Capítulo 5

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Cuando volví a cerrar los ojos para tratar de apaciguar el  palpitar de mi cabeza, escuché una profunda inhalación a mi izquierda, un sonido característicamente humano, y cuando abrí los ojos y giré la cabeza me sentí bastante aliviado al reconocer la despeinada silueta de mi abuela. Estaba sentada en una silla recargada en la pared. Tenía su laptop en el regazo y los dedos sobre el teclado. Me veía. Su mirada era una mezcla de conmoción, incredulidad y deleite.
Le sonreí.
—Tommy— susurró —. Ay gracias a dios...
Y entonces, sucedió algo muy raro de verdad.
¿Como describes algo indescriptible? Es decir, ¿cómo describes algo que está más allá de la comprensión humana? ¿Cómo puedes siquiera comenzar a explicarlo? Supongo que es un poco como tratar de explicar lo que hace un murciélago para sentir lo que le rodea. El murciélago percibe el mundo a través de su sentido de ecolocación: emite un sonido y, a través del eco que éste produce, puede determinar la locación, tamaño y forma de los objetos. A pesar de que los humanos podemos entender este concepto y de que hasta podemos tratar de imaginarlo, en realidad no tenemos manera alguna de experimentarlo, y por lo tanto, nos resulta imposible describir la experiencia sensorial real.

   Lo que sucedió en mi caso fue que, cuando mire a mi abuela y ella susurró mi nombre, dentro de mi cabeza experimenté un fenómeno por completo ajeno a cualquier otra situación que hubiera vivido antes.
En pocas palabras, no pude ni digerirlo. Sólo sucedió. Me estaba sucediendo y, sin duda alguna, me estaba sucediendo a mí. Estaba sucediendo dentro de mi ....y sin embargo no había manera posible de que eso le estuviera pasando a mi persona.

Era imposible.
Pero así fue.

La mejor manera de describirlo, es la siguiente:
-Imaginen mil millones de abejas.
Imaginen el sonido de mil millones de abejas, la sensación   de mil millones de abejas. Imaginen su movimiento, su interacción, las conexiones entre ellas, su ser. Y luego traten de imaginar que esas abejas no son abejas y que esos sonidos, imágenes, y sensaciones en realidad no son sonidos, imágenes ni sensaciones en absoluto. Son algo mas. Son información. Hechos. Cosas. Son datos. Son palabras y voces, y fotografías, y números. Son ríos y ríos de ceros y unos, pero, al mismo tiempo no son nada de estas cosas... De alguna manera, esos ríos son solamente aquello con lo que se representan las cosas. Son la representación de partes constitutivas, de bloques de construcción, estructuras, partículas, ondas...son símbolos de aquello que los objetos sonY luego, si les es posible, traten de imaginar que no sólo pueden percibir todo lo relacionado con estos miles de millones de cosas que no son abejas, sino que también pueden percibir todo eso en su aspecto individual. El aspecto individual de todas esas sensaciones...percibido al mismo tiempo. Y luego imaginen que ambas sensaciones son instantáneas, continuas e inseparables.
¿Pueden imaginarlo?

Están en una cama de hospital sonriendole a su abuelita y en cuanto ella los mira y susurra su nombre: "Tommy. Ay gracias a Dios..."
Miles de millones de no-abejas cobran vida en una explosión dentro de su cabeza.

¿Se lo pueden imaginar?

Sin embargo, por otra parte, para ser mas exactos, ni siquiera duró menos de un momento. De hecho, no duró  nada. Todo sucedió fuera de los márgenes del tiempo, más allá de su existencia...como si el siempre-ahí y nunca-ahí fueran una sola cosa y exactamente lo mismo.

Aquella desconocida experiencia no me provocó dolor, pero la conmoción que me causó me hizo cerrar y apretar los ojos con mucha fuerza, y torcer el rostro como si estuviera  sufriendo un dolor espantoso. Y entonces escuché cómo mi abuela maldecía entre dientes, se levantaba trabajosamente, tiraba su computadora al piso y salía corriendo y gritando a todo pulmón...
—¡Enfermera!, ¡ENFERMERA!
—Esta bien, Abue—le dije mientras que volvia a abrir los ojos.
—Estoy bien...fue sólo que...
—Quedate recostado, Tommy — dijo, corriendo hacia mi—. Ya viene la enfermera... Sólo tranquilizante.
Se sentó en el borde de la cama y me tomo de la mano.
Le volví a sonreir.
—Estoy bien.

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