Capítulo 5: Recuperar lo que perdí

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Con el pasar de los días las miradas más duras se fueron suavizando. Ya no me sentía tan intrusa. Establecí una rutina para recuperar la armonía de mi familia.

Me levantaba temprano para preparar el desayuno junto con mamá. La casa se llenaba de alegría en cuanto mis niños despertaban. El verano ya estaba por llegar y sólo faltaban unas semanas para que terminen las clases.

—Traje un pavo extra para la profesora Mason— anunció papá sentándose a la mesa. Prim y Rye ya habían salido de casa en el autobús escolar. Mamá, Peeta y yo terminábamos nuestro desayuno.

—¿Y eso?— pregunté intrigada.

—Rye tuvo problemas en la escuela— comentó mamá, miré a Peeta para conseguir más datos.

—Bajó en sus calificaciones y... se vio implicado en algunas peleas. Johanna lo estuvo apoyando. Se hizo cargo personalmente de él.

—¿Cómo que se hizo cargo?— pregunté mirando a todos.

—El niño estuvo bajo mucha presión, nos llamaron de la escuela más de una vez. Casi pierde el año...— a mamá se le llenan los ojos de lágrimas recordando.

—Fue Johanna quien intervino para evitarle más problemas. Y le ha estado dando clases particulares algunas tardes para ayudarlo en los exámenes finales— concluye Peeta.

—Yo misma prepararé el pavo e iré a dejárselo— murmuro.

—Creo que mejor voy yo— dice mamá mirando fijamente a Peeta. Noto que él se siente incómodo. Nadie dice más y no sé porque esta conversación me parece tensa.

Me dedico a limpiar el animal intentando hacerme una idea de lo mucho que mi hijo ha sufrido por mi conducta. Debieron meterse con él en la escuela, Rye heredó el mismo carácter tranquilo de su padre, él no inicia peleas. Es Prim quien me ha sacado este carácter tan difícil que tengo. Ella es una mezcla de lo angelical de su padre con mi temperamento de mierda. Y Madge, aún no sé a quién de los dos se parecerá. Los tres son rubios como Peeta y mamá. Rye tiene mis ojos pero más bonitos. De un gris tan brillante que refleja el color de su alrededor.

Coloco el pavo en una fuente descartable, lo cubro con un lienzo limpio y lo dejo en la mesa de la cocina para que mamá lo lleve. Luego decido que puedo ser yo misma ya que mi hijo está con Johanna. Respiro profundo y salgo a la calle, cruzo la avenida pensando en lo que le diré. "¿Gracias?", "Te agradezco por proteger a mi hijo" 

Conozco a Johanna desde que éramos niñas, nunca fuimos buenas amigas porque tiene una personalidad complicada. Cuando supe que estaba estudiando para ser profesora no lo podía creer.

Llamo a la puerta antes de decidir que decirle. Por suerte ella misma me abre y no su madre que siempre me está espiando por la ventana.

—Katniss Everdeen— me sonríe. –A Rye le falta poco para terminar, pasa— se hace a un lado y no puedo evitar sentirme mal cuando pronuncia mi apellido de soltera.

—Gracias. Esto es para ti— le extiendo el presente. Ella lo mira curiosa.

—Ya le dije a tu padre que no me deben nada pero lo aceptaré porque mamá ama el pavo silvestre.

Camina hacia su cocina y la sigo.

—Quiero saber qué problemas ha tenido mi hijo en la escuela— le digo sin rodeos.

—Siempre tan directa. Los niños se metían con él. Tú sabes lo chismosa que es la gente en este pueblo. Mi propia madre no puede controlar su boca. Cuando los televisores sean más populares quizás dejen de meterse en la vida ajena— suspira. —¿Te vas a divorciar?— me pregunta sorprendiéndome.

Expiación (Katniss & Peeta) - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora