Dormirás

Parte 1

Sonó la alarma, y Matias estaba cansado. Ya había prevenido la hora de despertarse en repetidas oportunidades. Si, otra noche sin dormir. Vivía solo, trabajaba de tiempo completo en una farmacia y hacía años que se automedicaba con químicos que lo ayudaran a dormir. Nunca nada fue definitivo en su vida, su departamento, su trabajo e incluso sus pastillas eran parte de una marea de inseguridad que lo preocupaba, no tenía idea de lo que le deparaba el momento, estaba inestable.
Desayunó un pan negro con mermelada y un café de la maquina expendedora del pasillo del 5to B., a la izquierda de su puerta. Se puso los jeans arrugados de siempre y una remera casi limpia que encontró atrás de la cama, las medias y las zapatillas. Agarró las llaves y salió. El día no era feo, sus amigos trabajaban en la misma farmacia y los temas de conversación entre si eran escasos casi nulos. A Martín se le escapaban sonrisas por chistes o comentarios que al fin y al cabo lo mantenían donde estaba.
Su jefe, el dueño del lugar, lo había llamado para hablarle de algo importante. Entró en su oficina y lo estaba mirando de arriba a abajo. Con honestidad absoluta le preguntó si había tenido algún problema, ya que hace tiempo que no estaba bien en el trabajo y que había problemas con los clientes. Matias dijo con sencillez que no había dormido bien, pensando que su jefe pararía con las preguntas y lo mandaría devuelta a su trabajo. Pero para su sorpresa, el dueño de la farmacia le dijo que sabia de algo que hacia efecto para concebir el sueño de forma natural con unas vitaminas y otras cosas que lo podían ayudar. Como es de esperarse, el joven ya había probado todo lo que encontró y nada funcionaba. Pero preguntó de todos modos el nombre para poder buscarlo en la computadora de la farmacia, lo que le dijo su jefe fue que esa sustancia solo se conseguía en mercados negros o en lugares ilegales por así decirlo.
Que podía pasar? Matias consiguió el número del vendedor y llamó cuando estuvo en su casa, tranquilo.