VI. Un pacto con el mal (Especial 1/?)

324 28 10
                                    

Retrocedí temblorosa hasta chocar con el espejo y desmoronarme en el suelo. Mi respiración era entrecortada, calientes lágrimas amenazaban con salir a borbotones, el mareo hacía que mi cabeza diera vueltas... No entendía que estaba pasando a mi alrededor, mi corazón estaba ahí, palpitando en la mano de esa persona como si aún estuviera bombeando sangre dentro de mí, pero... Ese era el problema, ya no estaba dentro de mí. Aún así, ¿por qué sigo viva entonces? Es totalmente imposible que alguien permanezca con vida sin un corazón...

-Luce sorprendida, señorita.- Dijo esa persona entre risas- No se preocupe, esto es solo un pequeño truquillo, su cuerpo no será dañado... A menos que yo lo quiera- Sonrió de nuevo.

-¡Oi viejo! Deja de jugar con la propiedad de ore-sama- La voz de Ayato logró captar mi atención.

Intenté centrar mi visión distorsionada en un punto, donde se encontraban los Sakamaki. Todos se habían levantado de sus asientos y se habían aproximado a donde me encontraba tirada con ese hombre. Cada uno llevaba una cara de enfado o fastidio distinta, y todos siguieron el ejemplo de Ayato, lo que me dejó atónita.

-¿No cree que es de mala educación tratar así a un invitado?- Dijo Reiji.

-Tsk esto está empezando a ser molesto, no puedo dormir con este espectáculo, déjela- Dijo Shuu con voz ronca por acabar de despertar.

- Una muñeca tan hermosa no debería ser ensuciada por esa persona, ¿verdad Teddy?- Kanato miró a Karlheinz con desprecio.

- Tsk no es como si me importara la chica, pero su presencia empieza a molestarme- Gruñó Subaru dirigiéndose a su padre.

- Mmm esto ha dejado de ser divertido, si Bitch-chan está así no podremos jugar juntos, fufu~ Dijo Laito con un tono melodioso.

Admito que a pesar de la confusión del momento me sentí un poco feliz por el gesto de esos chicos.

Se oyó una fuerte risa que invadió toda la habitación, provenía de aquel hombre de ojos carmesí.

- Vaya, pero que hijos tan maleducados tengo, ¿acaso no saben que no deben entrometerse en los negocios de su padre?

De repente, los ojos de esa persona tomaron un brillo extraño y los Sakamaki salieron volando disparados hacia la pared. Parecía que intentaban moverse, no obstante, al parecer había una especie de fuerza que se los impedía.

-Discúlpeme señorita Shirayuki, no suelo tener que ser tan busco, pero me gustaría poder hablar con usted sin molestas interrupciones- Sonrío mientras se puso de rodillas para quedar a mi altura, ya que yo aún estaba tirada en el suelo.

- Verá señorita, desconozco los motivos por los que ha llegado a mi mansión, eso resulta un poco frustrante ya que no me gusta que la gente me guarde secretos, así que, ¿le importaría decirme el motivo de su huida?
No me creo que una chica con un historial tan perfecto como el suyo haya decidido escaparse de casa sin razón aparente de la noche a la mañana- Me miró directamente con esos ojos tan hipnotizantes.

Yo aún estaba en shock, así que simplemente guarde silencio sin saber qué hacer o qué decir.

Él, por su parte, suspiró decepcionado.

- Oh querida... Lo siento mucho... Yo quería hacer esto por las buenas, sin embargo, parece que no me dejas otra opción.- Levantó el brazo donde tenía mi corazón, y lo puso de forma en que los dos pudiéramos vernos a los ojos, pero también a mi bombeante órgano.

MonsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora