AMARILLO

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Sebastián

En vez de ir a mi departamento en el cuarto piso por el ascensor, decido subir las escaleras. Corrí seis kilómetros ida y vuelta y estoy exhausto, necesito darme una ducha urgente. Tengo la remera gris y el pelo húmedo por el sudor y los pantalones negros de hacer deporte me están sofocando. No pensé que de noche haría más calor que de día. Me equivoqué estrepitosamente.

Casi llegando al tercer piso, me encuentro con una chica de espaldas a mí, sujetándose temblorosa a la pared.

-¿Estás bien?.- Pregunto cuando veo que toma varias respiraciones profundas.

Se da la vuelta tan rápido que pierde el equilibrio y todo su cuerpo se desploma.

¿¡Pero qué...!?

Salto los dos escalones que me faltaban subir y atrapo a una Leah inconsciente sujetándola bien fuerte contra mi pecho antes de que se golpee la cabeza contra el barandal de la escalera. Mi corazón late acelerado del susto, ¿Qué hace acá? ¡y en este estado! El aroma inconfundible del alcohol fuerte señala que está sumamente borracha. Bajo la mirada y la observo, largas pestañas oscuras que forman medias lunas sobre sus pómulos salpicados de pequeñas pecas y sus labios carnosos entre abiertos que dejan a la vista dientes blancos y perfectos. Acaricio el contorno de su rostro, es tan hermoso y delicado.¡¿pero que estoy pensando?! Hago lo primero que se me ocurre, paso mi brazo derecho por debajo de sus rodillas y levanto su cuerpo liviano encaminándome a mi casa.

Ámbar, mi hermana de diecinueve años de edad, me abre la puerta con expresión molesta después de que yo toque el timbre como un maniático fuera de control. Sus ojos celestes idénticos a los míos se abren como platos al ver que tengo a una mujer inconsciente en brazos y se hace a un lado dejándome pasar.

- Pero Sebastián ¡¿qué pasó?! No me digas que la atropellaste en tu carrera.

Pongo los ojos en blanco.

- No Ámbar, no soy estúpido.

- Entonces ¿qué pasó?

- La encontré borracha en la escalera, se desmayó y la traje.- Dije recostando a Leah en el sofá.

- ¿ Por qué no la llevas a la habitación de huéspedes? Es más cómodo dormir en una cama.- Dice poniendo un cojín bajo la cabeza de Leah y tapándola con una manta violeta de franela.

- No quiero que se asuste cuando se despierte.

- Ajá.- Dice pensativa.- Mientras tanto y ya que no tiene pinta de que lo haga pronto, andá y date una ducha queres! Estas hecho un asco.

Una lenta sonrisa maliciosa se extiende por mi rostro. Me muevo tan rápido que no se da cuenta hasta que la tengo aprisionada entre mis brazos.

- SEBASTIAAAAAN!!.- Grita con la voz amortiguada, tratando de zafarse.

Mi cabeza cae hacia atrás y me rio fuerte, no me doy cuenta del dolor hasta que un ardor repentino se propaga por mi pectoral derecho.

Un gruñido sale desde mi garganta y la suelto de golpe frotándome el lugar adolorido.

- ¿¡Me mordiste!?.- Casi grito incrédulo.

Ámbar retrocede tres pasos de mi acomodándose el cabello desordenado y pasándose las manos por el rostro.

- ¿Y ahora quien se ríe eh? Deberías ver tu cara.- dice carcajeándose antes de salir corriendo por el pasillo y encerrarse en su habitación.

Leah

IMPOSIBLE / Milena Liz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora