Capitulo tres

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Una vez dentro nos cambiamos por una ropa de ejercicio. Estábamos en los vestidores, y noté una mirada encima de mí, todo el tiempo.
Miré al rededor.
No había mucho donde elegir habían dos chicos delante de mí y Louis.
Mientras esperaba otra vez esa mirada, nos topamos Louis y yo.
Siguió con su cara de "eres una mierda, los gorditos la damos"

-Oye- dijo un chico delante de mí, lo miré.
-¿Qué pasa?
-¿Me puedes guardar eso?- sacó una chocolatina y me la dio.
-¿Porqué?- lo mire extrañado
-Es que, si mi madre me lo pilla...- antes de que pudiera terminar la frase Louis agarró la chocolatina y con una sonrisa pícara dijo
-No te preocupes, ya la guardo yo- era una sonrisa de "la comeré en cuanto no me veas".
-Gracias- le agradeció infinitamente el chico y me miró con mala cara, saliendo de la conversación grupal.
Louis me miró, de sus ojos salieron pequeños destellos.
Su mirada decía muchas cosas, pero solo pude notar cierto pique por su parte y no sabía porqué.

Después de los incómodos entrenamientos y los planes de alimentación volvimos a los vestuarios. Antes notaba a Louis y su mirada instigadora.
Para ser tan bajito me daba miedo.

-¿Porqué quisiste apuntarte a esto Lou?- me miró fugazmente, el término Lou pareció molestarle -Louis- me auto corregí

-No quiero sentirme mal conmigo mismo, mi cuerpo no me gusta- lo miré desde la punta del vestuario. Ni siquiera estaba gordo, en este corto tiempo mirándolo pude observar sus remarcados omóplatos. Era perfecto. Me sonroje al minuto en el que pensé eso y saque esas ideas de mi cabeza -¿Y tú?

-Yo, pues... Estoy demasiado delgado- él no evitó reírse y de repente me sentí incómodo con mi cuerpo. Coloqué rápido mi camisa casual y me voltee para mirarlo algo enfadado.

-No me mal interpretes Harry, yo simplemente desearía tener tu cuerpo...- esas palabras se quedaron en el aire, la frase estaba aún sin terminar.

-Yo... Bueno...- reí y me sonroje, él hizo lo mismo y  siguió vistiéndose.

Después de esa incómoda conversación salimos y observamos el coche de la señora Jay, nos acercamos hablando sobre cosas triviales.
Al alcanzar el coche Louis abrió la puerta rozando mi mano la cuál iba a hacer lo mismo. Evite mirarlo, como si no hubiera pasado nada y me abrí paso para entrar al coche.
Él pareció haber hecho lo mismo, o simplemente ni se dio por enterado.

-¿Qué tal chicos?- dijo Jay ajustando el retrovisor.

-Muy bien, he aprendido a que debo dejar de tragar- dijo Louis.

-Y yo he aprendido a cuáles son las comidas que me ayudaran a subir de peso.

Jay sonrió, y arrancó el coche. Esa noche cenaríamos con ellos así que estaría preparado. La cena era en su casa.

Cuando ya estábamos todos en la mesa, con un plato puesto en la mesa frente a nosotros, cubiertos a ambos lados y pude observar a la familia conejo.

Mi mirada chocó con la de Louis, y sonreímos instintivamente. Contadas veces.

-Harry ¿lo has pasado bien?- mire a mi madre y asentí, apretando los cubiertos.

Jay llegó con un gran pollo, estaba recubierto en aceite y con lechuga debajo, sonreí al preguntarme de que servía la lechuga.

-Aquí tienen, disfruten de la cena- dijo Jay quitándose los guantes, dejándolos a un lado de la mesa y sentándose -Por favor, sírvanse.

Mi madre asintió cordialmente, como siempre y yo agarré un muslo, agarre un pedazo del muslo y lo metí en mi boca.

-Delicioso señora Jay- dije y ella me miró alegre.

Déjame amarte {Larry}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora