Los pequeños Cosa 1, Cosa 2 y Cosa 3.

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Suena el despertador, pensaba desactivar la alarma puesto que estoy temporalmente de vacaciones pero no quiero perder el hábito de levantarme temprano. Abro el clóset y ahí están mis nuevos compañeros de casa, tras ducharme los llevo al veterinario.
Somos atendidos enseguida y de manera convencional, los pequeños son revisados, al parecer todo está bien. Me preguntan sobre ellos y les cuento cómo salí a caminar y al encontrarlos me los llevé a casa movida por la lástima que me produjeron.

--Yo le llamaría compasión. Si hubiese usted sentido simple lástima los habría dejado, en lugar de ello los llevó consigo protegiéndoles de lo que les pudo esperar en las calles.--Me corrije la veterinaria que examina a los pequeños.--¿No lo cree así?

--Sí, supongo.--Respondo con la mirada baja incómoda de saber que tiene razón cuando yo me creía incapaz de albergar empatía.

Pago la consulta y se me solicita que llene unos papeles que servirán como expedientes para sus futuras visitas a revisiones, nombre... No me complico la existencia, serán los pequeños Cosa 1, Cosa 2 y Cosa 3. Nos retiramos y vamos de vuelta a casa. Entramos y los dejo andar sueltos vigilando que no entren a la cocina como niños traviesos y curiosos... Niños... No me deprimiré, ellos son mis niños ahora. A donde sea que va uno, van los otros dos.
Cosa 1 tiene rayas en tonos marrón sobre el color predominante en su pelaje que es naranja, Cosa 2 sólo tiene rayas en la cabeza y tiene patas del mismo color marrón y Cosa 3 tiene en hocico, las orejas y las patas en marrón, es casi por completo naranja, son un trío de gatos muy pinto con ojos grises. Son muy pequeños, así que se alimentan de leche y trozos finos de jamón, no comen mucho, lo cierto es que poco hacen además de dormir ya que son bebés todavía. Verlos dormir tanto me hace pensar en mi "situación" pero no por ello voy a echarlos, mejoran mis días estando aquí y no me estorban para trabajar.
No llevamos bajo el mismo techo más de cuatro o cinco días pero ya les he tomado cariño a estos curiosos mininos que me han hecho descubrir en mí un poco de calidez, sin duda son ellos la compañía que necesitaba. Entonces comienzo a recordar a Rodrigo y me pregunto si él encontró calidez en sí mismo también. Recojo del cesto de basura la tira arrugada y la miro distinto, echo un vistazo al pasado para toparme con todos mis errores de los que solía culpar a Rodrigo, y es que fue él quien me hizo así pero yo pude haber entendido.
Salgo una tarde a caminar y encuentro tres gatos bebés en una caja, me conmueven y me los llevo movida por la compasión, soy capaz de albergar emociones y me agrada saberlo. Tengo un corazón que aún funciona, aún siente y... Aún extraña.
Es como mediodía y no tengo ganas de cocinar, pido comida china a domicilio, nunca me terminaba el plato porque servían demasiado pero esta vez lo haré, estoy decidida, no voy a dejar nada en el plato pues mis amiguitos felinos son demasiado chicos para comerse lo que deje y tampoco está Rodrigo para ello.

Prometimos "Para Siempre" Colección Relatos De Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora