mejor. 

Dejó la mochila que colgaba de su hombro izquierda en el suelo, y se acercó a mí. Flexionó las rodillas para poder coger por la pierna izquierda y así poder sentarme en la silla. 

—Gracias —Susurré, mientras él volvía por su mochila. 

Cogí fuerzas para poder deslizarme por el asfalto e irme a casa, pero él me lo impidió.

  —¿Vas a ir a casa? —Enarqué una ceja, un poco sorprendida.  —Te puedo llevar en mi coche...

Pensé por  unos segundos en la respuesta. ¿Y si aparecía Shawn? Imposible después casi de una hora...

  — Vale. 


(...)

Iba en el coche, con un desconocido. ¿Y si me secuestra? El temor por unos momentos se hizo presente en mi cuerpo.

—¿No me irás secuestrar, no? —Dije mordiéndome el labio interior.

Una risa socarrona salió de sus diminutos labios.

—Claro que no—Suspiré aliviada, y dirigí mi mirada hacia fuera.—Además, si fuera secuestrar a alguien hubiera cogido a una chica sexy... Y no así....

—¿Así cómo? —Pregunté desconcertada, con un toque de enfado.

—Así de simple, es decir, eras demasiado diferente a las demás... 

— Agh, gracias —Respondí con un tono sarcástico.

—¿Cómo es qué estabas sola Becca?—Dejó de mirar la carretera para dirigirla hacia mí.

—Pues... No sé cosas de la vida—Mentí.

No quería pensar en Shawn me había fallado por primera vez y cuanto lo más lo pensaba más me enfadaba.

Cuando llegamos a mi casa, paró en seco. Lo miré a los ojos, él también.

  — Bueno...— Dije.

— Bueno...— Respondió él.

— Gracias por traerme.

Me iba desabrochar el cinturón de seguridad, pero su mano fría me detuvo.

—¿Sabes? Eres una mujer fuerte.

Y me dio delicado y sencillo beso en la mejilla.  


Nunca Me Olvides © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora