Al Estilo De Disney Channel [Corey Fogelmanis y tú]

Epílogo

Me robó nuevamente un beso y se corrió a su apartamento antes de que pudiera reclamarle sobre algo. Yo pasé al mio y me arrecoste en la puerta, suspirando como tonta.

-¿Que tienes?- preguntó Rowan.

-La picó el mosquito de Coreytitis- dijo Anto, a lo que todas reímos.

-¿Ya dije que es hermoso?- pregunté ida en mis pensamientos.

-¡Oh Dios mio!- exclamó Anto -¡Devuelveme a mi amiga!

Después de eso todas reímos. Aunque algo en eso me hizo pensar una cosa: ¿Y si ya no soy la misma que antes? ¿Y si he cambiado? ¿Y si lo hice... me gusta el cambio o no? Esas palabras resonaban en mi cabeza y otra, que nunca me imaginé que me haría, llegó:

¿Y si no vuelvo a ser la misma?

Oh Dios. Que drama tienes. Con tu drama harán una novela, ya verás.

Pensé que ya estabas muerta, aunque eso sería un milagro.

Mira, muggle de quinta, deja a un lado la preocupación. Si todo ésto es por Corey solamente deja que las cosas sigan su curso, ¿no?... Si tienes que cambiar, cambia. Pero si no, solo sigue la corriente.

Pero...

Pero nada, soy la voz de la conciencia, ya he dicho. Y piensa en lo que te dije, total, la vida es una y ahí que vivirla al...

-Al estilo de Disney Channel- sonreí.

-¿Disculpa?- preguntó Kathe.

-Oh, nada. Solo pensaba- sonreí nuevamente.

Mi conciencia, por más perra y zorra que fuese, tenía razón... mucha razón para ser sincera.

¡Aleluya! La niña entendió por fin.

Me levanté del piso -de donde estaba tirada- ignorando completamente a mi conciencia y me sacudí mi pantalón. Caminé hasta mi habitación, en donde habían dos colchonetas más una tercera ya que Sabrina se quedaría a dormir aquí.

Cuando entré, las cuatro chicas me miraron con una ceja alzada. Yo le hice caso omiso a sus miradas y me arecoste en mi cama, dejando caer mi cuerpo en ella y suspirando.

-¿Que ocurre?- preguntó Rowan.

-¿Creen que cambié?- pregunté de repente.

-_____, si es por lo que dije hace rato, no era...

-No es eso, Anto- la interrumpi -Respondan mi pregunta, ¿Cambie?

Las chicas se miraron por unos segundos, para luego mirarme a mi y volver su vista a ellas cuatro con rostros pensativos.