Capítulo 5

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Luego de ver a Emily, Justin había subido a la azotea del hospital. Necesitaba calmar sus nervios y eso sólo se lograba con una cosa: un cigarro. No fumaba muy a menudo, raramente lo hacía, simplemente cuando necesitaba calmarse. No sabe cómo ni por qué fue que comenzó eso, pero no le importaba mucho. Inhaló aquel producto tóxico y luego de unos segundos dejó escapar el humo por su boca, creando círculos. Rió ante eso, era algo que le encantaba hacer.

Terminó el cigarro y lo tiró al piso, pisándolo. Se quedó mirando la vista de la ciudad desde el rascacielos donde se encontraba y suspiró pesadamente. Se dirigió lentamente hacia la puerta de la azotea para salir de allí y regresar al interior del hospital. Bajó por las escaleras, no podía acudir al ascensor, pero tampoco se lo tomó cuando llegó al séptimo piso, simplemente siguió bajando.

Llegó y fue en busca del doctor para comentarle algo, volvió y se sentó en una silla del pasillo de la sala de esperas que se encontraba frente a la habitación de Emily. Sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón cuando por el rabillo del ojo divisó a una chica que pasaba frente a él y se sentaba a una simple silla de distancia. El color pellirrojo de la chica le resultaba familiar, entonces guardó su celular y decidió hablarle.

—Así que, se ve que tienes algo aquí que te interesa demasiado —exclamó.

Ella giró su vista hacia él. —Mi novio se encuentra aquí.

Justin no creía que la chica le respondería.

—Pues, la mía también... Habitación 512 —ladeó la cabeza hacia la puerta frente a él.

—Habitación 510 —respondió ella levantando levemente la comisura derecha de sus labios y repitiendo la misma acción de Justin, pero con sus ojos.

Justin rió interiormente ante aquel gesto y dejó escapar una sonrisa, algo que no hacía últimamente. Ella simplemente se dedicó a cerrar su mochila y agarrar el vaso con su preciado café con leche. Vio que se giró un poco hacia la dirección de Justin y éste inició la conversación nuevamente.

—Soy Justin, Justin Bieber, un gusto. ¿Tú eres? —se presentó.

La chica le regaló una sonrisa. —Katherine Collingwood, pero todos me dicen Kate. Es un gusto conocerte también, Justin.

Ambos se quedaron mirando fijamente a los ojos. Justin no podía despegarse de los ojos azules de la pelirroja, quien fue la primera en correr la mirada al momento de sonrojarse unos segundos después. Él se aclaró la garganta, nervioso. "¿Qué demonios me sucede?", se preguntó en su cabeza. Había notado ese peculiar rubor por parte de Kate y sonrió a medias, le parecía muy tierno.

—Disculpa, no quería incomodarte —volvió a hablar Justin, rascándose la nuca y haciendo una mueca con sus labios.

—No hay problema —Kate pestañeó un par de veces y volvió a mirarlo, sonriéndole. Dejó su mochila bajo la silla donde se encontraba sentada y agarró la bolsa con donas, ofreciéndole a Justin—. ¿Quieres? Son donas.

—Oh, no, gracias. Come tranquila.

—Por favor, no es molestia. Además, siempre compro dos y termino comiendo menos de la mitad de la segunda —mintió Kate, riendo. Hace mucho no hablaba con alguien y Justin le parecía realmente simpático.

—¿Segura? —Justin la miró dudoso.

—Por supuesto, no están envenenadas —bromeó ella—. Anda, ten.

Justin agarró la bolsa y miró a Kate, quien le hizo un gesto con la cabeza de "Adelante". La abrió y sacó una dona con cubierta de chocolate y chispas, abrió los ojos de par en par y su boca formó una gran "o".

—¿Chocolate con chispas? ¡Son mis favoritas! —le dio un gran mordisco y Kate rió—. Lo siento, hace mucho no como una de estas —Justin se disculpó tratando de que entendiese sus palabras.

—Son mis favoritas también —asintió con una sonrisa, esas en las cuales sus ojos se achinaban—. Puedes comer las dos si quieres, yo iré a buscar algo en la máquina expendedora.

Justin tragó rápidamente y negó con la cabeza varias veces.

—No, como dices. Discúlpame —le entregó la bolsa pero Kate rechazó.

—Insisto, Justin, no es molestia. Además, vivo comiéndolas y algo de la máquina no me vendría mal —se levantó riendo—. ¿Quieres que te traiga algo para tomar? —le preguntó con suavidad, a lo que Justin asintió.

—Un simple café, vaso pequeño. Muchas gracias, Kate —respondió él algo tímido.

Ella sonrió y se fue hacia las máquinas. Justin la miró con ternura, aquella chica era dulce... Como aquellas donas deliciosas. "Mañana no me perdonaré esto" pensó al mismo tiempo que le daba otro mordisco a la dona y se relamía los labios, ésta vez degustando mejor.

Kate se encontraba frente a la máquina expendedora. Luego de echarle un vistazo a todo, marcó el código de un delicioso chocolate con maní, la envoltura tenía pinta. Agarró el dulce que cayó y luego fue hacia la máquina de café para Justin, esperó y volvió hacia donde ella y Justin se encontraban. Mientras se acercaba, vio a Justin comiendo y rió para sus adentros al mismo tiempo que sonreía levemente: parecía un niño pequeño al que le compraron su dulce favorito. Él era realmente gracioso.

Se sentó en la silla y le dio el café a Justin, él sonrió ampliamente acompañado de un "Gracias" y le dio un sorbo. Kate sacó el chocolate de su envoltorio a la vez que agarraba nuevamente su café con leche y le daba también un sorbo, dejando que aquel líquido caliente bajara por su garganta. Ambos se miraron y volvieron a sonreírse.

—Provecho —dijeron al unísono y rieron.




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¡Hoooola! Los últimos días he estado algo ausente, me dolía demasiado la cabeza y no podía concentrarme al escribir. Pero aquí les traigo un nuevo capítulo, sin falta. Sé que repito lo que sucedió en el anterior (el encuentro de Justin y Kate) pero quería contar a dónde había ido Justin y cómo fue que le habló.

No puedo creer que la fic tenga 157 lecturas y 20 votos, en verdad no puedo creerlo, ¡muchas gracias a todas! Realmente significa mucho para mi, gracias gracias gracias.

En fin, ojalá les haya gustado este capítulo. En lo personal no me gustó mucho, necesito más inspiración (?) No, hablo en serio. Voten y comenten qué les pareció. Un beso grande 


Coma {j.b} || pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora