Capítulo 14. "¡Le gustas idiota!"

5.5K 543 85
                                    

Arrojo al suelo mi mochila y acto seguido me deshago de mis zapatos para luego tirarme a la cama. Hoy ha sido un día bastante largo y agotador. El profesor de matemáticas nos organizó en pareja para realizar unas actividades y por desgracia me tocó con Justin. Imagínense lo que incómodo que fue para mí. O bueno, lo fue para ambos. Fue muy difícil tener que hablarle pues él estaba intentando de mantener una conversación conmigo, pero yo lo evitaba a toda costa. Sé que fui grosera con él, sin embargo, no quería hablarle. Prefiero dejar las cosas como están y olvidar todo lo que pasó, aunque no haya pasado nada.

Sólo no puedo parar de pensar en Justin.

Debo ser honesta... Extraño que me llame bee. Al principio lo odiaba porque me parecía un nombre tan estúpido y cursi, pero luego me acostumbré a que me llamara así y extraño que lo haga. Extraño que me joda cada cinco minutos. Extraño sus bromas. Extraño su risa, su sonrisa, su mirada... Extraño que me haga compañía en el receso. Lo extraño mucho, sí. Extraño a Justin y ya no puedo jodidamente negarlo. Lo sé, es una mierda. Probablemente ya no quiera hablarme porque soy la chica más grosera, insoportable y odiosa de este mundo.

Pero claro, esa nueva chica es todo un amor y tiene a todos en el instituto babeando por ella, incluyendo a Justin.

—¡La odio! —suelto un gruñido y hundo mi cara en la almohada, empezando a gritar y patalear como una niña pequeña a la cual le han quitado su juguete favorito.

—¿A quién odias, cariño?

Dejo de gritar y patalear al escuchar la voz de mi madre, no obstante, sigo con mi cara enterrada en la almohada.

—No odio a nadie, mamá —respondo.

—Entonces, ¿por qué estás maldiciendo a todos como si tuvieses el periodo?

—Probablemente lo tenga —me encojo de hombros. La cama se hunde, indicando que ni madre acaba de sentarse—. Es sólo que... no estoy de buen humor.

—¿Qué te pasa? —acaricia suavemente mi cabello—. Sabes que puedes hablar conmigo cuando quieras. Olvida que soy tu madre, imagina que soy tu amiga de toda la vida. No soy tan mala dando consejos.

Ruedo los ojos y sonrío divertida.

Esta adorable mujer también me conoce demasiado bien y no puedo mentirle acerca de lo que me pasa. Supongo que tendré que hablarle de mi triste situación y digamos que no soy muy buena hablando sobre mis sentimientos. En realidad, soy un completo asco. ¿Cómo le dices a tu madre que espantaste y heriste los sentimientos del chico más atento, tierno y amable de todo el maldito instituto? Lo más seguro es que me pegue una cachetada por estúpida. Paul no lo hizo porque nunca me pondría una mano encima, pero ganas no le faltaron.

Levanto la cabeza de la almohada y miro fijamente a mi madre quien está esperando a que diga algo.

—Creo que ya sabes... —me muerdo el labio inferior, nerviosa.

—No soy adivina —ríe—, así­ que dime.

—Me gusta un chico y recién me doy cuenta porque soy una estúpida que no lo valoró en lo absoluto, entonces a él ya le gusta otra chica que es muy sexy y toda la cosa, en pocas palabras, me reemplazó —digo muy rápido, casi quedándome sin aire.

Cierro los ojos, esperando que mi madre me grite lo idiota que es su hija.

—¿Te gusta un chico y lo dejaste ir?

—Algo así —abro los ojos y juego con los dedos de mis manos—. ¡Ya lo sé! Soy una tonta.

—Cariño, no eres una tonta —dice con voz dulce, sobando mi espalda—. Eres una idiota.

Abro mi boca y la miro indignada.

¿Mi madre acaba de llamarme idiota? ¿Qué mierda? Eso no me ayuda en nada.

—Que gran apoyo eres —digo sarcástica, dándole una fulminante mirada.

—Lo sé —sonríe orgullosa—. Ay... ¿Cómo se llama el chico? ¿Lo conozco? ¿Por qué estás tan segura de que le gusta otra?

—Se llama Justin, no lo conoces —hago una mueca—. Es demasiado obvio que le gusta otra, mamá. Ella es sexy, bonita, exótica, dulce y simpática. Le cae bien a todos en la escuela y el noventa y ocho por ciento de los chicos están babeando por ese redondo trasero, incluyendo a Justin.

Bufo y me cruzo de brazos para continuar hablando:

—Yo soy todo lo contrario a ella... Soy ordinaria, gruñona, odiosa, rubia y nada dulce.

—Eso no es cierto.

—¡Claro que lo es! —me levanto de la cama y pongo mis manos en mi cintura—. ¡Por eso Justin nunca se fijará en mí! Al principio era muy molesto conmigo pero después era tierno, atento, gracioso y me compraba pizza, incluso cuando lo trataba mal. O sea, me comparaba pizza... ¡Pizza, mamá!

Camino de un lado a otro y mi querida madre me toma por los hombros, sacudiéndome como si fuese una caja de cereal.

—¡Le gustas, idiota!

Bien, estoy impactada.

—¿Q-qué cosas dices? —titubeo—. ¡Por supuesto que no!

—¿Cómo eres tan ciega que no te das cuenta de los sentimientos de ese chico? —arquea una ceja—. Hasta un niño de cinco años se daría cuenta que el chico se muere por ti. Se alejó de ti porque heriste sus sentimientos, no porque no le gustes, tontita. Y si se acercó a la otra chica es para darte celos, créeme, los hombres hacen eso para llamar nuestra atención.

Las palabras de mamá me han dejado sin habla.

—¿Cómo estás tan segura de eso? No conoces a Justin.

—Conozco a los chicos como él —me guiña el ojo—. Tu padre era el niño más molesto de toda la escuela, pero también era muy guapo y tierno. Siempre me molestaba pero lo hacía para llamar mi atención y bueno, yo siempre lo rechazaba. Un día empezó a salir con otra chica para darme celos y lo logró. Al final, acepté salir con él y nos enamoramos.

—Pelean todos los días como si recién fueran novios —pongo los ojos en blanco.

—Pero nos amamos —sonríe como niña pequeña—. Y tenemos dos hermosos hijos juntos.

Me quedo en silencio por unos minutos, procesando todo lo que acaba de decir.

—¿Qué pasa si estás equivocada y no le gusto?

—Mi instinto de mamá oso me dice que estoy en lo correcto. Confía en mí, cariño.

Ojalá mamá tenga razón...

EminemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora