Capítulo 9: Resultados inesperados.

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Capítulo 9: Resultados inesperados.

Caí contra el piso de cerámica junto a algunos escombros, me quedé boca abajo como estaba, pero lo siguiente que me cayó encima no era escombro.

-¡Hug!-exhalé, quedándome sin aire-¡quita de encima!

-Gracias por amortiguar la caída Manazas.

Me levanté sacudiéndome el polvo y acto siguiente me doblé sujetando mi abdomen por un dolor repentino, me recompuse rápido.

-Genial, me hiciste perder el detonador... ¿puedes verlo Zap... no? Yo tampoco-dijo con tristeza.

Me olvidé de ella y miré a mi alrededor, había humo y hacía mucho calor, lo peor era que no veía por dónde habíamos caído ni por dónde escapar, estaba oscuro y el crepitar del fuego sonaba en todas partes. Mis guantes comenzaron a calentarse y me puse las gafas para que no me ardieran los ojos.

-Tenemos que salir de aquí.

-¿Y para qué nos metiste entonces, gorila?

Le dirigí una mirada de odio y le di la espalda para buscar la escalera, derribé montones de basura que tapaban el paso tratando de encontrar sentido a la habitación sin un gigantesco éxito entre el caos del ardor hasta que finalmente derribé una puerta y la encontré, la que iba de subida estaba completamente bloqueada con escombros y palos al rojo vivo, solo quedaba bajar... y no me gustaba mucho esa idea, una viga había encontrado blanco en algún desafortunado que ahora yacía carbonizado y empalado por ese camino con una mueca de espanto, no podía hacer nada por él, y más abajo se veía un resplandor cegador que expelía aire hirviendo.

Tomé la radio y dejé escapar una maldición cuando vi que estaba hecha pedazos, de todas formas apreté el comunicador.

-¿Hola, alguien me escucha... alguien?

El aparato no respondió en lo absoluto, ahí iba una oportunidad menos, podría haber llamado para que lanzasen agua a este lugar, habría tenido mejores probabilidades. En fin, solo arrojé la cosa al piso.

Regresé a la sala con la maniaca, que seguía buscando el detonador, y caminé derecho a la muralla, le di tres puñetazos hasta lograr derribarla... genial, estábamos demasiado alto para saltar a ningún lado, demasiado lejos del otro edificio al que con mala suerte no le habíamos dado el lado de la escalera de incendios, y para peor del lado que no daba a la calle, donde estaban todas las fuerzas especiales que podrían sacarnos de allí más o menos ilesas.

Me volteé para mirar a la loca en busca de opciones solo para descubrir que una vez más había vuelto a montarse en su lanzacohetes, dándome un guiño y despidiéndose con la mano, me cayeron más escombros encima y me tapé la cabeza con los brazos.

-¡No te mueras Manazas, jugaremos otro día tú, yo y Sombreritos!

No perdí el tiempo tras tomar la decisión, ella estaba a dos metros del piso cuando cargué uno de los puños y me lancé con ese impulso hacia en su dirección, agarrando el arma del otro lado como lo hacía ella.

-¡No tan rápido!

-¡Oye!

Antes de que pudiese hacer nada más salimos disparadas por el agujero que había hecho, grité ante la sorpresa... y ciertamente el pánico, mientras el cohete nos elevaba más y más sobre la ciudad, las luces brillaban muy por debajo de nosotras.

Cambios de RumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora