Primer evento

50 15 13
                                    

Cuando te levantaste de la cama sentí como si te estuvieras resbalando de mis manos. Pero no importa qué hagamos o digamos no se puede cambiar lo que pasó. Lo que pasó es una señal de que nunca nos haremos daño. No, no me hiciste daño en ningún momento. No quiero que pienses que me sentí mal contigo, quiero compartir contigo la hoguera que llevo dentro del pecho. No puedo olvidar la ternura con la que suavemente me consumiste. Nada estuvo mal, sin errores, todo, y es un camino sin salida porque me atrapaste, me capturaste y jamás podré desprenderme de tus brazos. Suspiré para darte un aliento que pudiera destruir tu cansancio. No fue un lecho de rosas, fue un lecho de espinas y como una espina te clavaste en mi carne, casi desgarrándome con dulzura, pero jamás hiriéndome. Te sentí frágil por algunos instantes y en tu fragilidad me aferré a ti para poder beber de tu delicadeza. Es extraño porque nunca pensé que pudiera encontrar a un hombre que tuviera la suficiente fuerza para mostrar su ternura. Con los movimientos suaves de tus dedos al desvestirme me transmitiste tus nervios como si tuvieras miedo de ver que había debajo de la tela que me cubría cuando ya habías recorrido casi todos los rincones de mi cuerpo, cuando ya habías visto casi todos los rincones de mi cuerpo antes de ese día. Estaba volando y me trajiste de vuelta a la tierra. La existencia cobró sentido al abrazarte cuando lanzaste ese suspiro de placer, cuando cogí tu nuca y sentí como dejabas tu cuerpo caer sobre el mío. ¿Te extraña que te diga todo esto? Quiero que te vuelvas a entregar a mí, quiero que sigamos siendo consumidos por nuestro vicio, aquel que me mostraste la primera vez que me abrazaste contra tu pecho, quiero seguir navegando por los sueños, quiero seguir navegando tu cuerpo, quiero que sigas navegando por el mío. Tuve miedo para decirte todo esto antes y creo que tú también tuviste miedo. No quiero que el miedo nos carcoma por dentro y acabemos perdidos como un libro apolillado. Tengo la esperanza de acabar despertando emociones que no he experimentado y que tú puedes hacerme sentir eso. Quiero hacer lo mismo contigo. Quiero yacer contigo hasta el amanecer, mecerte despacio durante la madrugada para que despiertes y me vuelvas a hacer el amor, quiero acurrucarme a tu lado y saber que nadie te llegará a conocer como yo y que nadie me conocerá como tú. Te amo.
Dejo el papel a un lado. Mi hermana tenía razón. Tuvimos suerte. Pocas personas disfrutan de su primera vez. Menos aún si son mujeres. Pocas personas la recuerdan. Menos aún con cariño. Me tumbo sobre la cama. Me gustaría poder tener más tiempo para conversar con ella. ¿Por qué todo el mundo se pasa tanto tiempo trabajando? ¿No se supone que son ocho horas? Eso es lo que dicen en el colegio. Pero cuando regreso a mi casa no hay nadie. Hace años que no hay nadie. Casi ni veo a mis progenitores. Hay un abismo insalvable. Solo puedo recurrir a mis hermanos. A quienes tampoco veo mucho. Los veía más cuando estudiaban. Yo era pequeño. Casi ni hablábamos. Ahora los necesito. Los necesito a todos. Mi hermana me podría guiar. Decirme si estoy haciendo bien las cosas con mi enamorada.
Mi enamorada.
Quisiera que estuviera a mi lado en este instante.
Quisiera poder dormir con ella esta noche.
Quisiera poder abrazarla y sentir su respiración.
Quisiera poder intoxicarme con el olor de su cabello.
Quisiera aferrarme tanto a ella que su sudor y el mío sean indiscernibles uno del otro.
Quisiera poder seguir amándola.
Quisiera no estar solo en mi cuarto ahora.

La inevitabilidad del arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora