Epílogo.

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Repentinamente me siento muy nerviosa y ansiosa, y las manos me empiezan a sudar.

Hoy es el gran día.

El día que veré por primera vez a Eminem. Mi jodido ídolo. A sólo unos pocos centímetros de mí.

—¿Estás nerviosa? —pregunta Justin a mi lado.

Asiento con la cabeza sin mirarlo.

—Más de lo que creí —digo mientras observo el lugar. Hace media hora que llegamos y el estadio está a punto de explotar con tantas personas que han asistido a al concierto—. Es mi primer concierto.

—¿Hablas en serio? —asiento otra vez—. Vaya, pensé que eras una chica con más experiencia en este ámbito.

—Pues ya ves que no. Soy una novata —suelto una risita—. Me prometí a mí misma que este sería mi primer concierto.

—Has esperado mucho tiempo para este momento, ¿no?

—Sí —dejo salir un pequeño suspiro—. Y estoy aquí gracias a ti. 

Le dedico una de mis grandes sonrisas y lo tomo del rostro para darle un largo, dulce y apasionado beso. Él sonríe en medio del beso y rodea mi cintura, pegándome más a su cuerpo.

—Tendré que traerte a más conciertos para que me beses así —susurra contra mi boca.

—No me quejaría —bromeo—. ¿Sabes? Es muy lindo de tu parte.

—¿Qué cosa? —frunce ligeramente el ceño.

—Hacer esto por mí —mastico mi labio inferior, mirándolo a través de mis largas pestañas—. Es demasiado. Debiste gastar mucho dinero para comprar esas entradas...

—Mereces esto y muchísimo más —toma una de mis manos, llevándosela a la boca y besando el dorso de esta. Sonrío cálidamente y lo observo con ternura—. Ah y olvida eso del dinero. Eso es lo de menos. Yo por ti haría esto y más con tal de verte feliz.

¿Por qué es tan malditamente tierno, bello, sexy, hermoso y dulce?

Yo nunca en mi vida me he comportado tan cariñosa con alguien. Ni siquiera con mi ex novio. Es la primera vez que alguien me ablanda tanto el corazón. Justin tiene ese don especial para hacerme reír por cualquier tontería y hacerme sentir muy especial. Aún cuando no somos novios oficiales.

Sí, aún seguimos en la fase de amigos que se quieren como algo más. O bueno, ni tan amigos. Estamos saliendo.

¿Qué puedo decir? Somos lentos.

—Eres tan condenadamente lindo. No sé cómo pagártelo —agarro suavemente sus mejillas, depositando un casto beso en su nariz—. Me encantas y mucho. Lo digo en serio. Hasta podría casarme contigo si me lo pidieras ahora.

—Pensé que tus únicos esposos serían Eminem y Johnny Depp —ríe divertido—. Ya te lo dije, no tienes que agradecérmelo o devolverme el favor. Lo único que pido es que me quieras.

—Podría hacer una excepción contigo, ¿qué dices? —pregunto en broma, rodeando su cuello—. Ya tienes mi cariño y respeto, así que no sé... ¿Qué más quieres de mí?

—Mhmm... —se rasca la barbilla como si estuviese pensando en algo grande—. Podrías ser mi esclava por una semana, no sé.

Bromea y se echa a reír al ver mi cara de disgusto.

—Es broma bee, quita esa cara —habla entre risas—. Con que me quieras es más que suficiente.

—Idiota —pongo los ojos en blanco y le pego suavemente en el brazo, riéndome—. No sirves para las bromas.

EminemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora