La gárgola de la fuente

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Todas las noches, la gárgola de piedra abandona su chapitel de la catedral de Ravenhold, que se encuentra encima de un lago y viaja a Ravnica, la morada de los Planeswalkers. La gárgola es una fuente de la que sale agua que llega al lago. Llega a otra fuente en Ravnica, en la que espera una ninfa. Ella sonríe, y canta una canción. La gárgola escucha, alegre, mientras las aguas de la fuente están calmadas. Luego, al amanecer, volvía a su chápitel y se colocaba al lado del lago, mientras un chorro de agua clara descendía de su boca por la hierba, hasta llegar a él.

Un día, los habitantes de Ravenhold se dieron cuenta de que ya no salía agua de la gárgola, y esta estaba mohosa y llena de telarañas. La ninfa ya no estaba. Solo la gárgola lo sabía, y ahogó sus penas secando el lago de su ciudad. Una noche, un extraño personaje apareció en una barca en el lago. Llevaba una capucha y un bastón con una piedra negra en la punta. Al llegar al centro del lago, arrojó la piedra a sus aguas mientras extendía los brazos diciendo extrañas palabras. Súbitamente, apareció un remolino oscuro que hizo enfermar a todos los seres acuáticos del lago, y empezó a absorber árboles y arbustos, lo que lo hizo más grande. El extraño viajero llegó a la orilla y huyó, mientras su barca se hundía en las profundidades.

Una torre fue absorbida por el tornado acuático, y entonces sonó una melodía, cantada por un coro de ninfas:

Calmad, calmad,

Y conmigo cantad

Hasta que las aguas se calmen

Con el sonido de esta melodía 

Un viajero desconocido en su barca llega,

Se establece en su territorio y empieza la noche,

Con un remolino absorbente

Que tenebrosamente lleva a la oscuridad 

Pero ¡cuidado! pues las aguas oscuras

Podrán arrastrarte hasta el centro del mundo

Ocasionando un Apocalipsis aterrador

¡Cuidado! y que las aguas se apacigüen

El remolino abismal dejó de succionar objetos y desapareció con un destello. La gárgola cobró vida de nuevo, pensando que una de las ninfas era la de la fuente. Ellas descubrieron al personaje encapuchado, que estaba subido a un árbol, y le persiguieron junto a la gárgola.

Finalmente, llegaron a un precipicio en el que el personaje encapuchado se quitó la capucha, dejando al descubierto un rostro femenino. De pronto, la gárgola se desplomó en el suelo. Era la ninfa que él conocía. Se miraron un instante y las lágrimas inundaron sus rostros, justo antes de que las demás ninfas la arrojaran al vacío. 

Los días siguientes el lago se secó y la hierba se volvió amarilla. La gárgola volvió a su sitio habitual, y cada pocos segundos caía una gota de agua en la hierba, que sin embargo no llegaba al lago. Ravenhold dependía de los pueblos de alrededor, pues el lago era la fuente más importante de recursos de esa zona. 

Afortunadamente, gracias a la gota de agua, una flor brotó debajo de la gárgola y cada día crecía más y más. La gárgola se imaginaba tristemente que la flor era la ninfa. Poco a poco, fue recobrando su felicidad, y el agua caía con mayor frecuencia, hasta que llegó al lagó, llenándolo de nuevo y trayendo la prosperidad a la ciudad de Ravenhold.




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