Cap 06

88 8 2
                                    

Hoy a volver al estudio a trabajar –Finn alcanzó su bastón para levantarse de la mesa donde habían comido la sopa en absoluto silencio.

Había sido un silencio incómodo. Un silencio lleno de conciencia. Conciencia mental y emocional. Pero, sobre todo, física. Finn aún no podía explicar por qué se sentía atraído por aquella fisioterapeuta difícil y decidida. Nunca antes se había sentido atraído por pelinegras de estatura mediana. Las mujeres respondonas nunca le habían resultado interesantes.

__________ McKinley era todas esas cosas y más. Como por ejemplo su testarudez al negarse a abandonar Mulberry Hall. Pero el hecho de que no quisiera irse no significaba que él tuviese que estar en la misma habitación que ella.

–No quiero que me molesten el resto de la tarde, pero puedes ir a buscarme cuando la cena esté lista –dijo cuando ___________ se levantó a limpiar la mesa.

–Sí, milord –se dio la vuelta para hacerle una reverencia–. Desde luego, milord.

Finn tomó aliento y la miró con desconfianza. Antes había dado por hecho que __________ no sabía nada sobre la historia de la familia Harries. No había dado muestras de haber relacionado a su familia con los duques de Stourbridge cuando habían hablado antes, ni de saber que él era un lord en realidad. En aquel momento tampoco parecía saberlo; en su expresión sólo había burla. Finn se relajó.

–Si realmente fuera un lord y hubiéramos retrocedido en el tiempo cientos de años, entonces te habría echado a la calle para que te murieras de hambre por tu insolencia.

Ella negó con la cabeza.

–Entonces tengo suerte de que la época de los señoríos feudales acabara hace tiempo.

Tal vez alguien debería haberle mencionado eso al hermano mayor de Finn. Markus no deseaba usar su título, al igual que Finn y Jack, pero era tan arrogante como se decía que habían sido sus antepasados.

–Sí, mucha suerte –convino Finn–. En cuanto a lo de la cena, creo que dijiste que una dieta sana era fundamental para mi tratamiento.

–¿Deduzco por ese comentario que tienes intención de aceptar sólo las partes del tratamiento que te convengan?

–Por supuesto.

______________ nunca había conocido a alguien como Finn Harries.

Nunca antes había deseado abofetear a un hombre al mismo tiempo que también deseaba experimentar la pasión de sus besos.

–Me temo que no funciona así.

–Tú no le temes a nada, ___________.

¡Él no tenía ni idea!

–¿En qué estás trabajando en el estudio?

–En nada que sea asunto tuyo –respondió Finn.

Parecía imposible pasar a un tema menos controvertido. El verdadero problema para Stephanie era que, incluso cuando no estaban enzarzados en una de esas irritantes conversaciones, seguía siendo muy consciente de él. Incluso sentarse y comer con él había sido una dura prueba para su autocontrol.

No había parado de mirar las manos de Finn mientras comía, recordando como esas manos le habían acariciado la espalda antes hasta despertar un fuego de deseo dentro de ella.

¡Tal vez debería marcharse después de todo! Admitir la derrota y marcharse sin más antes de verse tentada a hacer algo de lo que se arrepentiría sin duda.

No, no podía marcharse. Entre los dos, Richard y Rosalind Newman habían convertido su vida en Londres en un infierno. Simplemente se negaba a que la presencia de Finn la obligase a regresar hasta que Joey no le hubiera asegurado que esa pesadilla se había acabado.

Walls >Finn Harries y Tú< By: Lee TaimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora