La hija de Hades

Campamento mestizo.

Narra Keyla

Choque con alguien y de inmediato pedi disculpas.

-Oh no te preocupes muchachita, vienes en busca de alguien?-Me dijo una señora mirándome con cierta ternura, como si me hubiera visto desde que estaba en la cuna.

-Oh no disculpe estoy aquí esperando a un amigo, está con el Señor Burner-Dije esperando que entendiera.

Lo único que recibí fue una mueca de desagrado.

-Muchachita si quiere le puedo dar un recorrido por la academia Yancy mientras espera tal vez sea de su agrado y guste compartir con...- no término de hablar, ella quedo como en un trance y como sí algo se activará en su cabeza salió por las puertas de cristal que daban hacia las mesas de afuera, directamente a un chico que al parecer era molestado por una niña rara, en cuanto la señora salió empezó a regañar a el chavo de cabello negro, la niña se puso a llorar como sí fuera una gran víctima, agarro al muchacho del codo lo metió, ahora en vez de venir a mi dobló el pasillo ala izquierda mangoneando al muchacho todavía. Se detuvo.

-Espereme un momento muchacha tengo que atender un asunto con este muchacho rebelde-lo siguió jalando llevándoselo lejos.

Vi a ambos lados rápidamente, algo me decía que los siga.

Troté un poco y me asome por el pasillo justamente cuando la maestra y el muchacho misterioso entraban a un aula.

Camine apresurada hasta la puerta, había una ventana pequeña hecha sólo para observar a los alumnos sin que los profesores se dieran mucha cuenta, en la mera esquina y podiendo escuchar me puse a observarlos y escucharlos.

-Percy Jackson siempre buscando problemas, porque nunca puedes dejar en paz a Nancy que te pasa...- decía la maestra hasta que el la interumpio

-No le hice nada, no me puede culpar por nada!- decía sentado mientras que alzaba la voz, protestando por el. Como es la vida, siempre tienes que ver por ti. Me agrada.

-No Jackson, te quedarás en detención.....- no la escuche ya que de repente el se me quedo viendo a los ojos, esos ojos verde mar, comparados a los míos negros, son la gloria.

Fue algo shokeante lo que me paso, fue como sí estuviera en otro cuerpo, otra vida, un palacio grande viendo esos mismos ojos, mientras que abajo el mundo se debatía entre la vida y la muerte.

Regrese del trances, el se toco la cabeza, como si tuviera jaquecaal igual que yo, lo único que pude hacer fue salir corriendo por donde vine.

En verdad que eso fue lo mas extraño, la imagen estaba plasmada en mi mente, se sentía  tan real

Nos encontrábamos alas 5 de la tarde, caminando ya que al parecer  mi padre me quito la tarjeta y no pude sacar dinero, me molesta ya que solo me puso "Adiós tarjeta" en una pequeña nota.

Íbamos por la carretera, con la mochila en mis hombros, me dolían los pies a más no poder.

-Ya casi llegamos?- le pregunte

-Si en unos 20 minutos, ven entremos por aquí- me señalo y entramos.

En cuanto nos adentramos al bosque olí cosas que jamás había olido en mi vida, era como un cóctel de frutas, el aire fresco entraba por mis fosas nasales.

Estaba tan animada de que por fin casi lleguemos, se escucha el canto de los pájaros, el ruido de las ramas, la tranquilidad.

Hasta qué fue interrumpida, nada dura para siempre. Se escuchaban chillidos que podrían romper tus oídos, entré en pánico. Mientras tapaba mis oídos por culpa del dolor me caí al piso y al mismo tiempo sentí un gran olor fétido en el aire.