Cuando vi a aquél pintoresco grupo de jóvenes proponiendo a la mismísima War, a la que sólo tuve el placer de entrevistar una vez y vi en ella una enorme falta de valores; encontrar a Gabriel, no pude hacer más que alegrarme. De inmediato sentí un impulso que me instaba a acercarme a ellos y pedirles que me dejaran entrar en su grupo. Bendita sea mi suerte, y la suya, pues así lo hice, y ellos necesitaban a alguien como yo.
Conocí entonces a Blasphemy, la líder del grupo, que es una hechicera baja de aspecto demoníaco que no para de decir palabras malsonantes; Hunger, un hombre-león de aspecto enfermizo, bastante callado; Plague, un hada grande de curiosa belleza y alegría casi constante; y War, que en realidad es más agradable de lo que aparenta ser.
Todos ellos de diferentes edades, pero jóvenes igualmente. Desprenden tantísima energía, tantas ganas de avanzar y cambiar, hablan tan alto de cosas tan burdas. Me hacen sentir rejuvenecido, casi como si volviera a mi adolescencia o a los años de universidad.
Ahora mismo Blasphemy, que ha sido la primera en llegar como líder responsable que es, me explica que tiene una bolsa que hace las veces de espacio cerrado y en la que cabe de todo. Me cuenta que apenas pesa y que lleva ahí dentro pociones, tiendas de campaña, un par de libros, y que en cuanto llegue War le dirá que le pase unas cuantas armas para guardarlas ahí.
No para de hablar, y yo la escucho a ratos pues me resulta difícil acostumbrarme a tanta palabra malsonante intercalada en sus frases. No consigo entender el porqué de esta manera de hablar, pero supongo que a ella le gusta y eso es suficiente. Ya cambiará con los años y se dará cuenta de que necesita un vocabulario más culto.
Llegan entonces Plague y Hunger. Me encanta ver cómo surge el amor entre ellos. Se les nota. Cualquier excusa es buena para acariciarse. Aunque lo que más me fascina es cómo se miran. Estamos en un videojuego y, aun así, puede verse la atracción que sienten. Daría cualquier cosa por verles en la vida real. Seguro que son de lo más peculiar.
Poco después llega War. Blasphemy le recrimina de inmediato que llegue tarde, y la guerrera le responde con un soberbio "lo bueno se hace esperar". Ignoramos su comentario y la maga le pide que le pase armas. La otra le da un puñal, y Blasphemy lo guarda con gesto escéptico.
-Necesito llevar encima el hacha y la espada – explica War como si fuera obvio.
Después empezamos a avanzar. El objetivo de los próximos tres días es llegar a Ciudad Mercado, una de las ciudades más importantes en Pangea. Sin embargo, para llegar hasta allí debemos atravesar el Bosque Tranquilo, que como bien indica su nombre, es sereno. No porque apenas aparezcan criaturas, al contrario, aparecen cientos de ellas, pero son de tan bajo nivel que eliminarlas o ignorarlas es sencillo.
Los nombres dentro de Pangea son bastante descriptivos. Por ejemplo, ahora estamos en Ciudad Coliseo porque aquí se encuentra el Coliseo. Ciudad Mercado recibe su nombre porque en ella apenas hay habitantes. Es un mercado constante, día y noche. Allí se pueden encontrar todo tipo de artilugios, desde espadas baratas de lo más comunes hasta cascos recubiertos con escamas de dragón. Incluso objetos exclusivos, de los cuales sólo existe un artículo en todo Pangea.
Y allí nos dirigimos, porque también es de los mejores lugares para conseguir información al haber tanta gente, y nosotros necesitamos saber cosas sobre Gabriel. Cierto es que hay una gran cantidad de información sobre él en Internet, y Blasphemy ha hecho un enorme trabajo de investigación para saber cuánta procede directamente de El Juego y cuánta de la red. Así podremos contrastar y jugar mejor nuestras cartas.
Cuando estamos saliendo de la ciudad, un grupo de periodistas nos rodea. Es por War. Ha sido un auténtico bombazo que dejara el Coliseo, por lo que todos los periodistas de Pangea TV, El Juego TV, revistas y demás quieren entrevistarla. Incluso me atrevería a decir que quieren entrevistarnos a los cinco.
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Sangre sobre el pan
Science FictionEl mundo a tus pies, y no lo sabes. El máximo poder en tus manos, y no lo sabes. Puedes encontrar a Gabriel con sólo pensarlo, y no lo sabes. No sabes nada, y nunca lo sabrás, porque El Juego es imposible. Nunca llegarás a su final. Nunca saldrás de...