La leyenda de Gálvanoth

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Los gremios de Tarkir llevan unidos más de un siglo, huyendo de su enemigo, el temible Zurgo y sus ejércitos de orcos. Llevan tiempo ocultándose en la montaña de Valakut, pero ahora se han encontrado con ciertas dificultades... 

- ¡Atrancad la puerta! ¡Que no entren!

- ¡Mi señor, estamos atrapados como ratas!

Los orcos habían irrumpido en el salón principal, guiados por su líder, y se encontraban en la puerta de la sala del trono. Los más leales guerreros se encontraban dentro, con Sarkhan Vol, su líder. Se oían gritos, y por la ventana se observaban casas incendiadas y árboles chamuscados. El aire olía a azufre, y los orcos daban golpes, intentando derribar la puerta. 

- Mi señor, huyamos por la ventana. No podemos combatir contra semejante escoria. Busquemos refugio en la cumbre de la montaña...

- ¡No nos precipitemos! Debo defender a mi pueblo; de otro modo me verán como un cobarde.

En ese momento, Zurgo llegó a la puerta y la partió en dos con su maza. 

-¡¿DÓNDE ESTÁN?!

En la habitación no había nadie. Mientras, en el tejado se encontraba Sarkhan con sus soldados.

- Menos mal que me hizo caso, señor.

Sarkhan observó la masacre que se estaba desarrollando debajo. Lluvias de flechas cruzaban el cielo.

- Nunca debimos enfurecer a Zurgo, Tajic.

- Lo sé muy bien, mi señor. Él mató a toda mi familia. Todo lo que me queda es mi oficio de paladín, y usted, que ha sido como un padre para mí.

- No nos pongamos sentimentales - dijo Sarkhan, dibujando una sonrisa.

Decidieron ir a la cima. Saltaron, y Sarkhan y sus soldados se enfrentaron a los orcos. Eran fieros guerreros, y llegaron sin muchos problemas al camino que conducía a la montaña. Los demás orcos les pisaban los talones.

Sarkhan había aprendido las técnicas de los Planeswalkers en secreto y provocó un derrumbe de piedras que les permitió ganar tiempo. Además, invocó a tres elementales de fuego para que se enfrentaran a ellos al sortear el muro de roca. Sus soldados se quedaron boquiabiertos, y él regresó al grupo mientras oían ruidos metálicos de escudos y espadas.

Finalmente, llegaron a una cueva en la cumbre. Nevaba, y en el interior de la cueva se respiraba un intenso aroma a lavanda. En el centro de la sala se encontraba un monstruo dormido. Se llamaba Gálvanoth, y nadie sabía de su existencia. Era un infernal, una criatura que se parecía a una serpiente, solo que más voraz.

Decidieron quedarse, pero teniendo cuidado de no despertarlo. Desafortunadamente, Tajic golpeó a una piedra que cayó a los pies de Gálvanoth. Todos aguantaron la respiración. De repente, todo el cuerpo del infernal creció y una gran boca devoró a tres soldados.

-¡CORRED! - gritó Sarkhan. 

Gálvanoth destrozó las paredes de la gruta y se dirigió al pueblo de Valakut mientras Sarkhan Vol observaba los destrozos que habían causado.

- Yo empecé esto - le dijo a Tajic. Ahora lo terminaré.

Y saltó al vacío, justo encima de Gálvanoth. Se montó en su cuello mientras este devoraba hordas de orcos. Zurgo se subió a un tejado y saltó sobre Sarkhan. Se enfrentaron encima del infernal. Zurgo era más grande y Sarkhan cayó desde Gálvanoth y se desmayó. Zurgo descendió hasta donde estaba para rematar el golpe, pero el infernal se lo comió en un instante. Sarkhan recobró el reconocimiento y le lanzó una daga, que se le clavó en el cuello y acabó con su vida.

Los orcos que habían sobrevivido huyeron, los supervivientes se reunieron alrededor de su rey que, victorioso, les prometió arreglar los destrozos causados. Valakut se transformó en una ciudad comercial poderosa, y Sarkhan reinó y se convirtió en un Planeswalker.


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