Era una noche cálida, la obscuridad del firmamento era cubierto por pequeños destellos blancos, dejando una hermosa visión del obscurecido cielo, algunos animales nocturnos salían de sus madrigueras para cazar o recolectar alimento, en una parte un poco más alejada de la pequeña aldea entre los árboles se alzaba imponente una cabaña , desde el exterior se logra distinguir la luz que provenía de una fogata, para la joven Miko que se encontraba dentro de la cabaña esa era una noche tranquila y hermosa pero a pesar de querer disfrutarla no podía, la ansiedad y desesperación no la dejaba en paz.
Desde hace cuatro días su esposo junto al monje Miroku habían partido a realizar un exorcismo en un pueblo alejado y habían prometido volver antes del anochecer del tercer día.
Pero no habían regresado y por esa razón se encontraba en ese estado, sabía que el testarudo de su esposo era fuerte pero eso no evitaba que se preocupara.
-inuyasha
Maldición lo extrañaba tanto, muchos dirían que era una tontería pero para ella no, se había acostumbrado a estar al lado de su esposo disfrutando de sus caricias, de sus besos, de la forma en que le hacia el amor y también de las tonterías de este, además hacia mucho que no se separaban por más de un día.
Inuyasha se había vuelto indispensable para ella casi como respirar.
Un suspiro salió de sus labios como hace unos minutos atrás, había pasado todo el día intentando sacar al hanyou de su mente pero para su desgracia no tardaba ni cinco minutos para que la preocupación y el deseo de estar junto a él, regresara a atormentar su mente.
-¿Mamá?
Dirigió su mirada al pequeño que abrazaba una manta con un brazo y con el otro restregaba su ojo mientras un bostezo se escapaba de sus labios, ante esa imagen no pudo evitar que en su rostro apareciera una sonrisa.
-¿No puedes dormir cariño?
-No - el pequeño negó igual con la cabeza.
La sonrisa de kagome se amplió y abrió los brazos invitándolo a refugiarse en ellos, el niño al entender el mensaje corrió hacia su madre sin soltar la manta en ningún momento.
Estar entre los brazos de su madre era lo que más le gustaba, era un lugar cálido y tranquilo además de que su madre le acariciaba el cabello y lo mimaba.
Al tener a su hijo entre sus brazos los envolvió con ellos y beso la cabeza del infante, las orejitas del pequeño se movieron y su madre soltó una pequeña risita.
-¿Por qué no puedes dormir?- pregunto de forma suave mientras acariciaba su cabello plateado.
-tuve una pesadilla- el pequeño se alejó de su madre para verla a los ojos.
Kagome vio en los ojos de su cachorro -palabra que se le quedo de costumbre gracias a inuyasha- el rastro de miedo en ellos.
-¿El mismo sueño?
El pequeño asistió
Kagome lo vivió a abrazar haciendo que la cabeza del pequeño descansara en su pecho, el niño se acurruco más hacia su madre y cerró los ojos.
-Tranquilo, mamá está aquí.
Atsushi era la viva imagen de su padre además de las orejitas había heredado los ojos dorados y el cabello plateado, al parecer estas dos últimas características era algo que diferenciaba a los que tenían sangre Inu youkai en sus venas tomando en cuenta a inuyasha, sesshomaru, el padre de los dos hermanos: Inu no Taisho, y por relatos de Rin la madre de sesshomaru.
Últimamente su hijo tenía pesadillas debido a una mala experiencia que sufrió unos meses atrás al jugar con los niños de la aldea.
Los niños de la aldea se divertían jugando a las escondidillas, su cachorro en un intento de no ser encontrado fácilmente se adentró mucho en una cueva, después de un tiempo trato de salir de su escondite pero al querer encontrar la salida se perdió.

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Días comunes (Inukag)
RomanceEn su mente Inuyasha se maldecía e insultaba así mismo por no haber estado más al pendiente de su compañera. Tenía que encontrarla y salvarla, jamás, jamás se perdonaría si su esposa... sacudió su cabeza para sacar las horribles imágenes que su ment...