Capítulo 1: 'cartas voladoras'

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Estaba sentado en el sofá, digamos que mudarte sólo es muy aburrido, no tienes nada que hacer ni con quién charlar, es estresante por así decirlo. Antes vivía con mi mejor amigo, con él al menos podía platicar de cosas "interesantes"; casi siempre hablábamos gilipolleces, pero nos entreteníamos uno al otro.

Estar sólo es muy desagradable, sientes un vació en toda la casa, además de que por si no es casa casa, si no un departamento, pero no lo creáis, es bien grande, hasta tiene un pequeño balcón en la sala, eso me agrada porque puedes salir y ver el sol por las mañanas y los atardeceres. 

Eso sonó muy gay, Rubén, pensé.

Me levanté de mi aburrimiento y puse una película, "Saw" para ser exacto, esa película es incomparable me encanta, me senté de nuevo en el sillón y le di play en el mando del televisor.


**

Me levanté después que terminó la película, después de dar uno que otro pequeño gritito, porque de verdad, esa película es muy buena.

Estaba dándole de comer a mi gata, la única compañera y amiga que tengo por aquí, cuando tocan a mi puerta, era raro porque llevaba aquí más o menos casi una semana y no había hecho amigo alguno y no esperaba ninguna visita.

Me levante del suelo y fui abrir la puerta, no había nadie, seguro era una broma y debo admitir una broma muy mala, miré ambos lados del pasillo pero no vi a nadie, fue cuando bajé mi mirada al suelo. Había un sobre de color amarillo pastel, sin nada escrito ni por delante ni detrás.

Al menos alguien quiere hablar conmigo —pensé—. Pero de una manera muy extraña. —Dije par mi mismo.

Entré de nuevo a la casa sin antes volver a ver por el pasillo, me senté en el sillón y la abrí, digamos que sin mucho cuidado, después de todo era un simple papel, miré un poco la letra y era una letra muy bonita, sin borrones ni manchas, todo escrito con mucha pulcritud.

"¡Hola! Quería darte la bienvenida en persona, pero tu presencia me pone de nervios (en el buen sentido)" Rxx

Una pequeña risa se me escapó por lo último, me levanté de nuevo y fui hacia el pasillo, sé que suena desesperante pero, de verdad quería saber quién envió la pequeña carta, por alguna razón recordé un canario, como si las cartas volaran. 

Fui en vano, ya que lo único que me encontré fue una señora mayor de edad que estaba saliendo del elevador con un perro de esos que parecen rata, me dio un poco de asco. Me fui a mi cama todavía con la carta en mano, pensando ¿quién es R?

Admiradora Secreta // Rubén Doblas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora