Las palabras del poeta

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Después de las palabras muertas,
de las aún pronunciadas o dichas,
¿qué esperabas? Unas hijas volantes, más papeles dispersos. ¿Quién sabe? Unas palabras
deshechas, como el eco o la luz que muere allá en gran noche.

Todo es noche profunda.
Morir es olvidar unas palabras dichas en momentos de delicia o de ira, de éxtasis o de abandono,
cuando, despierta el alma, por los ojos se asoma
más como luz que cual sonido experto.

Todo es noche profunda.
Morir es olvidar palabras, resortes, vidrio, nubes,
para atenerse a un orden
invisible de día, pero cierto en la noche, en gran abismo.
Allí la tierra, estricta,
no permite otro amor que el centro entero.
Ni otro beso que serle.
Ni otro amor que, ahogado, irradia.

En las noches profundas
correspondencia hallasen
las palabras dejadas o dormidas.
En papeles volantes, ¿quién las sabe u olvida?
Alguna vez, acaso, resonarán, ¿quién sabe?, en unos pocos corazones fraternos.

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